La calles de Valencia, en España, se llenaron de reclamos este sábado cuando miles de personas exigieron la renuncia del presidente regional, Carlos Mazón, debido a su pésima gestión de las devastadoras inundaciones que golpearon la región el 29 de octubre.
El temporal dejó un saldo de 230 muertos, 222 de ellos en Valencia, además de cientos de miles de damnificados. Convocados por sindicatos, organizaciones civiles y grupos de izquierda, los manifestantes calificaron al Gobierno valenciano de “moral y éticamente incapacitado” para liderar la reconstrucción.
“Son el gobierno de la destrucción, militarizado, que solo está dando dinero a empresas vinculadas a corrupción”, afirmaron los organizadores. Los participantes también demandaron “verdad, justicia y reparación”, señalando que miles de familias aún no tienen acceso a servicios básicos y que cerca de 20.000 estudiantes siguen sin clases regulares.
Presidente bajo escrutinio
Carlos Mazón, del Partido Popular, enfrenta críticas crecientes por su manejo de la crisis. La indignación se intensificó al conocerse que el presidente estaba en un almuerzo no registrado en su agenda oficial mientras las inundaciones anegaban comunidades enteras.
En un intento por calmar el malestar, Mazón reestructuró su equipo y contrató a un militar retirado para coordinar la recuperación.
La protesta de Valencia coincide con otra realizada el viernes en más de treinta municipios afectados, donde también se pidió la dimisión de Mazón. Los críticos lo acusan de ineptitud y de no estar a la altura de las necesidades de una región devastada.
El temporal del 29 de octubre es considerado el peor registrado en España este siglo. Las cifras reflejan su magnitud: 230 muertos, 75 municipios afectados, 25,000 hectáreas inundadas y hasta 771 litros de agua por metro cuadrado en las áreas más dañadas. El coste estimado de reconstrucción asciende a 3,000 millones de euros.
El Gobierno español ha destinado 16,600 mde en ayudas para las zonas afectadas, pero las críticas a la falta de liderazgo del Gobierno regional no cesan.
Un mes después, el proceso de reconstrucción avanza con lentitud, mientras el descontento social se mantiene vivo en las comunidades golpeadas por la tragedia (con información de EFE).