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Fueron los mejor evaluados en una encuesta internacional · Los hallazgos sugieren que se deben hacer más investigaciones

Cannabis y psicodélicos, prometedores en tratamiento de desórdenes alimenticios

Hongos alucinógenos Investigadores de la Iniciativa Lambert lanzarán próximamente un ensayo clínico con psilocibina para el tratamiento de la anorexia nerviosa. (Gaceta UNAM)

Una encuesta internacional pionera realizada a personas con trastornos alimentarios ha revelado que el cannabis y los psicodélicos, como los hongos alucinógenos o el LSD, fueron los que mejor evaluaron el alivio de los síntomas entre los encuestados que se automedicaron con fármacos sin receta. Los fármacos peor valorados fueron el alcohol, el tabaco, la nicotina y la cocaína.

Los fármacos con receta, como los antidepresivos, generalmente no obtuvieron una buena calificación para tratar los síntomas de los trastornos alimentarios, pero sí obtuvieron una calificación positiva por sus efectos sobre la salud mental general.

Estos son los resultados de una investigación, dirigida por la estudiante de doctorado Sarah-Catherine Rodan, de la Iniciativa Lambert para la Terapia con Cannabinoides de la Universidad de Sídney, que se publica en JAMA Network Open.

“Nuestros resultados proporcionan información importante sobre las experiencias vividas por las personas con trastornos alimentarios y su consumo de drogas, lo que destaca vías prometedoras para futuras investigaciones sobre tratamientos”, señaló Rodan.

Los hallazgos sugieren que se deben realizar más investigaciones, incluyendo ensayos clínicos a gran escala, sobre los efectos beneficiosos del cannabis y los psicodélicos para las personas con trastornos alimentarios. Investigadores de la Iniciativa Lambert lanzarán próximamente un ensayo clínico con psilocibina para el tratamiento de la anorexia nerviosa, en colaboración con el Instituto Inside Out de la Universidad de Sídney.

ALCANCE Y RESPUESTAS DE LA ENCUESTA.

El estudio analizó las respuestas de más de 7600 participantes autoasignados en 83 países, lo que la convierte en la encuesta más completa jamás realizada sobre este tema.

La investigación se centró en cómo las personas con diferentes tipos de trastornos alimentarios utilizan medicamentos con y sin receta, y cómo perciben los efectos de estas sustancias en su salud mental y los síntomas de los trastornos alimentarios.

Las principales categorías de trastornos alimentarios estuvieron bien representadas en la encuesta: anorexia nerviosa (40%); bulimia nerviosa (19%); trastorno por atracón (11%); y trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (ARFID) (9%). Aproximadamente un tercio de los encuestados no había recibido un diagnóstico formal de trastorno alimentario, pero autoinformaron que padecían un trastorno alimentario que les causaba angustia.

Las afecciones mentales comórbidas, que suelen presentarse en estas poblaciones, Se reportaron con frecuencia trastornos como depresión (65%), trastorno de ansiedad generalizada (55%), TDAH (33%), drogodependencia (15%) y alcoholismo (9%).

Los encuestados fueron predominantemente mujeres (94%), la mayoría de países de habla inglesa, como Australia (30%), Reino Unido (21,3%) y Estados Unidos (18%).

Los resultados revelaron que los pacientes con trastornos alimentarios presentan tasas altas de consumo de cannabis y psicodélicos en comparación con la población general y valoran positivamente sus efectos en cuanto al manejo de los síntomas. Cabe destacar que el cannabis recibió una alta calificación entre los encuestados con trastornos alimentarios restrictivos, como anorexia y trastorno alimentario restrictivo por atracón (TAR), probablemente porque realza el valor gratificante de la comida, abordando un problema central en estos trastornos.

MEDICAMENTOS COMÚNES.

Por el contrario, los estimulantes recetados, como la lisdexanfetamina, que tienen fuertes efectos supresores del apetito y a veces se recetan para el trastorno alimentario por atracón (TA), recibieron una calificación positiva entre las personas con TA, pero una calificación negativa entre quienes presentan trastornos restrictivos.

Los psicodélicos, que los encuestados suelen consumir solo una o dos veces al año, reportaron notables beneficios duraderos, lo que respalda investigaciones recientes que demuestran su potencial terapéutico en el tratamiento de afecciones como la depresión y la ansiedad. Por el contrario, los medicamentos comúnmente recetados, como los antidepresivos, que suelen tomarse a diario, se calificaron generalmente como relativamente ineficaces para reducir los síntomas de la disfunción eréctil, pero se reconoció ampliamente que ayudan a mejorar la salud mental en general.

La encuesta también reveló que drogas como el alcohol, la nicotina y la cocaína, aunque de uso bastante extendido, tuvieron consecuencias negativas en los síntomas de los trastornos alimentarios y la salud mental en general.

“Estos hallazgos ponen de relieve un patrón importante: los medicamentos tradicionales a menudo no son suficientes para tratar directamente los trastornos alimentarios, mientras que muchas personas se automedican con sustancias que perciben como beneficiosas”, añadió Rodan. “Esto subraya la urgente necesidad de investigar mejor estas sustancias en ensayos clínicos rigurosamente controlados”.

ENSAYOS CLÍNICOS.

Los conocimientos adquiridos en este estudio ya han impulsado nuevas iniciativas de investigación. La Iniciativa Lambert, en colaboración con el Instituto Inside Out de la Universidad de Sídney, se prepara para lanzar un ensayo clínico con psilocibina para el tratamiento de la anorexia nerviosa. Además, está a punto de finalizar un estudio piloto que examina el potencial terapéutico del cannabidiol (CBD), componente no intoxicante del cannabis, para el tratamiento de la anorexia grave en jóvenes.

El profesor Iain McGregor, autor principal de este artículo y director académico de la Iniciativa Lambert, afirmó: “Esta investigación sugiere que el cannabis y los psicodélicos son muy prometedores para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen trastornos alimentarios. Esto es especialmente relevante dado que las opciones farmacológicas actuales para estos pacientes son muy limitadas y los tratamientos actuales”.

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