Escenario

El ciclo “Maestros del cine de terror japonés” ofrece un viaje fascinante por 70 años de horror nipón, en copias restauradas en celuloide. Con una programación que va del Japón imperial y feudal hasta el horror digital moderno

“Maestros del cine de terror japonés” llega a la Cineteca Nacional: 12 joyas del miedo en 35 mm

Escena de 'Onibaba, el mito del sexo'
Escena de 'Onibaba, el mito del sexo' Especial

Del 15 al 27 de julio, la Cineteca Nacional se transforma en el epicentro del terror oriental con su ciclo “Maestros del cine de terror japonés”, una retrospectiva en 35 mm que reúne 12 títulos emblemáticos del género, desde los años 50 hasta el siglo XXI.

Cartel del Cine de Terror Japonés en la Cineteca
Cartel del Cine de Terror Japonés en la Cineteca Foto: Cineteca Nacional

Organizado en colaboración con la Fundación Japón, este ciclo resalta por exhibir copias restauradas en película, una forma de intensificar la atmósfera y acercar al público a la experiencia original de estos filmes. Nelson Carro Rodríguez, director de Difusión y Programación de la Cineteca, afirma que el terror japonés destaca por “una tensión profunda y casi tangible”, muy distinta al susto inmediato del cine occidental

Las 12 proyecciones imperdibles

Ugetsu (Kenji Mizoguchi, 1953):

Dirigida por Kenji Mizoguchi, es una obra maestra del cine japonés que combina el drama histórico con lo sobrenatural para explorar los estragos de la ambición y la guerra. Basada en cuentos del siglo XVIII, la película sigue a dos campesinos en el Japón feudal que, cegados por sus sueños de gloria y riqueza, abandonan a sus esposas y caen presa de la ilusión y el deseo. Mizoguchi emplea una puesta en escena poética y una cámara fluida para crear una atmósfera fantasmagórica, donde lo real y lo espectral se entrelazan sutilmente. Reconocida con el León de Plata en el Festival de Venecia, Ugetsu es considerada una de las cumbres del cine mundial por su profundidad emocional, crítica social y belleza visual.

El fantasma de Yotsuya (1959):

Dirigida por Nobuo Nakagawa, es considerada la versión definitiva en cine de la clásica obra kabuki Yotsuya Kaidan. La trama sigue al desalmado samurái Iemon, quien comete un acto brutal al asesinar al padre de Oiwa para casarse con ella y luego, cegado por la ambición, la envenena con ayuda de su cómplice Naosuke. La deformación de Oiwa y su trágica transformación en un espíritu vengador dan paso a una atmósfera visual de “calidad alucinatoria”, especialmente en escenas ambientadas en pantanos y apariciones sobrenaturales inspiradas en la locura gore al estilo de Jigoku.

Infierno (Jigoku, 1960, Nobuo Nakagawa):

Tras atropellar a una persona, un estudiante de teología huye del lugar. Durante los siguientes días se ve acosado tanto por su propia conciencia culposa como por un diabólico doppelgänger. En una noche irreal es tragado por el abismo, en donde el director Nobuo Nakagawa ofrece su visión del inframundo lleno de tortura y degradación. Infierno, con sus imágenes impactantes, es una desviación de las tradicionales historias japonesas de fantasmas, que nos adentra en un infierno budista.

Kwaidan (El más allá, 1964, Masaki Kobayashi):

Después de más de una década de sobrios dramas políticos y obras de época de carácter social, el director japonés Masaki Kobayashi cambió radicalmente de rumbo con este cuarteto de historias de fantasmas de estilo arrebatador. Con decorados coloridos, surrealismos y una fotografía luminosa, estas inquietantes y meticulosamente elaboradas historias de venganzas demoníacas y pruebas espirituales, basadas en la colección de folclore japonés del escritor Lafcadio Hearn, son existencialmente terroríficas.

Onibaba (1964, Kaneto Shindō):

En medio de los inmensos pantanos de un Japón medieval devastado por la guerra, una empobrecida anciana y su nuera asesinan a samuráis perdidos, los despojan de sus pertenencias y arrojan los cuerpos a un pozo. Cuando un compañero del hijo/esposo que aguardan las mujeres regresa de la batalla, la lujuria, los celos y la ira amenazan con destruir la existencia del trío, antes de que una siniestra máscara demoníaca selle su destino. Impulsado por un oscuro erotismo, una frenética partitura de Hikaru Hayashi e impresionantes imágenes líricas y macabras, Onibaba, el escalofriante cuento folclórico de Kaneto Shindō, evoca una visión de pesadilla de los deseos e impulsos más profundos de la humanidad.

La cara de otro (Tanín no Kao, 1966, Hiroshi Teshigahara):

Okuyama es un ingeniero con el rostro desfigurado después de sufrir quemaduras en un accidente laboral. Frustrado y angustiado por su aspecto físico, acepta el radical experimento de su psiquiatra: un trasplante de rostro, creado a partir del molde de una persona desconocida. Sin embargo, su nueva apariencia lo irá conduciendo a tentaciones oscuras. Asombrosa obra de ciencia ficción existencial que propone una reflexión filosófica sobre lo monstruoso, la crisis de personalidad y la pérdida de identidad.

El clan Inugami (Inugami-ke no Ichizoku, 1976, Kon Ichikawa):

La muerte del patriarca de la familia Inugami trae consigo una impactante revelación: sólo uno de sus nietos puede heredar su fortuna, y para ello debe casarse con la forastera Tamayo. La lucha por la herencia se torna mortífera cuando una serie de espantosos asesinatos sacude al clan hasta sus cimientos. Combinando el cine negro, con terror y algunos guiños sobrenaturales, esta película teje una historia de codicia y conflictos familiares en un pueblo japonés poco después de la Segunda Guerra Mundial.

Cure (Kyua, 1997) de Kiyoshi Kurosawa:

Una serie de espeluznantes asesinatos sin motivos aparentes —cada uno cometido por una persona diferente, pero todos con el mismo sello cruel— lleva al detective Takabe a una laberíntica investigación para descubrir qué los conecta. Así entra en un inquietante juego del gato y el ratón con un enigmático amnésico que podría ser la encarnación del mal. Inundada de un pavor hipnótico y silencioso, Cure es un alucinante viaje lleno de tensión psicológica a los rincones más oscuros de la mente humana.

Pulse (Kairo, 2001) de Kiyoshi Kurosawa:

A raíz del suicidio de uno de sus amigos, tres adolescentes investigan una serie de muertes violentas y colapsos tecnológicos que parecen estar relacionadas con el mundo fantasmal. Dichas situaciones se dan a través de una webcam que ofrece a todo aquel que se conecte a ella la posibilidad de interactuar con los muertos. Pulse, del director Kiyoshi Kurosawa, se adentra en los miedos que la sociedad postdigital trajo consigo, además, encarna de forma novedosa la representación espectral a través de lo tecnológico.

La casa negra (Kuroi Ie, 1999, Yoshimitsu Morita):

Ambientada en una pequeña ciudad con tintes que recuerdan a Twin Peaks, la primera película de terror dirigida por Yoshimitsu Morita sigue la vida del joven Wakatsuki, un investigador de seguros cuya cotidianidad se ve interrumpida de golpe por una extraña llamada. Anudando un misterioso suicidio con un potencial crimen, Morita teje en esta obra una surreal comedia de terror en donde una pareja intentará cobrar el seguro de vida de su hijo, al tiempo que la claridad mental del inocente Wakatsuki cae en picada.

El complejo (Kuroyuri danchi, 2013, Hideo Nakata):

Asuka, una estudiante de enfermería, se muda con su familia a un complejo de apartamentos. Luego de no poder dormir a causa de múltiples rasguños que parecen venir del apartamento de al lado, la joven descubre el cuerpo de su anciano vecino. Pronto, se da cuenta que todo el edificio se ve asediado por misteriosas muertes. El director de la aclamada película El aro (1998), retoma la representación de lo espectral, dando peso a la construcción visual de los fantasmas, así como al terror psicológico que acecha.

  • Cada película contará con dos funciones, distribuidas entre el 15 y el 27 de julio, en la Sala 2 Xoco. Por ejemplo, Ugetsu se proyectó el 15 de julio y repite el 18; Infierno y Onibaba, el 18–19 y 20–22, respectivamente.

Charla con Salvador Velasco

El lunes 21 de julio a las 18:00 h, el especialista Salvador Velasco ofrecerá una charla sobre el trasfondo cultural del terror japonés, profundizando en sus raíces folclóricas y estéticas.

¿Cómo conseguir entradas para el ciclo?

Los boletos (aproximadamente $70 MXN) están a la venta en taquilla y en la página web de la Cineteca. Se aconseja adquirirlos pronto: la muestra ha registrado interés masivo y algunas funciones, como Ugetsu y Kwaidan, ya se han agotado.

El ciclo “Maestros del cine de terror japonés” ofrece un viaje fascinante por 70 años de horror nipón, en copias restauradas en celuloide. Con una programación que va del Japón imperial y feudal hasta el horror digital moderno, y acompañada de una charla de contexto, representa una oportunidad única para vivir el terror en su forma más pura. No te lo pierdas en la Cineteca Nacional, Av. México-Coyoacán 389, del 15 al 27 de julio.

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