
La zona del oriente del Edomex es una tierra de contrastes: zonas con infraestructura eficiente, algunas relativamente nuevas, que conviven, separadas apenas por unos metros, con calles sin pavimentar, alumbrado deficiente y servicios urbanos deteriorados. Hay áreas que han experimentado cambios positivos muy visibles, como aquellas en las que se ha incorporado el trolebús, Mexibús o el metro en sus líneas interestatales, por ejemplo, lo que ha reducido significativamente los tiempos de traslado y ha brindado mayor comodidad a los usuarios, especialmente en temporada de lluvias. Sin embargo, miles de ciudadanos en Ecatepec, Texcoco, Chicoloapan o Tecámac, siguen trasladándose en autobuses viejos o combis modificadas para meterles más personas y que van peleando en el camino para ganar el pasaje.
Estas desigualdades no se limitan al transporte. Servicios esenciales como el suministro de agua, la pavimentación, el alumbrado público y el drenaje presentan graves deficiencias en buena parte del oriente mexiquense. En muchos hogares, el agua no llega de forma regular, lo que obliga a las familias a comprar pipas a un precio que ronda los 2 mil pesos. En momentos de alta demanda, los vendedores incrementan las tarifas o tardan en entregar el servicio.
Las vialidades también reflejan el abandono institucional de décadas. Las calles sin pavimentar son parte del paisaje cotidiano. En temporada de lluvias, los baches se cubren por el agua y se vuelven trampas para los automovilistas que con frecuencia dañan sus vehículos. La necesidad de esquivar estos hoyos genera tráfico intenso y eleva el riesgo de accidentes menores.

El sistema de alumbrado público muestra signos claros de deterioro. Postes inclinados por el paso del tiempo y cables vencidos provocan constantes fallas eléctricas. En algunas zonas, la situación se agrava con conexiones irregulares por parte de vecinos que se cuelgan de la red eléctrica para abastecerse de energía, lo que sobrecarga aún más el cableado y eleva el riesgo de cortocircuitos.En el ámbito de la salud, las condiciones no son mejores.
La saturación de clínicas y hospitales públicos es constante. Pacientes enfrentan la falta de medicamentos, insumos médicos e incluso camas para ser atendidos. Las familias con recursos limitados se ven obligadas a recurrir a servicios particulares que muchas veces no harán sino palear la enfermedad, no atenderla de verdad. ¡medicina preventiva? No hay para la gran mayoría.Mientras algunos proyectos de movilidad implementados en los últimos años dan otra cara al desarrollo urbano de diversas colonias y municipios, otras permanecen estancadas en una precariedad estructural que afecta la calidad de vida de miles.

La inseguridad en el transporte público es otro problema persistente. Usuarios relatan cómo, en trayectos cotidianos, son víctimas de robos. Una docente fue despojada de sus pertenencias al abordar una combi en Rio de los remedios tras finalizar su jornada laboral. Este tipo de delitos se han vuelto comunes y elevan la inseguridad, incluso dentro de unidades en movimiento.
Ir al otro mundo, allí empieza el drama
El oriente del estado de México es, en gran medida, un dormitorio. Trabajar y estudiar después de la secundaria implica, para la gran mayoría, traslados costosos en tiempo y comodidad. Por ejemplo, desde Ecatepec, una persona que trabaje en alguno de los comercios de Santa Fe, debe invertir 3 horas de ida y 3 de vuelta. La salida desde el municipio mexiquense es igual a tomar una combi acondicionadas para 16 personas, cuando originalmente estaban pensadas para 12. La adecuación es casera, tubos soldados para colocar más asientos que generalmente están viejos y rotos.
Esta es una realidad lo mismo en Ecatepec, que en Coacalco, Tlalnepantla, Tecámac, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán o Chicoloapan.

El Mexibús y el Mexicable se han convertido en medios indispensables para quienes buscan oportunidades de empleo en otras regiones del Valle de México sin recurrir a las combis. El viaje en sí mismo no se puede evitar: las opciones laborales en sus propias comunidades son escasas o inexistentes.
El traslado al trabajo o a la escuela es también un viaje a la desigualdad. Ir a la Ciudad de México, el gran centro de oferta laboral y escolar, significa iniciar en las colonias mexiquenses donde las desigualdades son punzantes a un entorno urbano más homogéneo, con problema sin duda, pero donde las diferencias no son tan marcadas.
Las nuevas opciones de transporte representan un cambio notable. El Mexibús moviliza diariamente a más de 326 mil personas a través de sus cuatro líneas en operación, pero esta cifra, muy alta, no es tan significativa al compararla con los 1.6 millones de habitantes sólo en Ecatepec, el municipio más poblado del país.
Actualmente, 25 unidades brindan servicio en la Línea 2 y se prevé que en julio se incorporen 10 vehículos adicionales para reforzar la Línea 4.
Recientemente se anunció la adquisición de 15 nuevos vehículos eléctricos, de los cuales 10 serán exclusivos para el servicio rosa y cinco más de tipo articulado.
Estos anuncios, seguramente, activarán la memoria de muchos habitantes del oriente. Hace años, no muchos, anuncios similares terminaron en fiasco: promesas de renovación de autobuses terminaron con un transporte igualmente deteriorado. Apenas un mes después de la renovación, al menos algunas de las unidades, que por fuera pasaron de ser blancos a azules, por dentro estaban dañadas significativamente. Un mes bastó para el deterioro.
La descripción contenida en este texto es una mirada, incompleta sin duda, pero fiel en el sentido de que es una mirada sin filtro. Es, también, la explicación de fondo al anuncio realizado este miércoles en Palacio Nacional. Así como Neza fue alguna vez el gran problema de carencia de servicios básicos en una población que crecía; como Chalco fue el dilema del progreso social o Ecatepec empezó a surgir como un polo urbano de difícil manejo para las autoridades, ahora la región completa, ese oriente mexiquense difícil de atender, es el objetivo de una inversión gubernamental enorme, cuyos resultados marcarán en buena medida a las administraciones federal y local actuales.