Con tan solo 34 años, Paula Babot irrumpe en la escena literaria con Mejor cerca del agua (AdN, 2024), una novela que aborda con valentía el maltrato psicológico en las relaciones de pareja. La historia sigue a Creta, una joven que, tras una relación tóxica con Milo, se traslada a Londres en busca de reconstrucción personal. Allí, enfrenta sus recuerdos y se abre a nuevas experiencias, descubriendo que el pasado no se deja atrás tan fácilmente.

Aunque la novela no es autobiográfica, la autora reconoce que su experiencia personal con una relación abusiva influyó en la creación de la historia. “Sí que es verdad que yo pasé por una experiencia de maltrato psicológico, y me di cuenta que tenía varios escritos y detecté que había un hilo conductor”, comenta. El libro nació desde un espacio íntimo, como una forma de diálogo interno: “Escribía de una forma personal, una forma de hablar conmigo misma”.
Desde pequeña, Paula creció en un entorno que alentaba la creatividad y la expresión emocional. “Crecí en un entorno muy sano donde nos impulsaban a escribir sobre nuestros sentimientos”, cuenta. Esa costumbre de volcar lo que sentía en palabras se convirtió en la semilla de su carrera literaria.
Aunque en un inicio dudó si enviar el manuscrito a una editorial, se dio cuenta de la importancia de visibilizar experiencias como la suya. “Hay tantas maneras de vivir esto que sé que puede tener puntos en común con otras personas. Identificarse con lo que estaba pasando sería maravilloso. Hay que dejar de estigmatizar a la víctima, no te hace ni más débil ni menos persona”.
En su novela, Babot también quiso mostrar cómo se vive el maltrato psicológico más allá de lo físico. “Cada día se habla más, pero se habla más del maltrato físico”, señala. Por eso eligió una narrativa donde múltiples voces se cruzan, incluyendo narradores externos que dan contexto y muestran el entorno de Creta, su protagonista.
Creta es un personaje al que la autora dio mucho de sí misma, aunque también fue una construcción colectiva. “Le di mucho de mí a Creta, traté de darle mucho de mí, pero también la fui construyendo poco a poco. Hablé con gente de mi entorno para lograr construir este perfil y la construcción del maltrato”. Para evitar caer en clichés, Paula se apoyó en entrevistas, fichas de personajes y mucha observación. “Hacía fichas de personajes. Poder sentarte, imaginártelos, van tomando historia un poco solos”.
Sobre el final de la novela, eligió uno más realista y abierto: “Me gustaba darle un final más realista, más doloroso. Yo quería dejar el final abierto, porque tú nunca sabes realmente cómo darle el final”.
Aunque nunca había escrito poesía, confiesa que es una lectora frecuente del género. “Yo no he escrito nunca poesía, pero soy lectora de poesía. Las frases así como poéticas han sido más bien parte de mi sensibilidad. Estos capítulos más cortos me sirvieron como de puente para otros capítulos”.
El proceso de escritura tuvo momentos de duda y bloqueo, sobre todo al preguntarse si la historia funcionaría o si interesaría a alguien. “A veces tenía miedo de si esto iba a funcionar, si lo iban a querer leer. Tenía que calmar las voces de mi cabeza”. Sin embargo, la seguridad en su narrativa creció después de haber pasado por un proceso de terapia: “Yo no tuve muchos momentos de autocensura, porque yo ya había ido a terapia y no me vi en la necesidad de autocensurarme”.
Fue gracias a una agencia literaria que su manuscrito llegó a AdN. “Yo lo mandé a una agencia, y me agarraron. Mi agente me dijo que AdN quiere publicarla y me puse súper contenta”. El hecho de que su libro esté llegando a otros países como México la llena de asombro: “A veces no me termino de creer que mi libro está en lugares como México”.
La recepción por parte de lectores ha sido significativa: “Me llama mucho la atención la de gente que se me ha acercado para decirme que han vivido esta situación”. Esa conexión confirma su intuición: que contar estas historias era necesario.
Sobre el uso de las redes sociales, Paula reconoce que son una herramienta poderosa, pero que hay que usarlas con criterio. “Al final las redes sociales son una herramienta, según cómo la uses. Sí que las redes sociales dan mucha información, pero a veces pueden confundir. Yo, como mujer, he recibido mucho esto de ‘tienes que ser una mujer independiente’, pero es como un bombardeo. Necesitas un criterio para filtrar la información, porque si no todo te bombardea”.
Finalmente, al preguntarle si vendría a México en un futuro cercano, respondió: “A mí me invitan y me monto en un avión ya mismo”.
La autora sigue dando presentaciones en España, y, para conocer más de su trabajo y su vida como autora, se encuentra en instagram como paulababot.