
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es una de las instituciones de salud más grandes de Latinoamérica y, para millones de familias mexicanas, representa la primera línea de atención médica. Más allá de las estadísticas y los informes oficiales, la verdadera dimensión de su labor se refleja en la experiencia diaria de sus derechohabientes.
Historias de confianza, satisfacción y gratitud se entrelazan con episodios de frustración, largos tiempos de espera o tratos poco sensibles. Los testimonios de Juana, Benito y una paciente de la clínica 68 revelan la complejidad de un sistema que, pese a sus carencias, sigue siendo indispensable.
La confianza de Juana: 25 años de atención continua
Juana Reyes Gómez lleva más de 25 años afiliada al IMSS. Su historia como paciente es la de alguien que ha encontrado en la institución un respaldo constante, especialmente en el tratamiento de la diabetes que padece desde hace casi tres décadas. Cada mes recibe puntualmente sus medicamentos, sin haber enfrentado desabasto, y resalta la disposición de los médicos que la atienden.
“Yo aquí estoy bien, nunca me ha faltado nada, ni medicamentos ni citas. Y siempre me tratan con respeto”, comenta mientras espera a su hijo a las afueras de la clínica. Para ella, la diferencia con el ISSSTE institución a la que también ha acudido en ocasiones es evidente: “Allá no siento la confianza que aquí tengo”.
Actualmente, Juana espera una cirugía del corazón tras un infarto sufrido hace tres meses. Aunque reconoce que el proceso ha sido largo, subraya que recibió atención inmediata y medicamentos para estabilizar su condición. “Si no me hubieran dado tratamiento rápido, no estaría aquí”, dice con convicción.

Benito: una experiencia amarga en urgencias
En el otro extremo está Benito Mario, quien lleva más de 30 años como derechohabiente. Aunque reconoce que a lo largo de su vida ha recibido buenas atenciones, recuerda con molestia un episodio reciente tras un accidente que lo llevó a urgencias en Plaza Aragón.
Relata que, al día siguiente, debía recibir seguimiento médico en su clínica, pero la doctora se negó a atenderlo bajo el argumento de que su turno había terminado. “El doctor estaba ahí, con su bolsa de frituras y su refresco, pero decidió no atenderme. Eso sí me cayó mal, porque uno va con dolor y esperando ayuda”, recuerda indignado.
Benito considera que la actitud del personal en esa ocasión reflejó una falta de sensibilidad hacia los pacientes, aunque también admite que ha tenido consultas satisfactorias en otras visitas. “Es como una ruleta rusa: a veces te toca buena atención y a veces no”, resume.
Pese a esa mala experiencia, reconoce que las instalaciones han mejorado desde el sismo y que los trámites administrativos hoy son más ágiles. “Sí hay cambios, no se puede negar, pero todavía falta mucho por mejorar”, comenta.
Eugenia Márquez:gratitud tras un accidente
Otra historia distinta es la de Eugenia Márquez, quien pasó cuatro meses hospitalizada tras sufrir un accidente automovilístico. Para ella, la atención fue adecuada y sin complicaciones en cuanto a citas o medicamentos.
“Me trataron bien, no tuve problemas con los doctores ni con los medicamentos. Todo fue a tiempo”, afirma con serenidad. Actualmente, su relación con el IMSS se centra en trámites de pensión, tras el fallecimiento de su esposo. Aunque su vínculo con la institución es ahora más administrativo que médico, guarda un buen recuerdo del periodo en el que recibió cuidados intensivos.
El IMSS en la vida de millones
Más allá de estas historias personales, lo cierto es que el IMSS sigue siendo un pilar para la atención médica de la población trabajadora y sus familias. Con millones de derechohabientes en todo el país, su papel es insustituible, pero también enfrenta enormes retos: desde la saturación en sus hospitales hasta la falta de personal, pasando por las críticas recurrentes sobre tiempos de espera o desabasto de medicamentos.
No obstante, los testimonios recogidos por Crónica evidencian que, en medio de las carencias, también existen médicos comprometidos, procesos que funcionan y pacientes que reconocen el esfuerzo de la institución. Para muchos mexicanos, el IMSS sigue representando la diferencia entre la incertidumbre y la seguridad en su salud.