Las calles de alrededor de Villas de San Juan se ven flanqueadas con grandes camionetas negras y patrullas de la policía Municipal de Guadalajara, estacionadas en lugares estratégicos y sin irrumpir la vialidad; en tanto, los habitantes de la colonia se congregan en un estacionamiento de edificios de condiciones precarias, colores deslavados y árboles que ascienden al cielo para atender el martes comunitario de la alcaldesa de Guadalajara.

La tarde cae sobre el lugar y con el discurso de la presidenta municipal Verónica Delgadillo. Va acompañada por su equipo, a quien ella tilda de “excelente”, y se coloca en el centro de una pequeña multitud que ocupa las sillas de metal dispuestas antes del evento.
Al fondo se alza un pizarrón que enumera los compromisos con la comunidad, entre ellos, la correcta recolección de basura; la reconstrucción de banquetas que, la presidenta señala ilustración en mano, ya tienen mapeadas; la seguridad pública, así como el abastecimiento de agua.
Delgadillo recibe varias ovaciones y vítores cuando sus labios se acercan al micrófono para dar las gracias por confiar en ella y convertirla en la primera presidenta municipal de Guadalajara. Recibe aplausos cálidos con la mano en el pecho y una sonrisa amplia mientras añade: “Ahora sus hijas pueden voltear y decir: puedo ser presidenta, puedo ser comandanta”. Los aplausos vuelven a inundar el pequeño estacionamiento.

En un área flanqueada por los “guardianes de Guadalajara”, personas ataviadas con camisetas del característico color naranja fosforescente del partido Movimiento Ciudadano, los presentes atienden las palabras de la alcaldesa, quien reafirma que el problema de la recolección de basura es una situación que se remonta a administraciones pasadas y a la que ella le ha puesto fin (tácitamente se ha llevado de corbata a Pablo Lemus, su antecesor), “me estaba estrenando como presidenta cuando se presentó esta crisis. Tuve que tomar decisiones. Todo ha salido bien hasta ahora, ¿o no?”
Verónica se acerca a la audiencia y los cuestiona, ¿quién de aquí tiene un negocio? ¿una papelería, una estética o…? Una mujer alza la mano, habla de manera queda. Verónica le pregunta si cree que la gente se acercaría a su local si estuviera rodeada de basura, la mujer niega con la cabeza. La presidenta asegura que es importante tener una ciudad limpia y que el mayor enemigo de Guadalajara es la indiferencia. “Nosotros, al estar aquí, estamos haciendo algo increíble, que es crear comunidad. Al estar aquí cambiamos el rumbo de nuestra ciudad”.

Las palabras de la alcaldesa son concisas, pero repetitivas, vuelve sobre sus pasos, sobre sus oraciones, y habla despacio, invita a que el diálogo se dé, pero ella mantiene la palabra en soliloquio.
Mientras su discursos se extiende a un nuevo tema, respecto a los pocos recursos económicos con los que cuenta, personal de su equipo se desliza entre los presentes, le toman fotografías, graban el discurso con equipo profesional y con celulares. Un hombre lleva incluso un pequeño dron. Se coordinan entre ellos para captar lo que se debe captar.
El discurso se ve abruptamente interrumpido cuando una mujer mayor, de tez curtida por el sol, se pone de pie y, primero, alaba la capacidad de liderar que tiene Vero, para después continuar con que hay varios vecinos que no entienden lo de la basura, que siguen dejando sus bolsas y eso no está bien.
Las palabras de la mujer siguen una a otra hasta que Verónica alza la mano y le pide un momento. “Voy a resolver tu duda, pero necesito continuar porque tengo muy poco tiempo para poder decirles todo lo que les quiero decir… pero sí, tenemos soluciones para estas problemáticas” El discurso vuelve sobre sí mismo: la basura. Delgadillo comenta las multas anunciadas, que multará a quienes dejen su basura regada.

“Levante la mano quienes están de acuerdo en multar si se tira la basura en espacios que no corresponde” Ella alza la mano, el resto de los asistentes la imitan. Ella asiente. “Pero, ¿qué les parece si antes de multar tratamos de crear conciencia? Justamente con actividades como esta” La gente aplaude y asiente.
La presidenta se enfoca en que hay muchas cosas que arreglar, pero súplica por paciencia. “Hago lo mejor que puedo con los recursos que tengo, mi trabajo también es ver dónde invertir los recursos” Y entonces nos convertimos en un público infantil cuando Delgadillo decide dar el ejemplo de una mujer a la que le dan tres pesos para planchar, comprar comida y realizar múltiples labores, “Pues hagan de cuenta que yo soy ella, me dan un peso para banquetas, basura, luz, seguridad, y yo debo administrar eso” comenta mientras vuelve a pedir paciencia. “Lo importante es empezar, para después seguir”.
Para terminar, Verónica presenta a los guardianes de Guadalajara, un equipo que se coloca al frente, junto a ella. “Ellos son mis guardianes aquí en Villas de San Juan, y van a estar para ustedes todos los días, les van a explicar cualquier cosa que necesiten, los programas de gobierno y diferentes actividades”.
Para finalizar, Verónica pide una foto y un video: “Acérquense, vengan, no se vayan tan lejos” Verónica, incluso detiene a un trío de guardianes de Guadalajara que ya se van “¿A dónde van guardianes? ¡Vengan!”. Los guardianes terminan reprendidos por su superior y se incorporan al círculo congregado alrededor de la presidenta.
Después viene la etapa de generación bien pensada para las redes. Nada de improvisar aunque sean vecinos quienes saldrán en el tiktok, el short de youtube o el instagram: hay ensayo, prueba y error.
“Yo voy a gritar ‘En Villas de San Juan’ y ustedes responden: ‘¡Cuidamos Guadalajara!’”. Y ensaya con la multitud. El resultado no es el esperado. La presidenta insiste en que debe notarse el entusiasmo. Se graba una vez más. El resultado sigue siendo insatisfactorio para la presidenta. La tercera es la vencida, se toma la foto y el video. Aplausos.

El evento termina con una última sonrisa y la canción “Motomami” de La Rosalía está sonando en las bocinas. Los asistentes se dispersan entre los módulos instalados con mesas austeras, cubiertas con manteles que ostentan sellos del gobierno municipal y colores de Movimiento Ciudadano. En ellos se ofrece atención a problemáticas locales, trámites del registro civil, orientación migratoria, vacunación de mascotas y más. A diferencia de otros martes comunitarios, esta vez hay varios perritos se dejan ver entre los asistentes para acercarse al módulo de atención de mascotas.