Cultura

Tiempo y espacio aparecen descompuestos mientras las voces de los muertos coexisten en un espacio, añade Gerardo Herrera Corral. Están los ausentes y la melancolía los vuelve presentes, los revive. Son los muertos que viven y se pelean y nos inquietan y nos asedian, agrega Roger Bartra

“Pedro Páramo” o donde el tiempo está casi ligado a la muerte y no termina al extinguirse la vida

Novela
70 años Fotograma de la película “Pedro Páramo”, de 1967. Dirigida por Carlos Velo. Guion de Manuel Barbachano Ponce, Carlos Fuentes y Carlos Velo. (Archivo)

“Pedro Páramo” se publicó el 19 de marzo de 1955 y este miércoles se cumplen 70 años de esta novela “inagotable”, cuya acción no está en este mundo ni espacio ni tiempo conocidos, sino como dice el doctor en física, Gerardo Herrera Corral: “hace pedazos el tiempo y el espacio o incluso podemos decir que en la novela el tiempo casi está ligado a la muerte”.

Otra explicación de este espacio y tiempo diferentes, es la reflexión del sociólogo Roger Bartra, quien señala que la obra de Juan Rulfo es esencialmente melancolía: ese sentimiento por la pérdida de un familiar o ser amado. “Están ausentes y la melancolía los vuelve presentes, los revive. Son los muertos que viven y se pelean y nos inquietan y nos asedian”.

Espacio, tiempo y muerte son los temas que desarrollan los dos Premio Crónica y comparten en esta efeméride por los 70 años de la primera edición de “Pedro Páramo”, novela que dio otra vuelta de tuerca, usando el título de la novela de Henry James, a la literatura latinoamericana y se ensanchara para ser una de las referencias de las letras mundiales.

Gerardo Herrera Corral, ¿qué significa el tiempo en Pedro Páramo, que desaparece para el humano con la muerte?

El tiempo en la novela de Juan Rulfo está casi ligado a la muerte, porque no desaparece con la muerte. En la historia uno puede ver que los muertos hablan y cuentan sus historias y rompen barreras entre el tiempo de los vivos y los muertos. Hay una convivencia y, de alguna manera, una percepción del tiempo que nos trasciende, que trasciende lo humano, creo que por ahí va esa es la relación. Esta relación de la muerte con el tiempo, ahora que mencionas particularmente a la muerte, si el tiempo desaparece con la muerte, con Rulfo no, el tiempo está casi ligado a la muerte.

Y otra cosa importante, en términos de la Física, cuál es el espacio que habita Pedro Páramo, el de los sueños, el de la imaginación, el de un inframundo de nostalgia para recordar a nuestros muertos.

Efectivamente, hay una gran cantidad de detalles en esas categorías, digamos, físicas. Y si hablo como físico del espacio y del tiempo, sabemos que la novela se desarrolla en México, en una región particular donde la Revolución tuvo un impacto importante, donde la Guerra Cristera tuvo un impacto a principios de siglo XX

Hay alusiones claras al tiempo, eran tiempos de la canícula, dice, por ejemplo, para referirse probablemente a agosto, cuando maduraban las uvas. Por ello, tenemos más o menos una claridad del espacio y de los tiempos en los que se desarrolla, pero al romper la linealidad cronológica, la secuencia cronológica del tiempo, pues también del espacio se hace un poco pedazos, y esto ocurre mucho en el relato.

Y en términos de ciencia, ¿esto sería posible?

Lo buscaría explicar por lo que sí es un hecho en la Física y es la concepción del tiempo en la Teoría de la Relatividad, en las nuevas teorías o en la mecánica cuántica.

En la Teoría de la Relatividad tenemos una concepción del tiempo, que sí veo de alguna manera reflejada en el relato. Y es curioso cómo las concepciones científicas de alguna manera permean en el arte. Mucho se ha dicho, por ejemplo, de cómo la quinta dimensión permeó en la pintura de Picasso.

Para la quinta dimensión y el cubismo, Pablo trataba de mostrar todo en una pintura, todas las dimensiones, mucho se ha dicho de la persistencia de la memoria de Salvador Dalí, donde reflejó cómo el tiempo era plástico.

Los artistas en todas las áreas plásticas o narrativas, de alguna manera, se impregnan de las ideas de la Física y eso se ve en “Pedro Páramo”, porque el tiempo y el espacio aparecen completamente descompuestos, hay un efecto de simultaneidad de los eventos históricos, las voces de los muertos coexisten, el espacio que no tiene tiempo ocurre en “Pedro Páramo”.

Los muertos están coexistiendo en el espacio, pero no en el tiempo, porque están hablando voces: En “Pedro Páramo” son dos narradores, está Juan Preciado contando una historia y Pedro Páramo mismo como una voz omnisciente que cuenta su historia. Y conviven, coexisten.

En la Teoría de la Relatividad algo que aprendimos del tiempo, es que no existe un tiempo absoluto, aprendimos que el tiempo es subjetivo, esto quiere decir que el tiempo está relacionado con el individuo, cada uno de nosotros tiene un tiempo que depende de nuestra posición y de nuestro movimiento.

Si me encuentro en el quinto piso de un edificio, tengo un reloj que no corre a la misma velocidad que mi vecino que vive en el primer piso, él tiene un reloj que corre distinto al mío, eso lo sabemos, es un hecho físico, eso no es una especulación, eso lo sabemos y está montado y está medido.

Si estoy caminando al supermercado en una dirección y me encuentro una persona que viene en la dirección contraria, nuestros relojes corren de manera distinta, de tal manera que cada uno de nosotros tiene su propio reloj, tiene su propio tiempo, eso hace que el tiempo sea, para decirlo en términos literarios, que el tiempo sea subjetivo, y eso es exactamente lo que ocurre en “Pedro Páramo”, hay una subjetividad del tiempo en el que cada uno de los personajes lleva su reloj, su narrativa.

Ahí veo que esa percepción subjetiva del tiempo, pues aparece en este caso en un contexto rural y mítico, la relación entre los vivos y los muertos, pero esa relación, esa percepción subjetiva del tiempo, es la misma que nos dice la Teoría de la Relatividad.

Literatura
Aniversario. Portada de la edición conmemorativa de la novela "Pedro Páramo", por los 70 años de la primera edición. (Archivo)

¿Tú crees que Juan Rulfo haya leído la Teoría de la Relatividad?

Fíjate que ese siempre es el punto. Ahora que estoy trabajando con Sebastián, él tiene mucha obra plástica muy relacionada con las Matemáticas y la Física. Son una serie de piezas que él llama cuánticas y cuando tú hablas con el artista, pues no es que Sebastián sepa de mecánica cuántica, pero conversando con él, de alguna manera ves que los tiempos, que las ideas que están en el aire de la mecánica cuántica, de alguna manera permean la obra, ¿cómo ocurre eso? No lo sé, hay una misteriosa transferencia, ¿verdad?

De alguna manera nos percatamos, quizás por las noticias, quizás por las conversaciones, quizás porque los tiempos se llenan de ideas que están en el aire y terminan permeando la manera como pensamos, pero esa transferencia de ideas a mí me parece muy interesante, por supuesto que no creo que Juan Rulfo haya leído de mecánica cuántica o la Teoría de la Relatividad, pero de alguna manera esas ideas sí que permean, sí que pasan, y tienen un impacto en el arte, como en la novela de “Pedro Páramo”.

Roger Bartra, ¿Tú cómo ves esta contraposición de los personajes que están muertos, pero comen, duermen… es el tiempo y el espacio en la muerte que sí existen?

Es que se trata de la melancolía: la presencia de lo que ha muerto. La

gente se pone melancólica porque perdió un familiar: al padre, a madre, al hijo, etcétera. Están ausentes y la melancolía los vuelve presentes. Los hace vivir.

A esto, Freud le llamaba el necesario duelo, el trabajo de duelo que es la melancolía. Y no es un intento de olvidar, es revivir. Y claro, bueno, la obra de Rulfo es eso.

Son los muertos que viven y se pelean y nos inquietan y nos asedian. Es un mundo tremendamente melancólico. En los cuentos del “Llano en llamas” no están llenos de muertos, son supuestamente vivos, pero ahí también están todos permeados de melancolía porque hablan de mundos que ya se han ido, de esferas culturales, rurales, etcétera, que se fueron o están a punto de desaparecer.

Un tema central de las letras.

Es que la melancolía ha sido un tema fundamental en la literatura mexicana y fue algo constitutivo en la manera como se definió la identidad nacional.

Y la manera que se acabó definiendo en las esferas políticas es la

versión grotesca y digamos nacionalista de un sentimiento que es muy importante en la vida de los pueblos. Los mexicanos no son los únicos, digamos, ciudadanos melancólicos en el mundo.

Algo que está en el arte del mundo.

La melancolía tiene una tradición antiquísima en España. En el mundo, en Portugal y en Brasil, es la saudade, se llama la melancolía, que ha generado una música formidable, el fado es música esencialmente melancólica, como el blues.

En Francia, igual en Inglaterra, es decir, ese sentimiento de melancólico, la idea de que algo se ha perdido, pero sintiéndose melancólico es algo que se vuelve a vivir de alguna manera, aunque se sufra por ello.

O como en México, que llegaron unos malos conquistadores y lo jodieron, como el caso de México. Entonces hay que llorar por eso, pero hay que volver a eso, hay que recuperarlo.

Y las expresiones políticas de esa melancolía que se expresa en la cultura de muchos pueblos son generalmente detestables, son nacionalistas y el nacionalismo es una expresión ideológica y cultural esencialmente maligna, y beligerante, belicosa.

De hecho, en mi libro “La jaula de la melancolía” es esencialmente una crítica al nacionalismo mexicano, por eso cuando escribí sobre el gobierno de López Obrador el libro lo titulé “Regreso a la jaula”, porque es un regreso a eso, no solamente a los tiempos puristas, cultural e ideológicamente es un retorno que obviamente, como todo intento de regresar al pasado, lleva a la frustración porque no se puede.

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