
El presidente ruso, Vládimir Putin, sobre quien pesa una orden por crímenes de guerra en Ucrania, ha convocado en Moscú a sus aliados, en su mayoría dictadores y socios del BRICS, para conmemorar juntos el 80 aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Aprovechando la celebración, Putin quiere escenificar la ruptura de su aislamiento internacional, al menos con sus socios ideológicos, en su mayoría dictadores con los que comparte otra visión del mundo, donde no hay cabida para la disidencia y los opositores acaban en la cárcel o en una tumba. Junto al autócrata ruso estarán en la plaza Roja los presidentes de China, Xi Jinping; Cuba, Miguel Díaz-Canel; Venezuela, Nicolás Maduro; Bielorrusia, Alexandr Lukashenko; el jefe de la Junta militar birmana, Min Aung Hlaing o el dictador africano de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.
Además, estarán presentes sus socios en el bloque comercial Brics, como el brasileño Lula da Silva; aunque el gran ausente es el primer ministro indio, el ultranacionalista hindú Narendra Modi, debido a la escala bélica con la vecina Pakistán.
Con la vista puesta en la guerra en Ucrania, Putin declaró un alto el fuego unilateral de 72 horas que entró en vigor la pasada medianoche, pero el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, amenaza con aguar la fiesta al no sumarse a la tregua.
Alianza estratégica con China
Xi Jinping, que no visitaba Rusia desde hace dos años, es el invitado de honor. Su presencia este jueves en el Kremlin y mañana en la plaza Roja es una demostración de que Estados Unidos no ha logrado meter una cuña entre ambos aliados, pese al reciente acercamiento entre Putin y el presidente de EU, Donald Trump.
Le sigue el abanderado del Sur Global, Lula da Silva, quien no pudo participar en la cumbre de los BRICS debido a un accidente doméstico, y que coincidirá con Maduro, con quien sostiene relaciones ambiguas, tras resignarse a que siga siendo presidente de Venezuela, pese a las denuncias de fraude masivo, pero a quien vetó la entrada del país petrolero en el grupo BRICS.
Orden mundial iliberal
Putin -que nunca ha aceptado el resultado de la Guerra Fría- y sus invitados quieren un lugar de honor en la mesa de reparto de zonas de influencia cuando se forje un nuevo consenso mundial.
Según su planteamiento, la democracia liberal es el nuevo adversario y la protección de los derechos humanos no sólo son prioritarios, sino que pueden ser perseguidos en defensa de los intereses nacionales.
En su nuevo tablero geoestratégico, el Consejo de Seguridad de la ONU debe incluir a países como India, Sudáfrica o Brasil, pero nunca a los vencidos en la Segunda Guerra Mundial, Japón o Alemania.
En esa nueva Yalta -en referencia a la conferencia de 1945-, que será directamente consecuencia del desenlace de la guerra en Ucrania, la OTAN debe limitarse a Europa Occidental y nunca aproximarse a las fronteras rusas o inmiscuirse en la región de Asia Pacífico.
“Habrá criminales de guerra desfilando”
El gobierno de Volodimir Zelenski criticó este jueves la anunciada participación de varios líderes extranjeros en el gran desfile de este viernes en Moscú y lamentó que se ofrezca a participar en un evento que Putin usa para su propaganda y para blanquear sus crímenes contra la población ucraniana.
“Instamos a nuestros socios a no participar porque es sabido que Rusia utiliza este desfile con fines propagandísticos. Rusia manipula la historia para justificar su agresión y sus crímenes contra Ucrania”, dijo en Viena la viceministra ucraniana de Exteriores, Mariana Betsa.
“Más allá de los aspectos políticos y legales, existe un imperativo moral para no participar, ya que Rusia está librando una guerra, matando personas todos los días y habrá criminales de guerra desfilando en la Plaza Roja”, aseguró Betsa.
“Es lamentable que algunos países sí participen”, recalcó Betsa en una entrevista tras una intervención ante el Consejo Permanente de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), sin mencionar a ningún país en particular.