Metrópoli

Se trata de una de las obras hidráulicas más impresionantes de Latinoamérica, combina conocimientos indígenas y europeos, y se extiende por 48 kilómetros

Acueducto del Padre Tembleque celebra 10 años como Patrimonio de la Humanidad

El acueducto se extiende por 48 kilómetros y alcanza una altura de hasta 39 metros

El Acueducto del Padre Tembleque —ubicado entre los municipios mexiquenses de Axapusco, Nopaltepec y Otumba— celebra este fin de semana una década como Patrimonio Mundial de la UNESCO, reconocido así desde 2015 por su valor arquitectónico, histórico y comunitario.

El acueducto es considerado una de las obras hidráulicas más impresionantes del periodo virreinal en México. Su construcción inició en el año 1555 y concluyó en 1572, bajo la dirección del fraile franciscano Francisco de Tembleque, de quien toma su nombre, y en colaboración de más de 40 pueblos originarios del Estado de México y de Hidalgo.

Su propósito principal fue llevar agua desde los manantiales del cerro de Tecajete, en el actual estado de Hidalgo, hasta la región de Otumba, en el Estado de México, para abastecer a comunidades indígenas y conventos.

La obra combina conocimientos indígenas y europeos en ingeniería hidráulica, y se extiende por 48 kilómetros, cruzando los estados de Hidalgo y Estado de México. Su tramo más emblemático es el que cruza la barranca de Papalote, donde se encuentran los arcos más altos, alcanzando hasta 39 metros de altura.

Este acueducto es una muestra excepcional de la colaboración entre frailes y comunidades indígenas en la construcción de infraestructura durante la época colonial.

Actualmente, el Acueducto del Padre Tembleque no sólo representa un símbolo del patrimonio virreinal, sino también un testimonio de la creatividad y esfuerzo colectivo que caracterizó a la Nueva España.

 

 

 

 

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