
Iniciamos un periodo de tenso silencio que durará más de un mes de aquí y hasta que se abran oficialmente los campos de entrenamiento obligatorios a finales de julio. Pocas serán las notas y novedades en el medio, pero no por eso dejaremos de lado el mundo de la NFL, siempre hay temas para comentar y esta vez nos enfocamos en los estadios, si, esas casas que han dado abrigo a los equipos de la Liga por décadas y que con el paso del tiempo se fueron transformando no sólo para convertirse en verdaderas maravillas arquitectónicas y tecnológicas de la construcción y el diseño, sino que visto de otro punto de vista, quizá uno más nostálgico, se perdió la tradición de bautizarlos con los nombres o símbolos de la ciudad.
EL NEGOCIO POR DELANTE
Es comprensible que hoy día se les ponga el nombre de una marca comercial, después de todo son contratos que dejan millones de dólares a los dueños por varios años, pero aún así, deberían de tener en cuenta que mantener ciertas tradiciones como un simple nombre es parte del equipo, de la afición, de su historia, y de eso vamos a hablar esta vez.
Si haces memoria ¿te has puesto a pensar cuántos nombres originales de estadios recuerdas, antes de este “boom” de las marcas comerciales?
Algunos son estadios muy nuevos, otros fueron rebautizados, pero algunos no sólo tenían un nombre característico, sino sus propias historias o mitos que, de una u otra manera, los hicieron famosos.
Quizá ninguno como el de Los Vaqueros de Dallas. Hoy día, el AT&T Stadium es también conocido como “El Palacio de Cristal de Jerry Jones”, y ni dudar de que se trata de una maravilla de la ingeniería, no en vano ostenta la pantalla más grande dentro de un estadio en el mundo, al grado de considerarla una atracción y hasta una distracción para aficionados y hasta jugadores; sin embargo, ¿qué hay del original Texas Stadium, ese icónico inmueble del que los aficionados y hasta jugadores decían que el hueco en el techo tenía un propósito, y era para que Dios viera jugar a su equipo favorito?

En efecto, a pesar de que durante los juegos vespertinos era molesto el paso de la luz del sol por dicho espacio, jamás de intentó cubrirlo, pues llámese superstición o no, no le prohibirían al creador ver a sus Vaqueros.
LA ERA DE LOS DOMOS
Si hablamos de los estadios techados, esos tienen un capítulo aparte, comencemos por el Astrodome de Houston, que en su momento fue denominado como una de las “Maravillas Modernas del Mundo” y lo era. Albergó a los Petroleros y a los Astros del beisbol.
De la misma manera estaban el Superdome de Nueva Orleans, que ahora se llama Caesars Superdome y es el único domo que se conserva de los de antaño, los Santos aún juegan ahí. Otros ya desaparecidos son el Silverdome de los Leones, el Kingdome de los Halcones Marinos, el Georgiadome de los Halcones y el Metrodome de los Vikingos. Cabe señalar que ninguno de los estadios edificados para suplirlos conservó ese nombre original que era un símbolo de la comunidad. Actualmente son el Ford Field de Detriot; el Lumen Field de Seattle, que por cierto ya es al aire libre; el Mercedes Benz Stadium de Atlanta; y el US Bank Stadium de Minnesota.
NO DEJARON NI NOMBRE NI HUELLA
Algunos más de los tradicionales por sus nombres, que desgraciadamente nunca retomaron para los nuevos inmuebles, eran el Estadio de los Tres Ríos de los Acereros; el Estadio Frente al Río de los Bengalíes; El Parque del Candelero de los 49ers; el Estadio Municipal de los Browns (también llamado “La Perrera”); el Foxboro Stadium de los Patriotas; el Giants Stadium de los Gigantes y el Shea Stadium de los Jets.
Todos estos mencionados edificaron nuevas casas con nuevos nombres, obvio, de marcas comerciales. Acrisure Stadium de Pittsburgh; Paycor Stadium de Cincinnati; el Levis Stadium de San Francisco, que por cierto está en Santa Clara, California; el Huntington Bank Field de Cleveland; el Guillete Stadium de Nueva Inglaterra; y el MetLife Stadium de Nueva York para ambos equipos de la ciudad.
Surge la misma pregunta: ¿Y dónde quedaron esos nombres clásicos que dieron identidad a dichos estadios?
SÓLO UNOS POCOS MANTIENEN SU TRADICIÓN
Son muy pocas las franquicias que hasta el momento han respetado el nombre de su casa y se niegan a cambiarlo, incluso, con remodelaciones de sus estadios antes que demolerlos por completo. Los mejores ejemplos: Los Osos de Chicago y los Empacadores de Green Bay. Ambas organizaciones remodelaron sus estadios y conservaron sus esencia. En Chicago se respetó la fachada de las enormes columnas y se sigue llamando Soldier Field; en Green Bay también se mantuvo el nombre original: el Lambeau Field.
En la misma línea de mantener el nombre original destacan Denver y Kansas City. Los Broncos desde siempre han defendido el sello de ostentar el estadio con mayor altitud en el país, por eso el nombre de Estadio de la Milla Alta, y aunque han aceptado contratos de marcas comerciales para rebautizar a su inmueble, siempre mantienen su nombre de pila “Mile High” junto a la marca patrocinadora. Actualmente se llama Empower Field at Mile High.
Kansas City por su parte hace lo propio con su tradicional nombre de Arrow Head. Lo mantiene orgulloso, intacto, sin colgarle ninguna marca comercial.
OTROS QUE FUERON SEDUCIDOS
No obstante, no todos son de esa opinión, y ahí tenemos el caso de equipos que ni siquiera intentaron mantener su nombre original. En Miami pasó de ser el tradicional Orange Bowl al Hard Rock Stadium; en Filadelfia se borró el nombre Estadio de los Veteranos por Lincoln Financial Field; en Washington se enterró el nombre de Robert F. Kenedy por varios otros; ahora la casa de los Commanders se llama Northwest Stadium, y ni siquiera esta en la ciudad capital, se ubica en Maryland.
Y aunque nunca hemos dicho estar en contra de la edificación de nuevos estadios, pues son una maravilla que, incluso, son puntos de atracción turística y hasta objeto de visitas guiadas, no estaría de más rescatar esos nombres tradicionales y hasta legendarios como en Los Angeles, donde la maravilla de SoFi Stadium es la vanguardia absoluta en su género, sin embargo porque no hacerle honor a ese viejo inmueble que ha visto tanta historia deportiva como el Coliseum de Los Angeles, ¿acaso no sonaría con mayor jerarquía decir el Coliseum SoFi de los Angeles?
La realidad es que es cuestión de gustos, de mucho dinero y hasta de nostalgia por una de las pocas ligas deportivas en el mundo que conserva y preserva su historia con tanta pasión.