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Algunos compuestos utilizados para controlar plagas y vectores de enfermedades pueden interferir con estos receptores imitando la función de los estrógenos o inhibiéndolos

El cultivo de papa y los desorganizadores endocrinos

Papas 5. Terreno dedicado al cultivo de papa. (Humberto Chávez)

Recordemos que, en El Portal sobre el Dominio de las Hormonas, mencionamos que en las especies de vertebrados la reproducción requiere de el efecto de esos químicos, las hormonas. Al inicio de la estación de reproducción un incremento de 0.00000000008 gramos de estrógenos en la sangre de las hembras son suficientes para causar un cambio en su conducta y producir óvulos que pueden ser fecundados. Una cucharadita de agua pesa 0.05 gramos, por comparación. Para provocar este cambio en un animal, los estrógenos se unen a receptores especiales en células del aparato reproductor y del cerebro.

Algunos compuestos utilizados para controlar plagas y vectores de enfermedades pueden interferir con estos receptores imitando la función de los estrógenos o inhibiéndolos. El resultado final puede ser la carencia de reproducción del animal que ha consumido o tiene contacto con esos compuestos o un efecto dañino en el embrión que se está desarrollando después de la fecundación. Es por esta razón que estos compuestos plaguicidas se conocen como desorganizadores endocrinos.

La determinación en los últimos años de la presencia y cantidades de estos desorganizadores endocrinos en el hábitat de animales que ocupan los bosques de ribera en las orillas de arroyos y ríos han dado a conocer varias generalidades. Estos compuestos llegan al agua de los ríos por efecto de la lluvia; se presentan en concentraciones diferentes en las estaciones del año y las micro-cuencas que atraviesan los ríos son una buena unidad de estudio para llevar a cabo comparaciones entre localidades.

Papas. Localidad en la que se ha incrementado el cultivo de papa. (Archivo SENDAS A.C.)

Un aspecto que en años recientes ha cobrado importancia es el de la regulación del uso, gestión y manejo del agua que se presenta como un reto cada vez más importante dado el crecimiento urbano y el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas. La determinación de la presencia y las cantidades de plaguicidas desorganizadores endocrinos permite recomendar el tipo de uso al que es destinada.

En los últimos años se ha dado un incremento en el cambio de uso de suelo hacia el cultivo de papa. Este cultivo es uno de los que demanda mayor aplicación de plaguicidas al ser un producto subterráneo. En el control del nemátodo que ataca a la papa, se emplean plaguicidas organofosforados cuya persistencia en el ambiente es de unos cuantos días a algunos meses.

El trabajo de SENDAS A.C. en comunidades cercanas a Xalapa alertó sobre la necesidad de efectuar mediciones de las concentraciones de estos plaguicidas en el agua para tener un diagnóstico que permitiera generar recomendaciones para la reglamentación del uso y manejo del agua. Como parte de un proyecto de Vinculación, se aprovechó el conocimiento del personal de la ONG para definir las franjas ribereñas más adecuadas para efectuar el estudio. Se determinó la presencia y concentraciones de clorpirifos (un organofosforado) en el agua, que era el objetivo primario, pero también se cuantificó en el suelo, las plantas y peces que se cultivan en algunos sitios cercanos.

Las concentraciones de clorpirifos promedio medidas en el agua (0.0054 ng/L) se encuentran muy por debajo del límite de 30 000 ng/L dispuesto por la NOM- 127-SSA1-2021 para agua potable. También se encontró que las mismas son más altas en la época de lluvia. En el suelo, las plantas y las truchas también se midieron concentraciones de clorpirifos. Por ejemplo, en el suelo, las concentraciones son menores que las que han medido en sedimento de cuerpos de agua en otros sitios. Sin embargo, a pesar de estos valores bajos, es importante el seguimiento en el largo plazo dado el incremento en zonas que se dedican a este cultivo año con año. Esto está apoyado por el hecho de que en las plantas de la franja de ribera en las que medimos clorpirifos y que no se usan para consumo humano, las concentraciones promedio fueron de 100 µg/K. Estas concentraciones son mayores que las que regulan los vegetales consumibles (10 µg/K) y aconsejan precaución en las cantidades que puedan estar concentrándose en productos comestibles. Recordemos que 0.00000000008 gramos (0. 00008 µg)de estrógenos son suficientes para provocar cambios en la conducta y el funcionamiento de los animales.

En el último año se han incrementado las reuniones en las comunidades a las que perteneces los sitios estudiados, en las que se están discutiendo tanto las prácticas actuales de producción de alimentos cultivados, como las opciones para lograr que los mismos se produzcan con técnicas ambientalmente amigables. Los dueños de terrenos también han estado presentes y a participaciones como: “Pues ya entendí que lo que le pongo a mi cultivo es muy dañino, pero usted dígame que hago para darle de comer a mis hijos entonces”, estos valores de clorpirifos medidos permiten apoyar en las recomendaciones. Tanto sobre cómo usar el agua a lo largo del año, como en la manera de realizar las prácticas de aspersión y en la posibilidad de migrar paulatinamente al empleo de técnicas alternativas de bio-control que reduzcan efectos secundarios en los dueños de terrenos y en el ecosistema en general.

1 Biología y Conservación de Vertebrados

2 SENDAS A.C.

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