
En el mundo del cómic no todo es Marvel y DC; hubo una época dorada de la historieta latinoamericana a la que mucho aportó México con títulos como Fantomas, Kalimán, Chanoc, El Santo… Chile con Condorito, y no se diga Argentina, con Quino y su icónico personaje Mafalda, y con la que podemos considerar una de las mejores novelas gráficas en lengua castellana: El Eternauta, publicada en los años sesenta del siglo pasado a manera de tira de periódico.

Nacida del genio del escritor y guionista Héctor Germán Oesterheld, fue ilustrada en su versión original por Francisco Solano López. El Eternauta está de regreso gracias a su adaptación a la televisión, que, a manera de serie de ficción, forma parte del catálogo de la plataforma de streaming Netflix.
Protagonizada por Ricardo Darín y dirigida por Bruno Stagnaro, se estrenó a nivel mundial en la plataforma el 30 de abril de 2025, con sus seis episodios disponibles en esta su primera temporada. Pues, en efecto, está confirmado: tendrá una segunda temporada. Esto, en parte, se debe a su buena recepción. Según datos de Netflix, logró 10.8 millones de visualizaciones en sus primeros cinco días, colocándose como la tercera serie más vista a nivel global y siendo la primera en español en lograr dicha posición.

Hay que señalar que la serie no se apega fielmente a la historieta; para empezar, está recreada en nuestra época y no en los años sesenta. También difiere en su comienzo, pues en la novela gráfica todo inicia casi como en La Divina Comedia, con la aparición en viñeta del autor —es decir, con el propio Oesterheld—. No se aclara en un primer momento que se trata de él, en lo que llamaríamos un ejercicio de metaficción.
Está nuestro guionista trabajando en su casa cuando repentinamente se materializa frente a él un personaje. Es nuestro protagonista, quien se presenta como el Eternauta, un navegante del tiempo, un viajero de la eternidad. Le explica que ha estado peregrinando por los siglos, lo cual lo tiene cansado. Y le pide al guionista que escuche su historia, y es así que la narración de los hechos comienza: “La historia del Eternauta, tal y como él me la contó”.
Esta escena no ocurre en la serie. En la serie, la primera escena nos presenta a unas jóvenes de recreo en un bote; una de ellas, Martita —o como la llaman en la serie, Clara—, resulta ser la hija de Juan Salvo, el Eternauta. El cataclismo que conmocionó al mundo las alcanza en pleno mar. Sin que nos enteremos cómo, solo Clara sobrevive. Una nevada inesperada cae sobre el mundo.

Un grupo de amigos —entre ellos, Salvo— pasa una noche de cartas, juegan al truco cuando, de repente, viene esta nevada que resulta ser, vaya sorpresa, un arma —por llamarla de alguna forma— química de destrucción masiva, enviada por una avanzada de invasores extraterrestres. Millones de seres humanos, al entrar en contacto con ella, mueren. Ha comenzado el apocalipsis de la humanidad. Salvo idea un traje, con la característica cáscara de oxígeno, para poder salir sin ser contaminado, en su apremio por ir en busca de su hija (esta trama es original de la serie; no viene en la novela gráfica).
Como en las mejores series y películas apocalípticas de ficción, al estar la humanidad al borde del colapso, ya sea por una infección zombi o un cataclismo climático, el espasmo de la desesperación y el temor detonan primero en ella sus instintos más básicos: reina el “sálvese quien pueda”, deviene la anarquía, y, reducidos al estado de naturaleza, los más fuertes se imponen. De regreso a la barbarie. Hasta que un llamado al orden de nuestra conciencia colectiva más humana nos recuerda que, por algo, superamos la bestialidad para convertirnos en seres civilizados, capaces de funcionar solidariamente.
Es hasta pasados algunos capítulos que nuestros protagonistas —Salvo, su esposa Elena y con ellos sus amigos— descubren que aquello se trata de una invasión extraterrestre. El ejército organiza una resistencia; los civiles lo secundan en su combate a extrañas criaturas de otro mundo, con forma de escarabajos.
Tanto en la novela como en la serie, los héroes son hombres y mujeres ordinarios que tenían una vida normal. La adversidad los puso a prueba y supieron responder. No sin antes resolver sus asuntos personales y buscar, fallidamente al principio, salvarse ellos.

“El Eternauta” es una gran apuesta por las historias de ficción que tiene como plus el estar situada en un país hispano, como lo es Argentina; se agradece que no caiga en clichés ni regionalice demasiado el contexto de la trama.
Esperamos la segunda temporada, en la que seguramente tendremos a más extraterrestres en escena, y a nuestros héroes combatiendo por la liberación de la Tierra.