
Un pasatiempo popular en casi todo el mundo es la acuariofilia; la posesión y el mantenimiento de acuarios para uso ornamental. Dicha afición resulta de particular interés para aquellas personas que se ven maravilladas al observar y/o cultivar distintas especies carismáticas, generalmente de peces. Sin embargo, a pesar del atractivo y la riqueza cultural detrás de esta afición, su práctica abre la posibilidad de un escenario que trae consigo una catástrofe ecológica: La introducción de especies fuera de su ecosistema nativo.
El riesgo más casual se encuentra del lado de quienes compramos y tenemos peces sin una planeación adecuada, y cuando no podemos continuar con el mantenimiento de estas mascotas, es momento de pensar qué hacer con ellas. En esta toma de decisiones, algunas personas pueden pensar de manera errónea (aunque quizá bien intencionada), que una opción adecuada es “liberar” a esas mascotas en un río o lago cercano. No obstante, las especies más popularizadas en acuarismo, suelen ser organismos no nativos, por lo que su liberación en nuevos ambientes hace que, de prosperar, estos animales puedan desplazar o depredar a especies locales, e incluso, transmitirles enfermedades o parásitos.
Existe un riesgo menos evidente, y es que, aunque nos comportemos como propietarios responsables, y los peces que tengamos no los liberemos, es posible que los productores dedicados a la crianza, mantenimiento y venta de peces, terminen contribuyendo accidentalmente a la introducción de estas especies a través de fugas o incidentes provocados, a menudo, por errores humanos. Lo cual de nueva cuenta nos lleva a una potencial invasión. Desgraciadamente esto no es un escenario hipotético, sino una situación problemática que ha ocurrido numerosas veces en México y en el mundo.
Probablemente has escuchado sobre el “pez diablo”, que ha invadido distintos lagos y ríos de México. Estos peces, nativos de Sudamérica, se crían en cautiverio para su venta en acuarios, con un nombre mucho más inocente: “limpia peceras”. Al ser una especie exótica, no tienen depredadores locales, además, modifican el hábitat mediante sus hábitos alimenticios y reproductivos; suelen arrasar con los fondos acuáticos debido a que anidan realizando cavidades profundas, afectando así los sedimentos, ingiriendo algas e incluso huevos de peces nativos. El ejemplo anterior es con un pez adquirido de una zona geográfica muy lejana; sin embargo, la distancia no es una regla tan estricta para causar problemas por la introducción de especies.
Cada río, lago, laguna e incluso cuenca tiene sus especies únicas y locales. A veces, aunque se trate de cuerpos de agua aparentemente muy cercanos, las especies de estos sitios pueden ser completamente distintas, por lo que llevar peces de un sitio a otro puede suponer cambios importantes. A este fenómeno, de introducir especies desde sistemas ecológicos vecinos, se le denomina translocación, y en México existe un ejemplo poco conocido.
El guatopote manchado (Pseudoxiphophorus bimaculatus), es un pez de agua dulce, pariente de los guppies y espadas, nativo en la vertiente atlántica de México. Sin embargo, esta especie ha tenido múltiples introducciones a la vertiente del Pacífico y centro de México en los últimos 30 años. La consecuencia de esta acción ha sido el desplazamiento de especies nativas y en peligro de extinción, y aunque esta especie no es particularmente atractiva para la acuariofilia, se ha introducido en diversos sitios. Se piensa que hay dos posibles motivos de su translocación; de forma voluntaria; ya que se utiliza como alimento para otras especies de aprovechamiento, y por otra parte, de manera incidental, ya que tiende a colarse durante la captura y el manejo de especies de peces destinados al consumo humano, como es el caso de las tilapias.
Los efectos de la translocación del guatopote manchado aún no están del todo documentados, sin embargo, existen investigaciones y experiencias en distintos lugares donde se les puede señalar como responsables de la desaparición de especies locales debido a la facilidad con la que esta especie prolifera. También existe el riesgo de que, junto con el pez, se estén introduciendo patógenos en los nuevos ambientes a donde van. En este pez, se ha registrado la presencia de múltiples parásitos, como los gusanos Gyrodactylus. Los cuales podrían representar un riesgo latente relacionado a pérdidas económicas en acuicultura y de biodiversidad en los ecosistemas.
Cada especie tiene su lugar y función en su propio ecosistema, donde sus ancestros se han adaptado por miles de años. Ahora que conoces algunos de los efectos de la translocación de especies; no liberes organismos en cualquier sitio, y averigua, en medida de lo posible, de dónde traen y cómo se crían aquellos peces que compres.
Referencias
Ayala-Pérez, L. A., Vega-Rodríguez, B. I., y González-Greicy, J. 2015. El pez diablo en México guía para administradores y usuarios de recursos pesqueros. México Universidad Autónoma Metropolitana.
García-Vásquez, A., Razo-Mendivil, U., y Rubio-Godoy, M. 2017. Triple trouble? Invasive poeciliid fishes carry the introduced tilapia pathogen Gyrodactylus cichlidarum in the Mexican highlands. Veterinary parasitology, 235, 37-40.
Gomez‐Maldonado, S., Calleros, A., Salazar‐Rueda, I., y Camacho‐Cervantes, M. 2023. The invasive twospot livebearer’s biology, and its current and potential global distribution. Journal of Fish Biology, 103(5), 854-863.
Autores
Ismael Edoardo Sánchez González1, Miguel Calixto Rojas2, Miguel Rubio Godoy3, Juan J. Barrios Gutiérrez4 y Carlos D. Pinacho Pinacho5
1Maestría en Ciencias, Posgrado Instituto de Ecología, A.C., Red de Estudios Moleculares Avanzados.
2Posdoctorado Secihti, Instituto de Ecología, A.C., Red de Estudios Moleculares Avanzados.
3Instituto de Ecología, A.C., Red de Biología Evolutiva.
4Doctorado en Ciencias, Posgrado Instituto de Ecología, A.C., Red de Estudios Moleculares Avanzados.
5Investigador por México, Secihti, Instituto de Ecología A.C., Red de Estudios Moleculares Avanzados.