La más reciente novela de Andrea Chapela “Todos los fines del mundo” publicada por Penguin Random House, es una historia que se desarrolla en un Madrid golpeado por el cambio climático, Angélica, una joven actriz, intenta sostener el arte, el amor y la comunidad frente al colapso.Todos los fines del mundo es una novela sobre cómo seguir conectados cuando todo se derrumba. Una historia íntima y luminosa en medio del desastre.
En entrevista exclusiva con La Crónica de Hoy, Andrea Chapela explora más sobre su fascinación hacia la ciencia ficción.

Andrea Chapela: escribir para imaginar lo que aún no entendemos
En un rincón del tiempo donde el fin del mundo no es una catástrofe sino una posibilidad que se piensa con arte, Andrea Chapela escribe. Escritora mexicana, apasionada por la ciencia ficción y la especulación, acaba de ser aceptada en el doctorado de la UNAM relacionado con la literatura.
“Mucho de Andrea Chapela sí es que soy escritora, pero también es que soy escritora de literatura especulativa de ciencia ficción y mexicana, y que soy una persona muy curiosa y que le gustaría ser estudiante el resto de su vida”, dice con entusiasmo.
En sus palabras, la ciencia ficción no se trata de predecir el futuro, sino de abrir ventanas hacia lo posible:
“El mundo es un sitio que podemos inventar. Para mí es muy importante que la ciencia ficción explora posibilidades. Es un ‘¿qué pasaría si…?’”
Chapela llegó al género en sus veintes, se enamoró perdidamente y decidió quedarse ahí. Escribir ciencia ficción —y solo eso, por ahora— le permite construir escenarios desde donde hablar de lo que realmente le importa, sin las limitaciones de lo real.
“Me gusta la posibilidad que me da de crear un escenario que me ayude a decir lo que quiero decir y no tener que lidiar con todas las partes de la realidad”.
Aunque sus primeras publicaciones fueron a una edad muy joven, su perspectiva ha cambiado profundamente con el tiempo. “He bebido de muchas fuentes distintas”, dice. Pasó por distintos estudios en Estados Unidos y México, incluso por la literatura japonesa. Lo que le importa ahora es dejar que las cosas que le interesan se mezclen y se contaminen entre sí. Lo que permanece es su compromiso con la literatura especulativa.
Todos los fines del mundo: amor, arte y sobrevivencia
Su nueva novela, Todos los fines del mundo, es quizás su obra más íntima y desafiante. Es una historia escrita, en gran parte, con mapa, como suele hacerlo ella. Aunque esta vez —admite— hubo algunas partes que nacieron desde la brújula.
Madrid, ciudad donde vivió dos años, se convierte aquí en el escenario donde se preguntó por el amor, la amistad y la línea borrosa entre ambos. “Siempre he sido una persona que confunde el amor y la amistad, ¿la sabe alguien?”, se pregunta con franqueza.
Angélica, la protagonista, estudia teatro. Chapela la eligió así porque también a ella le interesa el teatro, y en sus palabras se adivina que hay mucho de autora en ese personaje.
“Ahora mismo me interesa narrar más desde la perspectiva de una mujer joven, que es más cercana a la mía. Tengo mucho compromiso en explorar estas posibilidades.”
Angélica también se hace una pregunta poderosa: ¿será posible llevar el arte al futuro? Chapela no responde con certeza, pero se aferra a lo que la historia ha mostrado: aunque hayamos perdido mucho —como la Biblioteca de Alejandría— seguimos buscando entender quiénes fuimos.
“La humanidad seguirá preguntándose de la gente del pasado, cómo vivían y cómo eran.”
Cuando se le pregunta qué libro llevaría al fin del mundo, responde sin dudar: Pánico o peligro, de María Luisa Puga.
El fin del mundo como estatismo
A Chapela no le asustan los meteoritos ni los futuros apocalípticos llenos de ceniza. Le da más miedo otra forma de fin del mundo: la nueva normalidad, la desesperación por volver a lo anterior sin cambiar nada.
“El tipo del fin del mundo que a mí me da más terror, que es este como estatismo, el no poder hacer nada, en esta cosa nueva ‘normal’, parchando el problema.”
Por eso el cambio climático tiene un papel central en su novela. No como mensaje aleccionador, sino como parte de la vida misma. Como una variable más que atraviesa la escritura, las decisiones narrativas, los silencios.
“Es un problema del día a día. El cambio climático complica las narrativas, y me interesaba también ese reto.”
Después de años de trabajo, reescrituras y una fuerte edición impulsada por cambios personales, Chapela supo que la novela estaba lista: “Esto es lo que había en mi cabeza”. Fue su agente literaria quien la llevó hasta las puertas de Random House, y desde ahí el libro tomó su camino definitivo.
Una escritora en movimiento
Hoy, Andrea Chapela trabaja en un nuevo proyecto “más similar a lo de Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio”, pero desde otra mirada. Se sigue haciendo preguntas, sigue observando el mundo.
Y muy pronto, regresará a Guadalajara como invitada de la Feria Internacional del Libro, para seguir imaginando con palabras los futuros que nos acechan y nos inquietan.