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Angelo Becciu fue condenado por fraude y cesado por Francisco; insiste en que no ha sido excluido formalmente y que puede participar en la elección papal

Cardenal destituido desafía al Vaticano y reclama su derecho a cónclave

Desafía al Vaticano El cardenal italiano Angelo Becciu reclama su derecho a votar en el cónclave. (EFE)

El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado en 2023 a cinco años y medio de cárcel por fraude fiscal en un escándalo financiero que sacudió al Vaticano, ha reabierto un pulso inédito en medio de la sede vacante. Este martes se presentó en la primera asamblea de cardenales, pese a haber sido destituido por el papa Francisco y despojado de sus derechos como purpurado, incluido el de votar en un cónclave.

Becciu, de 76 años, no figura en la lista oficial de los 135 cardenales electores publicada por la Santa Sede. Sin embargo, en declaraciones a la prensa italiana aseguró que esa lista “no tiene ningún valor jurídico” y que nunca hubo una petición formal de renuncia ni una exclusión explícita. “Al llamarme al último consistorio, el Papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias”, dijo.

Destitución fulminante

Durante siete años, Becciu fue el número tres de la Santa Sede y llegó a ser considerado un firme aspirante a la sucesión papal. Su caída comenzó en 2020, tras la compra opaca de un edificio de lujo en Londres que supuso un agujero de 139 millones de euros para las finanzas vaticanas.

Francisco, en una de sus decisiones más drásticas, lo destituyó de forma fulminante con apenas una nota de prensa.

La situación actual coloca al decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, ante un dilema jurídico y eclesial: si permitir o no que Becciu acceda al cónclave, pese a la sanción informal pero efectiva impuesta por el pontífice argentino.

No es el único ejemplo que ha generado polémica. El cardenal peruano Juan Luis Cipriani, del Opus Dei, también fue silenciosamente vetado de un eventual cónclave. Aunque su salida en 2019 se presentó como jubilación al cumplir 75 años

Francisco confió en la denuncia, ordenó una investigación, y lo sancionó con el retiro de sus derechos cardenalicios, sin hacerlo público. Cipriani ya cumplió los 80 años y no podrá votar, pero su caso evidencia una política vaticana de sanciones opacas.

El caso Becciu no solo vuelve a poner en entredicho los mecanismos internos del Vaticano, sino que podría sentar un precedente insólito si logra imponer su presencia en el cónclave.

En plena sede vacante, la Iglesia católica enfrenta no solo la elección de su nuevo líder, sino también la herencia de un papado marcado por rupturas, silencios y decisiones unilaterales (con información de El País).

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