
La Administración de Donald Trump despidió este jueves a la directora de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Carla D. Hayden, una de las figuras más emblemáticas del sector cultural estadounidense por ser la primera mujer y la primera persona afroamericana en dirigir la institución en sus 225 años de historia. La razón oficial: su respaldo a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés).
El portavoz de la Biblioteca confirmó que la notificación del despido fue enviada por la Oficina de Personal de la Casa Blanca y hecha efectiva de inmediato. La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, declaró que la decisión fue motivada por “cosas bastante preocupantes que había hecho en la Biblioteca del Congreso en pos de las DEI”.
Acusaciones sin pruebas
Según Leavitt, Hayden “no estaba sirviendo adecuadamente a los intereses del contribuyente estadounidense” y la acusó, sin presentar evidencia alguna, de haber “colocado libros inapropiados para niños” en las colecciones accesibles al público. “Por lo tanto, ha sido destituida y el presidente está en todo su derecho de hacerlo”, concluyó.
La medida ha provocado una oleada de críticas desde el Congreso, en particular por parte de legisladores demócratas que califican el despido de injustificado y políticamente motivado.
“La injusta decisión de Donald Trump de despedir a la doctora Hayden mediante un correo electrónico es una vergüenza”, declaró el líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries. “Es parte de su insistente esfuerzo por prohibir libros, encubrir la historia estadounidense y dar marcha atrás en el tiempo”.
Hayden, de 72 años, fue nombrada en 2016 por el expresidente Barack Obama y se mantuvo en el cargo durante todo el primer mandato de Trump, además de los cuatro años de gobierno de Joe Biden. Bibliotecaria de formación, defensora de la inclusión y firme creyente en el acceso universal al conocimiento, Hayden sucedió a James H. Billington, quien dirigió la Biblioteca desde 1987, bajo el nombramiento de Ronald Reagan.
Durante su gestión, Hayden modernizó los sistemas de catalogación, amplió las colecciones digitales, abrió las puertas a un público más diverso e impulsó activamente la visibilidad de minorías étnicas, de género y orientación sexual en la narrativa documental de la nación.
Una ofensiva más amplia
Su destitución se enmarca en una estrategia más amplia de la actual administración, que ha puesto en la mira a diversas instituciones culturales federales bajo el argumento de combatir “la ideología estadounidense”. En febrero, Trump cesó a Deborah F. Rutter, presidenta del Centro Kennedy, y asumió personalmente la presidencia de su junta directiva, reemplazando a sus integrantes por aliados políticos.
En abril, el mandatario republicano desmanteló el patronato del Museo del Holocausto de EU, removiendo a los miembros nombrados por Biden, entre ellos Doug Emhoff, esposo de la exvicepresidenta Kamala Harris. También ha amenazado con retirar fondos a universidades públicas que promuevan políticas DEI, y firmó una orden ejecutiva para “purgar de ideología” al Instituto Smithsonian, que administra los principales museos de Washington.
El despido de Carla Hayden es, según expertos en políticas culturales, una señal clara de que la guerra de Trump contra las instituciones federales que promueven la equidad está lejos de terminar. “El mensaje es contundente”, señaló un académico del American Council of Learned Societies. “Ninguna institución está a salvo si sus valores entran en conflicto con la visión del actual presidente”.
La Biblioteca del Congreso, considerada la mayor del mundo con más de 170 millones de documentos, manuscritos, libros y grabaciones, queda ahora sin liderazgo oficial a la espera de que Trump nombre a un sucesor. Entretanto, los defensores del legado de Hayden temen que su labor en pro de una cultura más inclusiva quede desmantelada pieza por pieza.