
Geocientíficos del Centro de Geociencias de Francia, Médard Thiry y Anthony Milnes, de la Universidad de Adelaida, encontraron en las profundidades de una cueva de arenisca al sur de París, lo que podría ser el mapa tridimensional más antiguo del mundo y que data de hace 13,000 años.
El descubrimiento significa un avance clave en nuestra comprensión de las capacidades cognitivas de nuestros antepasados del Paleolítico superior, destacan los investigadores.
La cueva Ségognole 3, parte de un complejo de estructuras de arenisca en Francia que incluye más de 2,000 grabados de la Edad de Piedra, alberga este descubrimiento. Lo que hace único a este sitio es cómo los antiguos cazadores –recolectores manipularon magistralmente el suelo de arenisca para crear una representación del valle circundante.
A diferencia de otros mapas antiguos conocidos, este no es simplemente un dibujo bidimensional. Los prehistóricos que habitaron esta cueva tallaron y alisaron los suelos de piedra creando canales, cuencas y depresiones que, al llenarse con agua de lluvia, cobran vida representando ríos, deltas, estanques y colinas del paisaje exterior.
“Lo que hemos descrito no es un mapa tal y como lo entendemos hoy —con distancias, direcciones y tiempos de viaje—, sino más bien una miniatura tridimensional que representa el funcionamiento de un paisaje”, destaca Anthony Milnes a través de un comunicado de la Universidad de Adelaida.
Para nuestros ancestros, apunta el investigador, la dirección de los flujos de agua y el reconocimiento de las características del terreno eran probablemente más importantes que los conceptos modernos de distancia y tiempo. Este mapa podría haber servido para cazar, educar, contar historias o para rituales relacionados con el agua.
ANTECEDENTE
El proceso que llevó a este descubrimiento data del 2017, cuando Thiry visitó por primera vez la cueva y ya en el lugar, éste era conocido por sus grabados artísticos: dos caballos de estilo paleolítico tardío flanqueando una representación púbica femenina. Sin embargo, fue al seguir el curso del agua que fluía por estos grabados cuando los investigadores notaron algo extraordinario.
El suelo de la cueva había sido manipulado con una precisión asombrosa. Los antiguos artesanos crearon una serie de depresiones y canales que, según los investigadores, reproducen elementos del paisaje exterior: la terraza superior representa la meseta del valle, mientras que los surcos representan el río École y sus afluentes. Incluso las zonas planas de arenisca corresponden a la posición de las estribaciones locales.
El hallazgo va más allá de ser una mera representación geográfica. “Los accesorios tienen probablemente un significado mucho más profundo, mítico, relacionado con el agua”, sugiere Thiry. La presencia de una representación femenina por donde también fluye el agua sugiere una compleja comprensión de la relación entre la naturaleza y la vida.
Para poner en perspectiva la importancia del descubrimiento, antes de esto, el mapa tridimensional más antiguo conocido era una losa de roca portátil de la Edad de Bronce, creada hace apenas 3,000 años.
“La precisión del dibujo de esta red hidrográfica revela una notable capacidad de pensamiento abstracto en quienes lo dibujaron y en aquellos a quienes iba dirigido”, escriben los investigadores en su estudio publicado en el Oxford Journal of Archaeology.
Este descubrimiento no solo demuestra la capacidad de abstracción y las habilidades técnicas de nuestros antepasados, sino que también sugiere que tenían una comprensión profunda y sofisticada de su entorno, muy superior a lo que se pensaba anteriormente.
(Información de DW, Oxford Journal of Archaeology, Universidad de Adelaida, Science Alert y Arkeonews).