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El 15 de mayo de 1990, Retrato del Dr. Gachet de Vincent van Gogh rompió récords cuando fue subastado en Christie’s de Nueva York por 82.5 mdd. Pintado en junio de 1890, pocas semanas antes del suicidio del artista, este cuadro no solo captura la melancolía de su tiempo, sino que también esconde una historia de pérdida e incertidumbre en el mundo del arte.
Una imagen de melancolía y fragilidad
La pintura fue realizada durante la última etapa de Van Gogh, cuando el artista se encontraba en Auvers-sur-Oise bajo el cuidado del doctor Paul-Ferdinand Gachet, un médico especializado en desórdenes nerviosos.
En el retrato, el doctor aparece con el semblante apoyado en su brazo, irradiando tristeza y desesperación. “Tenía que pintarlo así para transmitir la pasión y el dolor de nuestra época”, escribió Van Gogh a su amigo Paul Gauguin.
Esta obra refleja tanto la fragilidad del doctor como la del propio Van Gogh, quien se encontraba en uno de los momentos más productivos de su vida, pintando obras icónicas como El trigo con cuervos y La iglesia de Auvers.
Un camino marcado por el olvido y la polémica
Tras el suicidio del pintor, el Retrato del Dr. Gachet pasó a manos de su hermano Theo y luego a su cuñada, quien lo vendió en 1897 por 300 francos. La obra continuó su viaje, pasando por coleccionistas alemanes y sobreviviendo al régimen nazi, que catalogó las pinturas de Van Gogh como “arte degenerado”.
En 1937, los nazis confiscaron la obra y la vendieron, iniciando un largo periplo que la llevó de Berlín a Ámsterdam y, finalmente, a Nueva York. Durante décadas, el retrato fue exhibido en el Museo Metropolitano de Arte, donde cautivó a miles de visitantes.
La desaparición de una obra icónica
La subasta en Christie’s de 1990 marcó su última aparición pública. El comprador japonés, un magnate del papel, murió poco después en medio de un escándalo financiero y su colección fue liquidada.
En 1998, Retrato del Dr. Gachet fue vendido de forma privada a un propietario desconocido. Desde entonces, su paradero es uno de los grandes misterios del arte.
Algunos expertos sospechan que la obra se encuentra en una colección privada de una familia europea, protegida del ojo público.
“¿Tienen los coleccionistas responsabilidad de compartir estas obras con el mundo?”, se preguntan críticos y curadores, conscientes de la creciente brecha entre los museos y las fortunas privadas que acaparan las grandes piezas del arte (con información de The New York Times).