12 jun 2025 - 03:52 AMLogo La Crónica
Destino C

¿En algún momento dejaremos de usar dinero en efectivo?

Persona contando billetes de diferentes denominaciones en pesos mexicanos
El efectivo, todavía presente en la vida diaria Aunque su uso disminuye, el dinero físico sigue siendo indispensable en sectores informales y zonas con poca conectividad

Durante siglos, el dinero en efectivo ha sido parte esencial de la economía. Desde el trueque hasta los billetes modernos, el intercambio físico ha dominado la forma en que las personas compran, venden, ahorran o donan. Sin embargo, la digitalización está transformando radicalmente esa dinámica.

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En México, como en gran parte del mundo, cada vez es más común realizar pagos desde el celular, comprar en línea o incluso recibir el sueldo a través de plataformas digitales. Esto ha abierto un debate relevante: ¿estamos cerca de un mundo sin efectivo?

¿Qué impulsa la digitalización del dinero?

Diversos factores están acelerando este proceso, tanto tecnológicos como sociales:

  • Mayor conectividad: El acceso a internet y el uso de teléfonos inteligentes ha crecido exponencialmente
  • Hábitos de consumo más dinámicos: Las personas buscan rapidez, comodidad y eficiencia
  • Medidas sanitarias post-pandemia: El distanciamiento físico impulsó los pagos sin contacto
  • Mayor oferta de plataformas digitales: Las alternativas a la banca tradicional han proliferado.
  • Iniciativas gubernamentales y privadas que promueven la digitalización de servicios

Ese contexto ha provocado que muchas personas reevalúen su relación con el dinero físico. Lo que antes parecía impensable, hoy es parte del día a día.

Wallets y billeteras digitales

Una Wallet o billetera digital es una herramienta que permite gestionar dinero de manera electrónica. Su uso ha crecido no solo entre personas jóvenes, sino también en sectores comerciales y emprendedores que buscan adaptarse a nuevas formas de consumo.

Algunas de sus funciones más comunes son la recepción y el envío de dinero, el pago en comercios físico y en línea, la administración de gastos personales y la realización de recargas telefónicas o el pago de servicios básicos.

Este abanico de opciones demuestra que el dinero digital no es una tendencia pasajera, sino una transformación profunda del sistema financiero.

¿Está desapareciendo el efectivo?

La respuesta breve es: no aún, pero sí está perdiendo protagonismo.

Datos recientes del Banco de México muestran una disminución paulatina en el uso del efectivo en zonas urbanas y entre personas menores de 35 años. Sin embargo, sigue siendo fundamental en muchas regiones rurales o con menor acceso a tecnología.

Por ejemplo, muchas personas que trabajan en la informalidad siguen cobrando en efectivo. Además, los comercios pequeños ubicados en barrios o comunidades alejadas no siempre aceptan pagos digitales. A esto se suman ciertos hábitos culturales y percepciones que aún asocian el dinero físico con una mayor sensación de control o seguridad.

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Por ello, aunque la digitalización avanza rápido, el efectivo sigue siendo una pieza clave en la economía nacional.

Ventajas del dinero digital frente al efectivo

Los pagos digitales ofrecen beneficios concretos, tanto para personas como para negocios. Entre ellos:

  • Seguridad: No es necesario cargar billetes ni preocuparse por robos físicos
  • Rapidez: Las transacciones son instantáneas, incluso entre diferentes plataformas
  • Comodidad: No se necesita cambiar efectivo ni buscar cajeros automáticos
  • Transparencia: Cada movimiento queda registrado, lo que facilita el control financiero
  • Accesibilidad: Muchas Wallets no requieren una cuenta con dinero bancaria tradicional

Este último punto ha sido clave para incluir a personas tradicionalmente excluidas del sistema financiero. Por ejemplo, alguien sin historial crediticio puede usar su Wallet para recibir pagos o manejar ingresos diarios.

¿Cuáles son los desafíos?

A pesar de las ventajas, la digitalización del dinero no está libre de barreras:

  1. Conectividad limitada: En muchas zonas rurales o marginadas, el acceso a internet es deficiente o nulo
  2. Desconfianza tecnológica: Algunas personas temen fraudes, errores o pérdida de información
  3. Brecha generacional y educativa: No todas las personas se sienten cómodas usando apps para administrar su dinero
  4. Falta de regulación clara en algunos servicios: Lo que puede generar incertidumbre sobre derechos o protección del dinero digital
  5. Privacidad: Aunque las transacciones digitales son útiles, también plantean dudas sobre el manejo de datos personales

Superar esos obstáculos será esencial para avanzar hacia una economía más inclusiva.

Mano acercando un celular a un lector de pagos para hacer una transacción sin contacto
Tecnología sin contacto: pagos en segundos Las transacciones digitales ofrecen velocidad y seguridad, eliminando la necesidad de efectivo en muchos comercios

El caso mexicano: una transición desigual

México tiene una economía heterogénea. Mientras en algunas ciudades los pagos digitales son rutina, en otras partes del país el efectivo es prácticamente la única opción.

Eso se debe a diversos factores, como la alta informalidad laboral —que supera el 55% según datos del INEGI—, el bajo nivel de bancarización en ciertos segmentos de la población, las diferencias regionales en cuanto a infraestructura digital y una educación financiera que aún resulta insuficiente para gran parte de la ciudadanía.

Por eso, pensar en eliminar por completo el dinero en efectivo requiere una estrategia multisectorial.

El papel de las personas emprendedoras

Muchas personas que inician un negocio o trabajan de forma independiente están encontrando en las Wallets una alternativa útil. Eso les permite:

  • Aceptar pagos con tarjeta o QR sin necesidad de terminal bancaria
  • Llevar un registro automatizado de ventas
  • Evitar costos de manejo de efectivo
  • Tener control financiero desde el celular

Además, esas herramientas les permiten formalizar poco a poco sus operaciones, abriendo la puerta a financiamientos o apoyos gubernamentales en el futuro.

¿Qué dicen los casos internacionales?

Países como Suecia, Dinamarca o Corea del Sur han avanzado hacia economías casi sin efectivo. En Suecia, por ejemplo, más del 95% de las transacciones ya son digitales. Incluso muchos bancos no manejan dinero físico.

Pero eso ha sido posible gracias a una infraestructura tecnológica robusta, altos niveles de educación digital, regulaciones claras que protegen a las personas consumidoras y una confianza social generalizada en los sistemas digitales.

México tiene un camino diferente, pero puede aprender de esos ejemplos para avanzar de forma responsable.

¿Qué rol juega la educación financiera?

La digitalización del dinero requiere una alfabetización financiera sólida y práctica. Es clave que las personas comprendan:

  • Qué es una Wallet y cómo funciona
  • Cuáles son sus derechos como consumidoras digitales
  • Cómo identificar fraudes o prácticas inseguras
  • Cómo hacer presupuestos y administrar ingresos desde el celular

La educación no solo empodera, también reduce el riesgo de exclusión digital o financiera.

Persona usando una aplicación financiera en el celular frente a una laptop
Pagos desde el celular: una nueva rutina Las billeteras digitales permiten gestionar ingresos, pagar servicios y controlar gastos desde cualquier dispositivo móvil.

¿Veremos el fin del efectivo?

Posiblemente, aunque no en el corto plazo. Lo más probable es que el efectivo y el dinero digital convivan durante mucho tiempo. La velocidad de esa transición dependerá de varios factores, como las políticas públicas orientadas a la inclusión y la conectividad, el diseño accesible de las plataformas digitales, el trabajo conjunto entre el sector público, el privado y la sociedad civil, así como del empoderamiento financiero de las personas.

Por ahora, el efectivo sigue siendo necesario. Pero su rol va reduciéndose poco a poco, especialmente en contextos donde lo digital ya es parte natural de la vida diaria.

Un futuro híbrido y con más opciones

El camino hacia una economía sin efectivo está en marcha, pero debe ser inclusivo, gradual y consciente. Sin embargo, no se trata solo de tecnología. También es una transformación cultural, educativa y social.

Cada persona debe tener el derecho de elegir cómo manejar su dinero: ya sea con billetes, con su celular o con ambos. La clave es que cuente con la información, la confianza y las herramientas para decidir.