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Tapachula, la mayor ciudad de Chipas y de la frontera sur del país, emprendió una tarea inesperada, dar trabajo a migrantes que se quedaron varados tras las restricciones ordenadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por lo que las autoridades locales decidieron integrarlos a sus cuadrillas municipales para “embellecer” la urbe.
De acuerdo con las autoridades municipales, los migrantes, que evalúan si quedarse a vivir en México o regresar a sus países de origen, se sumaron a la fuerza laboral del municipio bajo el programa de asistencia humanitaria del Gobierno Federal y del estado de Chiapas, donde su mayor demanda es obtener un empleo para pagar sus alimentos y viviendas en lo que esperan sus trámites en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
A este grupo de cientos de migrantes se integró Carlos, un migrante de la comunidad LGBTI que huyó de Cuba, por problemas de discriminación sexual, por lo que él afirma que México les ha abierto las puertas y ha respetado sus derechos humanos.
“Yo no lo pienso tanto porque el simple hecho de colaborar aquí me ayuda tanto, me siento bien en lo que me llegan los papeles (de la Comar) por lo menos, hasta donde tengo entendido vamos a barrer calles, hacer limpieza de este lugar”, expresó.
Carlos y otros migrantes comienzan a ver a México como una opción de vida tras las restricciones que comenzaron el 20 de enero con el Gobierno de Trump, quien ha anunciado deportaciones masivas, el “cierre” de la frontera y el fin de la aplicación ‘CBP One’ de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB).
“Por mi orientación sexual, en mi país no tenemos oportunidades de trabajo, a dondequiera que vamos la Policía nos acosa, nos acusan de prostitución si nos ven vestidos de mujer”, apuntó.
El Gobierno Federal ha recibido a 10,964 migrantes, incluyendo 2,539 de distintas nacionalidades que han sido deportados por EU desde el pasado 20 de enero, por lo que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, prometió “asistencia humanitaria”, aunque también los retorna a sus países “de forma voluntaria”.
Algunos migrantes intentan quedarse en México, como el salvadoreño Adán Antonio, quien reconoce que no podrá avanzar hacia la frontera con EU y ahora está en este grupo, empleado en Tapachula, con el que espera pagar su alquiler y alimentos.
Por ello, pide que “agilicen los procesos” de asilo en la Comar, “que sea de manera más ordenada”, pues las oficinas están saturadas por extranjeros que buscan quedarse en México tras el regreso de Trump a la Casa Blanca.
“Yo ya vine hace dos años y antes daban numeritos para evitar los desórdenes que se hacen ahora, dar numeritos a las personas sería bueno para que nadie se vaya adelante porque ese es el detalle, la gente se cree busa (hace trampa)”, señaló.
Funcionarios locales defienden que Chiapas y México son lugares “hospitalarios” donde no se discrimina ni criminaliza a migrantes, sino que se les reconoce como personas que buscan un mejor futuro. (Información de EFE)