Escenario

El artista chileno Easykid presenta I Am Part, un disco introspectivo, experimental y visceral, con el que redefine su identidad musical, su conexión con los fans y su lugar en la escena latinoamericana

Easykid: “Hacer música con libertad fue volver a emocionarme”

Easykid

Desde Antofagasta hasta el centro de la música urbana alternativa latinoamericana, Easykid ha logrado forjar una carrera tan personal como disruptiva. Su nuevo álbum, I Am Part, es el reflejo de esa travesía: un manifiesto artístico sobre pertenencia, identidad y creación sin concesiones. “El título surge al darme cuenta de lo que construimos con mi culto”, explica, refiriéndose a su comunidad de fans más fieles. “Es gente que conecta conmigo, que entiende mi mundo. Lo que hicimos es algo importante, y cualquiera puede ser parte”.

La idea de “culto” no es casual: Easykid lo enuncia como un espacio de refugio, pero también de libertad creativa. “Llegó un punto en que otras cosas pasaron a segundo plano. Hoy mi único foco es hacer música para estas personas que joden conmigo”, dice con convicción. En una industria que exige fórmulas, él prefiere el camino de lo íntimo y honesto. “Todo lo que hemos estado haciendo amplía este mundo de Easykid, con esa estética de la darkera que ya es parte de lo que somos”.

Este álbum representa también una forma de resistencia. “Fue estresante al principio, porque uno siempre busca pertenecer. Pero me di cuenta de que no necesito números ni tendencias, solo hacer algo real que conecte”, reflexiona. Para él, construir un espacio propio fue una necesidad ante un sistema que, muchas veces, lo hacía sentirse excluido: “Al principio me sentí aislado, incluso olvidado. Pero lo que creamos con el culto es tan grande que ya da lo mismo”.

Entre beats nuevos y emociones viejas

En I Am Part, Easykid decidió arriesgar. Abandonó por momentos su zona de confort en el reggaetón para explorar sonidos como el drum and bass, el EDM o incluso el hyper-pop. “Nunca había hecho estos ritmos, ni siquiera los había testeado con el público. Fue un riesgo”, admite. Sin embargo, la experiencia fue transformadora: “Volví a sentir esa emoción de hacer música y pensar: ‘no puedo creer que esto lo hice yo’”.

En medio de esa exploración, el reconocimiento también llegó: la revista Rolling Stone lo incluyó en su lista Future of Music, destacándolo como una de las voces clave de la nueva música latinoamericana. “Cualquier reconocimiento es bacán, sobre todo después de todo lo que uno ha pasado. Es combustible para seguir”, confiesa.

Más allá de los beats, el alma del proyecto está en las letras. Su habilidad para equilibrar lo personal con lo universal se refleja en cada verso. “Intento llegar a un punto medio entre experiencias íntimas y cosas que la gente pueda disfrutar. Incluso cuando hago reggaetón, busco decir algo distinto”, explica. Esa fidelidad a su visión es lo que le ha permitido construir un sello propio dentro de un género que a menudo tiende a lo predecible.

“Ya hace tiempo dejé de seguir la norma de lo comercialmente aceptable. Siempre voy a hacer lo que a mí me gusta. Y creo que eso es lo que la gente valora”, afirma. En sus palabras resuena una certeza: que la autenticidad, aunque no siempre sea lo más fácil, es su mayor capital artístico.

Lo que sigue es aún más raro

Entre sus canciones favoritas del disco, menciona Fentanyl por lo distinta que suena al resto de su discografía. También destaca Ojos Empapados, “por su letra más profunda”, y Whyme?, en colaboración con Akriila, como temas que marcan el carácter del proyecto. Pero más allá de los tracks individuales, lo que I Am Part simboliza es una invitación: “Es un proyecto hecho para todos los que no se sienten parte de algo, que están aburridos de lo mismo”.

Crear con libertad, dice, le permitió reconectar con el placer de hacer música. “Llevaba mucho tiempo haciendo reggaetón, y me gusta, pero probar otros ritmos fue emocionante. Me di cuenta de que puedo sonar bien en eso, que me gusta y que puedo seguir explorando”.

Lo que viene ahora es seguir girando. Con dos fechas en el Movistar Arena de Santiago —la primera ya sold out y la segunda con entradas aún disponibles—, Easykid se prepara para acercarse más a su comunidad. “Vamos a tocar el álbum completo y todos los proyectos. Va a estar muy bacán”, asegura.

En cuanto a su futuro musical, la apuesta es clara: más riesgo, más libertad. “Con este disco se abren más posibilidades. Si el día de mañana saco un proyecto aún más raro, la gente ya va a entenderlo. Este disco traza ese camino”.

Al final, todo regresa al culto: ese colectivo invisible que lo sostiene, lo inspira y lo empuja. “A todos los que no encuentran un lugar donde ser aceptados, los invito a unirse. Esto es para ustedes”. Y para Easykid, esa conexión es, quizás, el mayor logro de su carrera.

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