El poeta náhuatl Juan Hernández Ramírez se encuentra sentado frente a su máquina, trabajando en un poema, cuando toma la llamada de Crónica para hablar sobre su participación en “La voluntad de la Tierra. Poemas en Lenguas Originarias que se alzan en 22 voces” (UNAM- Instituto Cervantes, 2024).
“Para mí la palabra es muy importante, sin la palabra no tendríamos comunicación hacia los lados o hacia el frente, con nuestra familia, con nuestros hijos, hermanos, con toda la sociedad. La palabra para mí engloba todo el conocimiento”, comenta.
Desde su hogar en la huasteca veracruzana, el poeta destaca que nuestra comunicación es posible gracias a la palabra, que contiene una visión propia de nuestro mundo.
“Cuando voy a mi pueblo me comunico en náhuatl y este lenguaje encierra todo el sentimiento, el conocimiento de esta cultura a la que pertenezco, que es la cultura mexicana”, opina.
En tanto que observador bilingüe de la cultura mexicana, Juan Hernández Ramírez constata que hay cosas que simplemente no se pueden traducir, por una cuestión casi que de sentimiento.
Por ejemplo, ‘Xóchitl’ significa ‘Flor’, pero al poeta le parece que en náhuatl la palabra va más allá de la flor como la nombramos en español.
“No sé, hay un sentimiento más profundo. Aunque la poesía en la lengua que se escriba debe ser universal, por eso tratamos de que la traducción sea vista y sentida de manera más amplia cuando se traduce al español”, ahonda.
Toda su obra está escrita en náhuatl y traducida al español, incluso lo que intentaba escribir cuando tomó la llamada telefónica es un ejercicio por partes pues primero hay que escribir el poema y luego traducirlo.
“La fortuna que tuve yo es que mi padre habla náhuatl y mi madre hablaba el náhuatl y el español, entonces aprendí simultáneamente estas 2 lenguas y se me facilitó un tanto la traducción”, considera.
-¿Y en qué idioma sueñas?
“A veces son en náhuatl y a veces son en español. Estoy platicando con mi padre o con mi abuela -la que conocí- y a veces estoy platicando con mi madre en español y es chistoso porque pues soñar en náhuatl no es lo mismo que soñar en español”.
-¿Cómo es diferente?
“Es difícil explicar … platicar en náhuatl, al otro día, al amanecer se pregunta uno…hablamos sobre lo que encierra esta lengua, no podemos hablar de otras cosas que el lenguaje desconoce”, intenta responder.
Mientras que al soñar en náhuatl el poeta y sus apariciones oníricas hablan sobre el conocimiento que tiene el lenguaje, como es la milpa, los caminos, el agua, la lluvia, lo que vamos a comer hoy o mañana, “lo más cercano a la lengua”; en español, en cambio, sus conversaciones pueden ser sobre pintura o literatura o sobre temas que considera que caben en el conocimiento de esta lengua (como las fábricas y la ciencia de cohetes). “Para mí es difícil explicar estas cosas”, agrega con seriedad.
Además de ser escritor y traductor, quien anteriormente se ha dedicado también al rescate y difusión cultural del náhuatl y hñähñu, Juan Hernández Ramírez se considera a sí mismo un campesino.
“Estas conversaciones me lastiman mucho porque soy malo, malo para los discursos. Prefiero estar escondido aquí en mi cuartito y estar escribiendo porque la imaginación es grande. El otro proyecto es sembrar, tengo una parcelita chiquita y estoy sembrando cacao y café”, continúa.
ANTOLOGIA
Lo que al poeta Juan Hernández Ramírez le causa alegría de nuestra conversación es el motivo: “que la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Cervantes hicieran una antología de lenguas originarias de América Latina, porque las culturas originarias han sido un tanto marginadas, olvidadas y qué bueno que una Universidad nos tome en cuenta para decir lo poco o mucho que sabemos sobre nuestra cultura”.
“Qué bueno que estas lenguas no sólo las conozca México, sino el mundo entero”, celebra y pide que estos esfuerzos continúen por parte de instituciones académicas y culturales, de difusión de toda índole.
“Que las grandes escuelas tomen en cuenta, que nos ayuden a expandir la presencia de nuestras lenguas y nuestras culturas originarias. Eso es lo que pido, que no muera esta diversidad porque seguimos estando olvidados y marginados los pueblos originarios”, añade.
Respecto de su participación en la antología, con el poema “Tlixiktli iachka” (traducido como “Junto al fuego”) Juan Hernández Ramírez relata que la invitación comenzó con otro proyecto, cuando lo llamaron para traducir el poema “Grito hacia Roma” de Federico García Lorca.
“Y ya después me dijeron que si podía enviar dos o tres poemas, no me dijeron exactamente para qué, pero dije voy a escribir dos o tres poemas, y los envié. Finalmente ya cerca de la Feria del Libro de Guadalajara me dijeron que si quería ir a leer el poema de García Lorca y ya dentro de la feria me dijeron que íbamos a participar también leyendo el poema que se antologa en La Voluntad de la Tierra”, comparte sobre su experiencia.
“Francamente, hay muchos poetas indígenas que creo yo que tienen mayor mérito y me sorprendió bastante. Me dio muchísimo gusto que fuera la UNAM quien editara esta antología”.
¿QUÉ ES LA POESÍA PARA JUAN HERNÁNDEZ?
“Es una es una pregunta que se ha hecho muchísimas veces …para mí la poesía tiene muchos caminos, en primera, la poesía ennoblece al ser humano. Lo hace más sensible, quien lee poesía creo que se siente más cercano hacia la humanidad. La poesía sensibiliza y nos hace más humanos”, apunta.
El poeta es licenciado en Educación Media con especialidad en Lengua y Literatura Españolas. Ha publicado varios libros de poesía y de acuerdo con su semblanza en “La Voluntad de la Tierra”, su obra ha sido traducida al italiano, inglés, serbio, portugués, francés y chino mandarín. Ha recibido distintos reconocimientos como la presea “Poeta Alberto Barragán Degollado” (2018), la medalla “Adolfo Ruiz Cortines” (2018) y el homenaje por su actividad como poeta náhuatl en el Palacio de Bellas Artes (2024).