Con una población que en 2024 alcanzó los 22.5 millones de habitantes, la Ciudad de México está posicionada como una de las metrópolis más pobladas del mundo. La capital enfrenta desafíos cada vez mayores en cuanto a espacio y urbanización, lo que plantea preguntas sobre cómo hacer frente al rápido crecimiento urbano sin sacrificar calidad de vida.
Gustavo Felipe Tomé Velázquez, experto en el sector inmobiliario, destaca la vivienda vertical como una de las soluciones más prometedoras y sostenibles para aprovechar el suelo urbano de forma eficiente y contribuir a una vida más conectada.
“La construcción de edificios en altura representa una oportunidad para contener la expansión horizontal de las ciudades, optimizando el uso del suelo y facilitando la incorporación de tecnologías sostenibles que disminuyan el impacto ambiental,” afirma Tomé Velázquez.
Según datos de 4S Real Estate, durante el 2022 se comercializaron más de 32,600 unidades de este tipo, marcando un récord histórico desde el inicio de su registro en 2016. Este crecimiento del 7.7% respecto al año anterior resalta la tendencia creciente hacia este modelo.
La vivienda vertical se alinea con las preferencias de las nuevas generaciones que buscan residir en áreas céntricas, con acceso a servicios, transporte y lugares de trabajo: “La proximidad a servicios, educación y entretenimiento se traduce en ahorro de tiempo y en una mayor calidad de vida, especialmente para los jóvenes que buscan un entorno urbano integrado,” añade el Tomé Velázquez.
¿Cómo lograrlo?
Para que el modelo de vivienda vertical se desarrolle de forma efectiva, Tomé Velázquez señala la importancia de contar con políticas públicas que incentiven la construcción de edificios que optimicen el espacio y sean sostenibles y accesibles.
“La vivienda vertical necesita apoyo gubernamental para consolidarse como una solución real al crecimiento urbano. La colaboración entre desarrolladores y autoridades locales es clave para asegurar que esta tendencia ofrezca beneficios tangibles a la población y el medio ambiente”, explica Tomé Velázquez.
Los desarrolladores enfrentan varios obstáculos en el posicionamiento de viviendas verticales. Tomé Velázquez destaca que el alto costo de los suelos en áreas urbanas, así como la complejidad de los procesos de permisos y regulaciones, pueden desincentivar a los inversionistas.
De acuerdo con el experto, la vivienda vertical se perfila como una estrategia clave para lograr un desarrollo urbano que priorice la sostenibilidad y la calidad de vida en las metrópolis, siempre y cuando se aborden los desafíos que limitan su expansión.
“La vivienda vertical responde a la necesidad de espacio en una ciudad en constante crecimiento y ofrece una solución a los retos medioambientales que enfrentamos. Adaptarnos a esta realidad implica un compromiso compartido entre desarrolladores, consumidores y gobiernos,” concluye Tomé Velázquez.