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Relaciones de China con México y Canadá, estarán marcadas por el chantaje de Trump; el republicano cree que su misión es que China no quite a EU la hegemonía y presiona (exitosamente) a sus socios del T-MEC para que se sumen a su guerra

México se suma a la guerra comercial de Norteamérica contra China

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Redada Centro comercial en el centro de la Ciudad de México, clausurado tras la ofensiva contra el comercio ilegal de productos chinos (Cuartoscuro)
Relaciones Estados Unidos-China:

A una semana para que Donald Trump jure por segunda vez como presidente de Estados Unidos, el magnate populista reanudará la guerra de aranceles contra China, que inició en su primer mandato (2017-2021) y continuó durante sus cuatro años el demócrata Joe Biden hasta que entregue el poder a su adversario republicanos, el próximo lunes 20 de enero.

Pero, a diferencia de su primer gobierno, Trump decidió en esta ocasión arrastrar a sus dos socios comerciales norteamericanos, México y Canadá, antes incluso de regresar a la Casa Blanca, y lo ha hecho aplicando la misma medicina: el chantaje arancelario.

La ofensiva de Trump ha dado frutos, al punto de lograr que su “adversario ideológico”, el liberal Justin Trudeau, tire la toalla y anuncie que renuncia al cargo de primer ministro canadiense en cuanto encuentre sustituto, y que la presidenta Claudia Sheinbaum se sume a su guerra comercial contra China.

Detrás de esta maniobra de Trump está amarrar la lealtad a Washington de México y Canadá (y continuará con otros países) para lograr su misión más ambiciosa: evitar que China arrebate a EU la hegemonía global.

Relaciones México-China:

Este lunes 13 de enero, la presidenta Sheinbaum presentó un ambicioso plan económico para meter a México entre las diez primeras economías del mundo, y lo conseguirá, dijo, apostando por más T-MEC y menos China.

Aunque no hizo alusión expresa, esta nueva estrategia antichina” de México tiene un objetivo inmediato: evitar que Trump cumpla su amenaza de imponer sanciones de un 25% a las importaciones mexicanas, con la esperanza de ganar tiempo y renegociar en 2026 el acuerdo de libre comercio sin intimidaciones, chantajes ni amenazas, sin en igualdad de condiciones entre socios.

“Prevalecerá el diálogo con Trump, porque se ha demostrado que es uno de los mejores acuerdos comerciales de la historia, que beneficia a los tres países”, dijo Sheinbaum a los empresarios en un evento en el Museo Nacional de Antropología. “Es la única manera en que podemos competir con los países asiáticos, en particular con China”, añadió en un discurso que fue una declaración de intenciones sobre a quién va a escoger como socio preferente en su sexenio.

Y para probar con hechos que el gobierno del segundo piso de la 4T se decanta por Trump y su particular guerra contra China lo anunció su secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien fue el encargado de dar a conocer que se aplicarán entre un 15% y un 30% de nuevos aranceles a la importación de todo tipo de productos textiles.

El excanciller no nombró directamente al gigante asiático, pero a nadie se le pasa por alto que el 80 por ciento de las importaciones textiles que se venden en México se manufacturan en China. En consecuencia, si hasta ahora un barco pagaba 100 mil dólares en la aduana de un puerto del Pacífico mexicano por su cargamento de productos textiles chinos, pasará a costar 350 mil dólares.

Además de congraciarse con Trump, la estrategia de Sheinbaum es corregir el abultado déficit comercial mexicano, que en 2024 tuvo un déficit de 78,222 millones de dólares con China. Por ponerlo en contraste, México alcanzó el año pasado un superávit comercial récord con Estados Unidos de 157,205 millones de dólares, que representa un crecimiento con respecto a 2023 de 12.6%.

El anuncio de aranceles contra importaciones textiles chinas viene precedido por una serie de redadas en locales comerciales regentados por chinos en la Ciudad de México y en otras ciudades, con decomisos por valor de más de 800 millones de pesos en mercancía ilegal “Made in China”, como zapatos, juguetes, ropa e incluso alimentos. En paralelo, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) estudia endurecer las reglas para fiscalizar con más eficacia la compra de productos chinos a través de dos gigantes del comercio electrónico: Shein y Temu.

La ofensiva mexicana fue de inmediato saludada por la industria textil estadounidense. Kim Glas, presidente del Consejo Nacional de Organizaciones Textiles (NCTO, en inglés), consideró que la medida servirá para proteger las cadenas de producción del T-MEC y contrarrestar las prácticas comerciales “depredadoras” de los países asiáticos.

Según datos facilitados en una carta conjunta por las cámaras de la industria textil estadounidense y mexicana (Canaintex), la competencia desleal por la entrada de ropa y tejidos chinos provocó la destrucción de 25 mil empleos en EU y de 75 mil empleos en México.

Está por ver, en cualquier caso, si la ofensiva mexicana convencerá al nuevo presidente de EU y a los legisladores republicanos, que apuntan a las aduanas mexicanas portuarias como focos de corrupción y un coladero no sólo de productos baratos, sino de precursores para sintetizar fentanilo en los laboratorios que manejan los cárteles.

Relaciones Canadá-China:

Canadá inició su particular guerra comercial contra China en octubre del año pasado, un mes antes de las elecciones en Estados Unidos y, por tanto, sin haber sido presionado por Trump, cuyo anuncio de aplicar un 25% de aranceles a las importaciones canadienses “desde el primer día” cayó como una bomba.

En concreto, el primer ministro Trudeau decretó aranceles de hasta un 100% a los vehículos eléctricos chinos y de un 25% a las importaciones de acero y aluminio chinos. Asimismo, Ottawa decidió el 15 de diciembre aplicar aranceles a las importaciones de paneles solares y minerales de China a principios de este nuevo año, y gravámenes a los semiconductores, imanes permanentes y grafito natural que entrarán en vigor en 2026.

A falta de una reacción oficial de Pekín a la ofensiva mexicana, el régimen comunista calificó de “peligrosa” la decisión de Ottawa y anunció la apertura de una investigación antidumping sobre productos canadienses para imponer sanciones, aunque de momento no se han concretado.

Las relaciones diplomáticas entre China y Canadá se deterioraron a partir de 2018, cuando Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei, fue detenida en Vancouver, tras solicitarlo Washington en plena guerra de Trump contra China en su primer mandato (2017-2021). El último episodio de tensión ocurrió a finales del año pasado, con la expulsión de un diplomático chino acusado de intentar atentar contra un legislador canadiense que denunció la persecución del régimen de Xi Jinping contra la minoría musulmana uigur.

Sin embargo, la guerra arancelaria de Canadá contra China no ha convencido en absoluto a Trump, cuyas amenazas de aranceles contra productos canadienses y su deseo de convertir a Canadá en el estado 51 de EU generaron tal crisis interna que llevó al liberal Trudeau a anunciar que renunciará al cargo.

Mientras tanto, la provincia de Alberta amenaza con independizarse de Canadá, si el gobierno de Ottawa impone un embargo petrolero a EU, en represalia por los anunciados aranceles de Trump, y Ontario advierte de que peligran 500 mil puestos de trabajo, si dicha amenaza se cumple.

El gobernador de Ontario, el conservador Doug Ford, hizo recientemente comentarios para exculparse y congraciarse con el nuevo presidente de EU, exigiendo a México que tome partido: “Nadie dice que Canadá es el problema. Te voy a decir cuál es el problema. China es el problema. Está enviando componentes baratos a México y México les coloca un sticker que dice ‘Hecho en México’ para enviarlos a Estados Unidos y Canadá, lo que está costando empleos estadounidenses y canadienses, y eso es inaceptable. México tiene que tomar una decisión. O estás con Pekín o estás con Washington”, declaró para enseguida afirmar que los canadienses “estamos con Washington”.

Pues bien, ya se pronunciaron las autoridades canadienses y las mexicanas, el próximo lunes 20 sabremos con quién está Trump y si es capaz de perjudicar a sus propios socios naturales con tal de imponer su paranoia proteccionista.

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