
El amanecer de este lunes encontró a cientos de usuarios del Metro con una sorpresa incómoda: la Línea 8, que usualmente conecta el oriente de la ciudad con el Centro Histórico, ofrecía solo servicio parcial.
En las estaciones de Iztacalco, Coyuya, Santa Anita y La Viga, los trenes simplemente no pasaban. En su lugar, unidades verdes de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) llenaban el vacío, mientras una fila de usuarios se enroscaba por las calles aledañas a la estación Chabacano.

Las lluvias torrenciales del domingo por la noche y la madrugada del lunes causaron una de las afectaciones más notorias de la temporada en cuanto a transporte público.
Según informó el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, el agua alcanzó hasta 80 centímetros sobre la barra guía del cajón de vías, con mayor acumulación en el tramo Coyuya–Santa Anita. Por seguridad, el servicio quedó dividido: los trenes solo corrían entre Garibaldi y Chabacano, y entre Constitución de 1917 y Apatlaco.

Una jornada anormal
La medida obligó a la ciudadanía a adaptarse. Desde temprana hora, los usuarios tuvieron que modificar su trayecto. Uno de ellos, Fernando Reyes, vecino de Iztacalco y trabajador en una panadería del Centro, encontró sorpresas en su camino.
“Cuando llegué a Coyuya, ya había personal avisando que no había paso. Me mandaron a Chabacano, donde estaban los camiones. La fila era larga, pero avanzaba. Perdí como 45 minutos más de lo normal, pero al menos sí había transporte”.

Desde las 5:30 de la mañana, unidades de la RTP comenzaron a operar gratuitamente entre Apatlaco y Chabacano, cubriendo el tramo afectado. En el punto de partida, la organización fue clave. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y personal del Metro guiaban a los pasajeros hacia los camiones, que hacían paradas intermedias en las estaciones afectadas. El tiempo promedio de espera fue de entre 15 y 20 minutos, según estimaciones de usuarios.
SSC moviliza apoyo a ciudadanos
El despliegue de personal fue notable. La SSC movilizó a 130 elementos y 70 vehículos para apoyar en la zona, mientras la Subsecretaría de Control de Tránsito dispuso de 950 agentes, apoyados por grúas, motocicletas y patrullas.
Durante el día se brindaron 27 servicios de apoyo para traslado y rescate, atendiendo a 758 personas. Además, se auxiliaron 117 vehículos afectados por encharcamientos y se rescataron a 93 personas más atrapadas por inundaciones.

Mientras tanto, al interior del Metro, los trabajos no se detuvieron. Desde la noche del domingo, técnicos especializados en instalaciones fijas permanecieron en la interestación Coyuya-Santa Anita, intentando restablecer el servicio. Equipos Vactor fueron empleados para el bombeo del agua, con apoyo también de la Secretaría de Gestión Integral del Agua. Cárcamos de rebombeo funcionaban a su máxima capacidad para desalojar el líquido hacia la red de drenaje.
Avance en trabajos
Por la tarde, alrededor de las 17:00 horas, Adrián Rubalcava, director general del STC Metro, acudió personalmente a supervisar las maniobras.
Confirmó la acumulación de agua pluvial y también el ingreso de agua desde el exterior, lo que obligó a pedir un informe técnico detallado con propuestas de solución.
“El servicio se restablecerá en su totalidad en el transcurso de esta tarde-noche”, declaró, aunque en ese momento, el panorama todavía mostraba filas y vehículos en espera.

En las inmediaciones de Chabacano, una hilera de personas seguía rodeando la cuadra al anochecer. Algunos iban a casa, otros al trabajo, y algunos otros solo de visita a algún conocido o familiar.
Rosa María, trabajadora del Hospital General, comentó mientras esperaba el abordaje.
“Ya me acostumbré a estas cosas. Pero al menos hay camiones y hay quien te oriente. A veces, eso no pasa”.
La línea opera con normalidad, tras más de 20 horas
No fue hasta alrededor de las 19:00 horas del lunes l servicio fue completamente restablecido, cumpliendo casi 22 horas desde que el servicio fue paralizado parcialmente.
“Luego de los trabajos realizados desde anoche, logramos restablecer el servicio en la Línea 8. Agradezco el compromiso del equipo del Metro, que trabajó de manera continua para reactivar la operación con todas las medidas de seguridad”, informó Adrián Ruvalcaba.
No hubo caos, pero sí demoras. No hubo confrontaciones, pero sí resignación. La ciudad se volvió a adaptar, como tantas veces lo ha hecho, al ritmo impredecible de su clima y su infraestructura. La Línea 8, herida por la tormenta, operó como pudo, con su maquinaria, su personal y el respaldo de otras dependencias.
Aunque el Metro no pudo operar al 100% durante la mayor parte del día, se implementaron soluciones inmediatas para garantizar la movilidad. Y en medio de todo, los ciudadanos, como siempre, supieron esperar.