En las estaciones de alta afluencia del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), los detectores de metales son inservibles; en un estado de abandono, con vasos, bultos y mochilas encima, las bandas, computadoras y arcos están arrumbados, al lado de usuarios que ingresan y salen con grandes bultos, muchos envueltos en bolsas negras y sin saber qué se transporta en los 226 kilómetros de la red, según los policías auxiliares, desde hace muchos años se descompusieron por falta de mantenimiento y no hay intención de repararlos.
La estación Tacubaya de la Línea 7 es el único sitio donde el detector de metales funciona y su personal revisa a todos los que ingresan, sin embargo, 24 horas antes, ese dispositivo estaba inhabilitado, fue hasta que Kevin “N”, alias “El Jommy” acuchilló a cuatro personas, el pasado 19 de noviembre, que se encendió la banda que inspecciona el interior de las mochilas; pero metros adelante, del lado del acceso por la Línea 9 (donde hay mayor afluencia), así como otras estaciones que triplican el número de pasajeros a esa parada, no hay ningún dispositivo que observe si dentro de los bultos hay algún arma de fuego o arma que ponga en riesgo la vida de los usuarios.
Aunque Tacubaya Línea 9, está en el número cuatro de las estaciones con mayor afluencia del Metro, con 196 mil 160 personas que cruzaron el torniquete en lo que va del 2024, se decidió colocar el detector de metales en el mismo punto donde atacó “El Jommy”, un caso aislado y desatender otras estaciones con mayor incidencia delictiva, como Tepito, Lagunilla, Garibaldi/Lagunilla y Morelos, colonias Centro y Morelos donde en las últimas semanas han ocurrido varios asesinatos y ataques entre bandas criminales que utilizaron armas de fuego y con flujo de usuarios de hasta 100 por ciento más que la Línea 7. Por igual, Chabacano, estación por la que huyeron los asesinos de la abogada Oralia Pérez, tampoco posee medidas de seguridad.
En un recorrido realizado por Crónica, en la estación Tepito de la Línea B, el detector de metales está abandonado detrás de las vallas naranjas para dosificar a la gente y usuarios lo usan para recargarse; desde temprano, ciudadanos que llegan por ambas direcciones ingresan y manipulan bultos voluminosos, a causa de los cientos de comercios que se encuentran al exterior de la parada y aunque de varios de estos paquetes se desconoce lo que contienen en el interior y a veces son tan grandes que no caben por los torniquetes, nadie los revisa.
Policías desconocen cuándo se descompusieron
De acuerdo con la policía que vigila el acceso oriente de la estación, el tiempo en que dejaron de funcionar fue hace tanto que es impreciso determinar cuándo se descompusieron y las autoridades del Metro y del Gobierno de la Ciudad de México no han estado dispuestos a repararlos por falta de recurso económico e inversión al mobiliario de las instalaciones. Es fácil determinar que los detectores fueron adquiridos hace más de una década, ya que los monitores son antiguos y están descontinuados en el mercado.
El elemento policial dijo que es incierto cuándo serán reparados y que por el momento no tienen instrucciones o información de que pronto serán reparados y solamente en Garibaldi, San Lázaro, Terminal Aérea y Pantitlán, por su alta afluencia, se les dará prioridad con detectores de metales que funcionen, pero en estas zonas, los dispositivos tampoco sirven.
En la Línea 7 de Tacubaya, lo que pasa por el detector son pequeñas mochilas o bolsas de mano de mujeres, paso de gente que es intermitente, por la baja afluencia de la estación, con 559 mil 617 de enero a marzo del 2024, a comparación de Tepito, que tuvo un millón 238 mil 340 usuarios más en el mismo lapso de tiempo; 105 por ciento más de flujo.
La misma situación se vive en Lagunilla de la Línea B, a solo mil 500 metros de la estación Tepito; ahí no hay detector de metales, aunque se ubica en la misma avenida Eje 1 Norte, en medio de más de 10 mil puestos de la zona comercial de Tepito y la zona Centro. También altamente transitada, con un millón 675 mil 849 usuarios de enero a marzo del 2024, sólo 122 mil 108 menos personas que Tepito, la presencia policial no es fija.
Estaciones que triplican afluencia de Tacubaya no tienen medidas de seguridad
En Garibaldi/Lagunilla la situación es la misma respecto a las medidas de seguridad; el acceso norte de la Línea 8, que recibió un millón 673 mil 991 pasajeros de enero a marzo, no es vigilado. Aunque el detector de metales de la estación aparentemente funciona porque parece estar encendidos los botones, nadie lo utiliza, la policía asignada a esa tarea platica en los pasillos de correspondencia de la Línea B y una vez que se pregunta quién está encargado del detector, regresa a su sitio y presiona algunos botones del aparato (con el monitor apagado), pero no le pide a ninguna persona que pase sus pertenencias por la banda y se verifique si porta un objeto peligroso.
Con más pasajeros, la estación Bellas Artes de las Líneas 2 y 8 sí cuenta con un detector de metales, pero está descompuesto; el aparato se ubica en medio del pasillo de correspondencia, por el que transitaron tres millones 572 mil 927 pasajeros de enero a marzo. Igual que en la estación Tepito, el dispositivo es inservible, este no tiene monitor y en la banda tiene basura. Al preguntarle al policía por qué no funciona, solamente levanta los hombros y dice “no sé”.
En Terminal Aérea de la Línea 5 el detector de metales está encendido, pero tampoco se les exige a los pasajeros que ingresan del lado del Aeropuerto Internacional Benito Juárez que pasen sus pertenencias por la banda. La policía que lo manipula le dice a otra trabajadora cómo utilizarlo, ya que presenta fallas. Mientras, decenas de personas entran, de enero a marzo, un millón 209 mil 46 (más del doble que Tacubaya Línea 7) y no ruedan sus maletas por el aparato, solamente una joven, quien no sabía si tenía que pasar su equipaje en la revisión, decidió hacerlo, pero no era obligatorio.
San Lázaro de la Línea B es de los sitios en los que su detector de metales opera con normalidad, no tiene fallas y hay cuatro policías que aparentemente realizan la revisión, la cual es aleatoria, solo a uno de cada 10 usuarios que ingresan se le exige que pase su mochila por la banda, pero esto no ocurre con quienes portan bultos voluminosos, a quienes los transportan se les deja pasar sin ser revisados.
Ley de Movilidad no se cumple
Esto contraviene a la Ley de Movilidad del Distrito Federal (cuya homologación está retrasada en el Congreso), la cual establece que está prohibido transportar bultos que dificulten el movimiento de los pasajeros o anden perpendiculares en los andenes. El Metro solicitará a los usuarios permitir la revisión de sus bultos voluminosos por personal autorizado.
En 2009, el Metro anunció una inversión de 50 millones de pesos para la compra de 350 detectores de metales fijos en toda la red, luego de una balacera en la estación Balderas de la Línea 3, que dejó dos personas muertas y cinco heridos. Quince años después, no fueron colocados estos dispositivos en las 195 estaciones ni se logró la meta establecida ni la parada donde ocurrió la matanza tiene medidas de seguridad severas, a pesar de que fue remodelada.
La última parada de este recorrido fue Pino Suárez de la Línea 2, la cuarta estación más concurrida de la Línea 2 en el primer trimestre del 2024, con dos millones 443 mil 732 usuarios y dos millones 283 mil 688 más que entraron por los torniquetes de la Línea 1. Siguiendo el mismo patrón, los detectores que inspeccionan las mochilas y bolsos no sirven, están abandonados y ningún policía se les acerca para intentar encenderlos o verificar si otro “Jommy” puede atacar a los usuarios del Metro.