
Cuando no hay una explicación para la ausencia de alguien, se produce un enorme perturbación y cuestionamientos sobre si es voluntario, si fue un accidente, si la persona fue sustraída, si le quitaron la vida…
Al escuchar el planteamiento sobre una literatura latinoamericana que gira sobre la ausencia como leitmotiv, la bióloga y escritora, así como Premio Crónica, Mónica Lavín coincide en que durante los últimos años han abundado reflexiones literarias en torno a este tema en distintos frentes: el desaparecido, la ausencia del poder estatal, etcétera.
“Creo que este tema flota, creo que hay ausencia de utopías también, hay ausencia de un rumbo y como escritora no puedo ser ajena a la realidad que es como una nube a nuestro alrededor y en este país vivimos la ausencia, la desaparición constante como noticia… ¿qué puede haber más doloroso que una madre buscando porque se necesita una explicación? Se necesita saber”, considera.
“Sin quererme meter en esto, creo que ahí está y permea y busca salida en la escritura de otra manera”, aventura sobre su reciente novela, que se titula precisamente “La ausencia” (Planeta, 2025)
La novela se sitúa en 1941, cuando Carson McCullers, Katherine Anne Porter y Eudora Welty, tres figuras icónicas de la literatura estadounidense, coincidieron en una casa victoriana, sede de una residencia artística. Un día, mientras nadaban en el lago de la propiedad, fueron testigas de la misteriosa desaparición de una joven autora llamada Beth.
A partir de ese momento, ninguna pudo dejar de pensar en su ausencia y ese enigma marcó sus vidas para siempre.
Su historia nos la cuenta Lavinia Melín, una escritora del presente que se ha quedado sin ideas y que busca inspiración, pero en el proceso se adentra tanto en la historia que, realidad y ficción se difuminan hasta el punto de hacerla dudar quién es.
– ¿Qué relación pueden tener estas autoras, que no son de esta época ni de estas preocupaciones, pero que están marcadas por esa especie de trauma que sucede cuando alguien está y después ya no está?
“Y de alguna forma están ausentes, como personas, su obra está, pero ellas ya están ausentes y esto es un poco traerlas vivas en la novela… eran autoras, pero ahora son personajes”, reflexiona Lavín antes de responder que le interesaba observar cómo actúan estas escritoras frente un hecho así.
“Ya desde la escritura es como si pudieras observarlo y -esto no lo había pensado, lo estoy pensando ahora- a lo mejor nos habita una culpa social a todos, porque pasan estas cosas, porque no podemos hacer nada, porque somos impotentes, tampoco las podemos evitar y también nos dan miedo”, ahonda.
Mientras piensa en voz alta, el tema flota como un estado de las cosas y Mónica Lavín apunta que seguramente es así como se mete en la búsqueda de historias.
“No es consciente, esto no es algo que pensé antes, pero todo escritor está inmerso en su realidad, aunque haga una novela que ocurre en otra época”, subraya.
Agrega que a ella le interesa la manera en que sobrevivimos, nos hacemos un espacio, nos movemos, tratamos de conservar cierta dignidad y cierto propósito.
“Y yo creo que la literatura está observando. En el momento del Premio [Crónica] dije que es como un instrumento óptico para observar, para tratar de comprender, es siempre un aparato de comprensión, aunque no de una respuesta es un acercamiento a procederes y maneras de entender la realidad”, invita.

COSA DE FICCIÓN.
Esta novela apuesta por el absurdo y sentido del humor, como una forma de juego que la autora sintió necesario para abordar temas que la aquejan actualmente, como el paso del tiempo y su propia edad, sobre los cuales se rebela al reírse de ellos y explorarlos literariamente.
Asimismo, ficción y realidad se mezclan de modo que el lector no sepa qué cosas puede verificar y hasta qué punto.
Como ejemplo, una persona curtida de ficciones históricas podría notar algunas fechas que no cuadran con la vida real. Al comentarlo, Mónica Lavín toma un ejemplar de su libro y busca la referencia indicada. Hablamos un poco, off the record, y de vuelta a la entrevista me dice:
“Va a haber otras ediciones, queremos pensar, pero esto es un juego para que no sepan si es ficción o realidad o si estoy jugando con el tiempo también de sus propias vidas, que produzca eso que está desde el principio de la novela: el misterio y no saber si realmente desapareció, existió”.
LAS ESCRITORAS.
Recientemente, el director del Fondo de Cultura Económica hizo un desafortunado comentario –como casi no le pasa– al responder una pregunta delicada sobre la falta de paridad de género en la Colección 25 para el 25.
Ante esta aseveración se manifestaron escritoras, editoras, activistas y lectoras quienes interpretaron la respuesta de Paco Ignacio Taibo II como una implicación de que no existe suficiente literatura escrita por mujeres de calidad para lograr la equidad en una colección.
Entre las respuestas de las mujeres circuló una carta firmada por la propia Mónica Lavín, entre otras autoras.
“Creo que fue muy torpe el comentario y que da lugar a que se entienda que él piensa que no hay suficiente obra buena de las mujeres como para haber hecho un catálogo con paridad”, comienza su opinión al respecto, aunque rápidamente aclara que ella no está de acuerdo con las cuotas de género en la creación literaria, pues un concurso siempre lo gana “él o ella”, lo gana la obra.
“Yo nunca querría saber que yo estoy ahí por paridad, yo estoy ahí porque vale la pena lo que hago”, manifiesta.
“El jurado sí tiene que ser un jurado mixto y lo de cuotas de género nos ha hecho reflexionar qué tan poco atendida ha sido la presencia de mujeres en todo el panorama literario: en la crítica, en las direcciones. Yo creo que Paco Ignacio ni siquiera se dio cuenta que su catálogo tenía pocas mujeres hasta que salió a la luz y eso pone en evidencia que no es una reflexión que haya atendido la demanda de nuestros tiempos, no está escuchando cómo tiene que funcionar ahora”, elabora.
En el contexto de su reciente novela, donde las protagonistas son escritoras, Mónica Lavín observa que en el mundo anglosajón las mujeres tuvieron un reconocimiento y un espacio que no fue problemático para publicar o ser reconocidas.
Si bien también tuvieron que luchar con su círculo social o convenciones de lo que correspondía que fueran como mujeres, no batallaron tanto con la escena literaria de su tradición para ser atendidas.
“Era algo que me llamaba la atención, el mundo en el que se movieron y cómo lo pudieron habitar, tener un lugar y cómo lo siguen teniendo. Y aquí el escenario es otro. Ha costado mucho más que las mujeres a principios del siglo XX decidieran ser escritoras, dejar otras cosas y jugársela también, ha sido otro el camino”, opina.
Por eso, aunque no cree en la cuota de género a rajatabla, sí le parece importante hacer una visibilización reflexionada.
“Debe haber un consejo editorial en el Fondo de Cultura Económica que se preocupe y ocupe de ello, para llegar a decisiones que puedan ser argumentadas en el tiempo que estamos viviendo”, señala y hace un llamado para que haya presencia de mujer en los catálogos de los libros gratuitos.
“No hay que olvidar que el propósito es formar lectores, pero en esta época hay que poner atención a que haya representación de mujeres de calidad, que sí las hay”, destaca.
Además, Mónica Lavín conoce Paco Ignacio Taibo II desde hace muchos años y concede que tiene una forma de expresarse que podría ser en privado como persona, pero no como funcionario público.
“Tiene que ser mucho más cuidadoso, no creo que piense que todas las mujeres escriben algo horrible, desde luego que eso no fue lo que dijo, pero hay que trabajar el tema de visibilización de las mujeres y que tengamos un lugar no por paridad, sino porque lo nuestro sea mirado, atendido y tenga la calidad la calidad suficiente”.
Próximamente, el sábado 8 de noviembre a la 1pm, la escritora presentará “La ausencia” (Planeta, 2025) en la 3ra Feria Biblioteca Pública A.C. Asimismo, el lunes 01 de diciembre a las 17:30, Mónica Lavín presentará este libro junto a Pedro Ángel Palou.