
Desde el miércoles hasta la tarde de este jueves, más de 90,000 personas han pasado por la capilla ardiente del papa Francisco en la Basílica de San Pedro del Vaticano, según informó la Santa Sede.
En un ambiente de recogimiento, miles de fieles han hecho fila durante horas para rendir homenaje al pontífice fallecido el lunes a los 88 años.
A pesar de que inicialmente se había previsto cerrar la capilla a medianoche, el velatorio se mantuvo abierto durante toda la noche para permitir el acceso a la multitud que llegaba de todas partes del mundo.
El flujo de visitantes no ha cesado desde entonces, y las autoridades prevén que la cifra supere con facilidad los 100,000 asistentes antes de este viernes a las 19:00, cuando se cerrarán las puertas para preparar la ceremonia final.
Roma se vuelca con la despedida
“El acceso está fluyendo de manera muy ordenada. Pronto superaremos las 100.000 personas”, aseguró el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, tras una reunión del comité provincial de seguridad.
Gualtieri subrayó que los servicios municipales están funcionando con eficacia y que se ha logrado garantizar que “todo el mundo tenga la oportunidad de rendir homenaje a un papa extraordinario como Francisco”.
La Protección Civil italiana estima que el sábado, cuando se celebre el funeral en San Pedro, se congregarán alrededor de 200.000 personas. Posteriormente, el féretro será trasladado en cortejo hasta la basílica de Santa María la Mayor, lugar que el propio Francisco eligió como su sitio de entierro.
Preparativos para un funeral histórico
El cierre del féretro está previsto para este viernes por la tarde, y será uno de los momentos más solemnes antes del funeral del sábado. La logística en Roma ha sido reforzada con miles de agentes, dispositivos de seguridad extraordinarios y un plan de transporte especial, debido a la magnitud del evento.
La despedida de Francisco se ha convertido en una de las manifestaciones de duelo más multitudinarias en décadas para la Iglesia católica, marcando el fin de un pontificado que rompió esquemas, incomodó estructuras y dejó huella en creyentes y no creyentes por igual.