
Rory McIlroy se convirtió en el sexto jugador con un ‘Grand Slam’ en su palmarés, después de su undécimo intento por unirse al sudafricano Gary Player y a los estadounidenses Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus y Tiger Woods.
Dada la larga sequía del golfista norirlandés, muchos dudaban de su triunfo en el Augusta National Golf Club en Georgia, Estados Unidos. Especialmente después de no aprovechar el año pasado en el Pinehurst Resort & CC (Carolina del Norte) una ventaja de dos golpes durante la ronda final del US Open.
Esta vez McIlroy apuró cinco golpes de ventaja con ocho hoyos por jugar antes de batir al inglés Justin Rose gracias a un ‘birdie’ en el primer hoyo de desempate. “Siempre he tenido esperanzas”, dijo McIlroy este miércoles antes de defender su título en el Truist Championship.
“No iba a presentarme en Augusta y sentir que no podía ganar. La semana que me sienta así iré allí para la Cena de Campeones y me pavonearé con mi chaqueta verde pero no jugaré”, comentó durante una entrevista recogida por la agencia PA Media.
NO DUDÓ EN GANAR
“Sí, siempre tuve esperanzas. Siempre sentí que tenía el juego. Y creo que, como todo el mundo vio en los últimos nueve hoyos del domingo, se trataba de superar... No sé cuál es la frase correcta, pero derrotar a mi propia mente fue lo más importante para mí y superar ese obstáculo”, añadió sobre su camino hacia el título en Augusta.
“Estoy contento de haberlo logrado. No quiero tener que volver a ese domingo por la tarde otra vez. Me alegro de haber acabado como lo hice y de que todos podamos seguir adelante con nuestras vidas”, apuntó McIlroy, habiéndose quitado un peso de encima acerca del ‘Grand Slam’.
McIlroy disfrutó adrede de una semana discreta de celebraciones tras conquistar el Masters, tanto en Inglaterra como en Irlanda del Norte, donde reconoció que tanto él como su madre Rosie McDonald estuvieron “hechos un lío durante unos minutos” cuando se desataron las emociones.
LIBERADO DE UNA CARGA
El actual nº 2 del mundo terminó duodécimo en la defensa de su título en el Zurich Classic, junto a su amigo Shane Lowry, antes de cumplir con más obligaciones mediáticas en Nueva York, pero está ansioso por volver a la rutina porque se ha liberado de lo que tildó como una “carga”.
McIlroy también ha ganado cuatro veces en los campos del Quail Hollow, que la próxima semana acogerá el PGA Championship y que ha obligado al Truist Championship --antes Wells Fargo Championship-- a trasladarse este año al Philadelphia Cricket Club.
“Obviamente, me voy a sentir más cómodo y con mucha menos presión, y también voy a volver a un lugar que me encanta”, señaló cuando se le preguntó por el segundo ‘Major’ del año. “Con lo que pasó hace unas semanas y con mi historia allí y lo bien que he jugado en Quail, no tengo más que vibraciones positivas”, recalcó McIlroy.
“Sí que me sentiré un poco diferente. Probablemente no estaré tan al límite como lo he estado en los últimos años cuando he estado en los grandes campeonatos”, indicó. “Probablemente estaré mejor con mi familia y un poco más relajado. Creo que en general será algo bueno”, concluyó.