
En un contexto de creciente debate sobre la influencia de ciertos géneros musicales en la sociedad mexicana, la reconocida Banda El Recodo ha reafirmado su compromiso con un repertorio que evita temas relacionados con la violencia y el narcotráfico.
Durante una entrevista previa a su presentación en la capital michoacana, Joel Lizárraga, vocalista e hijo del fundador de la agrupación, declaró que “nuestra música no habla de muertos o drogas”, enfatizando que su enfoque está en canciones de amor y desamor, alejadas de los llamados corridos tumbados o narcocorridos.
Lizárraga explicó que, aunque respetan otros estilos musicales, El Recodo ha optado por mantener una línea que no glorifique la violencia ni el crimen organizado. “Nosotros sabemos que los seguidores del Recodo buscan escuchar canciones de dolor y de despecho, así como de amor, por lo que entre nuestro amplio repertorio jamás tocaremos narcocorridos”, afirmó. Esta postura se alinea con las recientes medidas adoptadas por diversas autoridades mexicanas para limitar la difusión de música que haga apología del delito.
En Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, anunció restricciones a la reproducción de narcocorridos en espacios públicos y eventos gubernamentales, buscando promover corridos sin violencia y evitar mensajes culturales que no contribuyen a la paz. Asimismo, estados como Nayarit han prohibido la interpretación y reproducción de corridos tumbados en eventos públicos, facultando a las autoridades para imponer sanciones a quienes incumplan estas disposiciones.

La decisión de Banda El Recodo también puede entenderse como una respuesta a incidentes previos. En mayo de 2023, la agrupación fue multada en Chihuahua por interpretar el tema “Clave Privada”, considerado un narcocorrido que hace apología al crimen organizado, acción prohibida por las autoridades locales.
Con más de 80 años de trayectoria, Banda El Recodo continúa siendo una de las agrupaciones más influyentes del regional mexicano. Su decisión de mantenerse alejada de los corridos tumbados enmarca su compromiso con una música que, según Lizárraga, busca no lastimar a su audiencia y preservar la tradición musical inculcada desde sus inicios.
Este posicionamiento se suma a un movimiento más amplio dentro de la industria musical mexicana, donde artistas y autoridades buscan equilibrar la libertad de expresión con la responsabilidad social, en un esfuerzo por reducir la glorificación de la violencia en la cultura popular.