La situación en Gaza sigue siendo el centro de atención para Israel, mientras el primer ministro Benjamín Netanyahu busca mantener el control sobre la agenda política y militar del país. Este domingo, Netanyahu convocó a una reunión de seguridad con varios de sus ministros en Jerusalén, en un momento clave para las negociaciones sobre el alto el fuego.
Las conversaciones en Doha, lideradas por mediadores de Catar, Estados Unidos y Egipto, habían quedado bloqueadas desde diciembre, pero ahora parecen haber retomado una dinámica más prometedora, según fuentes israelíes.
En esta reunión, participaron figuras clave de la coalición, como el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, quienes se han mostrado opuestos a cualquier solución diplomática rápida para el conflicto. Ambos son conocidos por su postura radical frente a Hamás y por la defensa de una guerra más agresiva. La presencia de estos ministros subraya la división interna en el gobierno israelí sobre cómo proceder en las conversaciones de paz.
El principal punto de discordia radica en las demandas de Hamás, que exige la retirada de las tropas israelíes de Gaza y el regreso de los desplazados a sus hogares. Sin embargo, Netanyahu ha sido claro al rechazar cualquier retirada sin antes obtener lo que él considera una “victoria total” sobre Hamás, lo que ha incluido la destrucción de sus capacidades militares y gubernamentales. En este contexto, la guerra en Gaza sigue cobrando una gran cantidad de vidas, tanto de soldados como de civiles, mientras las fuerzas israelíes continúan su ofensiva contra objetivos estratégicos de Hamás y la Yihad Islámica.
En medio de esta escalada, el Ejército israelí admitió haber atacado en horas de la tarde dentro de la zona humanitaria de Jan Yunis. Según un comunicado oficial, el ataque, realizado por la Fuerza Aérea de Israel, tuvo como objetivo un “centro de comando y control de Hamás”, en el que murieron cuatro personas.
Además, las negociaciones se han visto empañadas por la falta de información sobre los rehenes, cuyo número sigue siendo incierto. Mientras Israel exige una lista detallada de los cautivos, Hamás argumenta que no puede proporcionarla sin una tregua. A pesar de esta tensión, tanto delegados israelíes como representantes de Hamás han señalado que las conversaciones están en un momento decisivo, lo que ofrece una pequeña esperanza de que se logre una solución a largo plazo.
El conflicto no solo ha afectado la seguridad, sino que también ha golpeado al propio Netanyahu. El mandatario israelí solicitó un aplazamiento de dos semanas en su juicio por corrupción debido a su reciente cirugía, lo que añade una capa de complejidad a la situación política interna en Israel. Mientras Netanyahu se recupera de una intervención quirúrgica, el país sigue lidiando con una crisis política y militar sin precedentes.
(Con información de EFE)