
Quetzalli Cortés atribuye su versatilidad actoral a su sólida formación académica. Desde su paso por CasAzul hasta el programa en Oxford, aprendió que cada proyecto exige herramientas distintas: “no es lo mismo construir una casa que una casita para pájaros”. Esa capacidad de adaptarse, afirma, es fundamental para abordar papeles diversos, especialmente cuando el personaje exige inmersión total.
El trabajo con figuras como Fiona Shaw, Eugenio Barba y Mauricio García Lozano ha dejado huella en su proceso creativo. “Actuar es contar lo humano”, recuerda, y esas visiones complementarias han “aportado un grano de arena a esta pintura que es mi carrera”.
Al seleccionar proyectos, Quetzalli busca aquello que lo rete, que lo aleje de lo ya recorrido. Recuerda que ser actor puede ser también un empleo: “cuando puedo elegir, mi brújula es que sea diferente, que me llame la atención, que tenga una pregunta abierta”.
Este criterio se reafirma en su reciente protagonismo en Partida, donde interpreta a Lucas, un abogado inmerso en tensiones morales y psicológicas. Comenta que trabajar junto a Rodrigo Vázquez y Álvaro Guerrero, bajo la escritura de Luis Ayón, fue un desafío nervioso y emocionante: “hacer cine enfocado en la actuación, solo tres dentro de una oficina, es un reto pero también un regalo”.
Oscuridad, ética y emoción en pantalla
Varios de sus roles giran en torno a la complejidad ética y emocional. Confiesa que le atraen los personajes conflictivos, siempre que estén bien escritos: “aquí hay carnita, jugo, profundidad… me gusta encontrar humanidad en lo profundo del personaje”.
Esa búsqueda lo llevó también a participar en El Diablo Fuma, la ópera prima de Ernesto Martínez Bucio que se alzó con el premio a Mejor Opera Prima en la Berlinale 2025. “Aunque mi rol era pequeño, fue un regalo”, afirma. Compartir cámara con un elenco joven, en un proyecto de festival, reforzó su convicción de que aun dentro de papeles breves, se puede hacer música en escena.
Con experiencia en series para Netflix (Diablero, ¿Quién mató a Sara?), Amazon Prime, Televisa y Telemundo, Quetzalli percibe transfomaciones en la industria audiovisual: “ha habido periodos muy buenos y otros complicados”, explica, pero reconoce que historias profundamente locales pueden tener proyección global. “Cuando hablamos de historias locales, hablamos de historias universales”, concluye.
Regresando a sus raíces teatrales, menciona que el teatro aporta una profundidad y comunión que el cine, aunque diferente, también necesita. En Partida, asegura, esa base teatral permitió un entendimiento compartido con sus compañeros y el director, lo que enriqueció la experiencia. “En cine la historia la cuenta la cámara; en teatro la cuentan los actores. En este caso —nosotros tres encerrados— hubo un lenguaje común muy interesante”.
Próximos pasos: opera, cine y serie
En cuanto a futuro, Quetzalli adelanta una película para plataforma a inicios del próximo año y una serie de televisión en desarrollo. También incursionará como actor en la ópera Un rey inaudito, que se estrenará en el Palacio de Bellas Artes los días 1, 3 y 6 de julio.
Para terminar, invita al público al estreno de Partida en la Cineteca Nacional, donde permanecerá tres semanas: “es un proyecto súper independiente, aprovechen y vean la película en la Cineteca; en la página están los horarios”.