El 4 y 20 de julio, el Frente por la Vivienda Joven encabezó dos marchas que provocaron destrozos en mobiliario urbano, negocios privados, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, y la Librería Julio Torri, ambos en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. Hay programadas dos marchas más el 26 de julio y el 9 de agosto.
Estas marchas se encuentran lejos de la acción social de organizaciones vecinales que desde los años veinte realizaron las Huelgas Inquilinarias y los Movimientos de Expropiación de Vecindades que desembocaron antes y durante el Sismo de 1985 en el influyente Movimiento Urbano Popular, MUP. La actual disputa entre “Gringos” y Mexicanos, entre nómadas digitales y turismo masivo contra residentes originales desplazados, se entrelaza con la rivalidad de campaña en 2024 entre Clara Brugada de Morena y el panista Santiago Taboada, líder del Cartel Inmobiliario en la Alcaldía Benito Juárez, y de ahí al permiso de El Estado para operar en México de Airbnb y Blueground empresas que controlan la mayor cantidad de inmuebles en renta en la Ciudad de México, mancuerna impulsada por el mismo fondo de inversión neoyorquino, WestCap Group.
En la actual Era del Capitalismo Total, Internet, Redes Sociales, Cultura de la Cancelación, Posverdad, y el surgimiento de la Agenda Setting donde los medios no imponen como pensar, pero sí qué temas pensar, se ha pasado de ocultar los hechos a controlar su representación mediática, de la acción social directa a la desesperada búsqueda de visibilidad. Esta paradoja entre los hechos y su representación mediática, coincide con la ambivalente función de Grupos Anarquistas o de las Black Bloc, mercenarios que tanto distraen a la opinión pública y desprestigian movimientos o marchas, como dan visibilidad a demandas ciudadanas desde el espacio público.
Es aquí cuando el ataque al MUAC revela la enorme distancia entre arte contemporáneo y público general. El Museo Guggenheim de Bilbao gentrificó a esta ciudad, y las jornadas De la Acción Directa como una de las Bellas Artes, 2000-01 en el MACBA de Barcelona dirigido por Manuel Borja Villel revelaron los límites de la acción contracultural desde los museos. El arte contemporáneo y su hiper especialización dependen del poder privado y de El Estado, no obstante, legitiman y gentrifican arte crítico al sistema. Así, la función del museo opera desde una pasividad crítica opuesta al simulacro de acción social de las Black Bloc y los Anarquistas del Siglo XXI.
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