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Informe del 2024 advierte sobre combinación con tranquilizantes animales como la xilacina y la medetomidina

DEA alerta sobre aumento de mezcla letal de fentanilo pese a baja en muertes

Narcotráfico El fentanilo ya contamina todo: cocaína, metanfetaminas y píldoras falsas (DEA)

Aunque las muertes por sobredosis en Estados Unidos cayeron un 27 % en 2024, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) advirtió este jueves que el problema del fentanilo está lejos de estar resuelto.

Su informe anual revela una nueva y preocupante evolución: el aumento de mezclas de este opioide sintético con tranquilizantes veterinarios y otros estupefacientes más potentes, lo que multiplica los riesgos para consumidores y autoridades por igual.

“El descenso en la pureza del fentanilo no debe interpretarse como una reducción de su peligrosidad”, señala el informe. Por el contrario, lo que antes era un producto letal por sí solo, ahora se vuelve aún más impredecible. La DEA enfatiza que la variabilidad en la composición de las drogas callejeras hace imposible para los usuarios saber realmente qué están consumiendo.

Xilacina y medetomidina: nuevos ingredientes

La agencia identificó a la xilacina, un sedante de uso veterinario, como el principal adulterante del fentanilo en polvo, incluso por encima de la heroína. Esta sustancia, no aprobada para consumo humano, se ha esparcido más allá de su mercado tradicional en el noreste del país. Pero ahora, una nueva sustancia entra en escena: la medetomidina, un anestésico también usado en animales, aún más potente y recientemente detectado por los laboratorios de la DEA.

La combinación de fentanilo con estos productos genera efectos impredecibles e incluso más difíciles de revertir en casos de sobredosis, ya que la naloxona, el antídoto de emergencia más utilizado, no siempre neutraliza los efectos de estos compuestos.

El fentanilo ya contamina todo

Otra advertencia preocupante del informe es la creciente presencia del fentanilo en otras drogas ilícitas. El opioide fue hallado en una de cada cuatro muestras de cocaína y en una de cada ocho muestras de metanfetamina analizadas en 2024. Esto significa que incluso consumidores que no buscan opioides están en riesgo de sufrir una sobredosis fatal por una contaminación inadvertida.

Además, aunque se incautaron 61,1 millones de píldoras falsas con fentanilo (una caída del 24 % respecto al año anterior), la cantidad total del opioide incautada aumentó un 29 %, alcanzando los 9.950 kilos. En otras palabras, menos pastillas, pero más fentanilo puro.

El informe revela que la gran mayoría del fentanilo sigue ingresando por la frontera con México, donde se incautaron 9.354 kilos, comparados con apenas 22,7 kilos en la frontera con Canadá. Según John González, agente especial adjunto a cargo de la DEA en El Paso, el 90 % de estas incautaciones se produce en cruces oficiales, no por rutas clandestinas como suele afirmar el discurso político.

González también rechazó la idea de que exista una producción significativa de fentanilo dentro de Estados Unidos. “Es más barato producirlo en México y trasladarlo al país, donde una pastilla puede venderse por uno o dos dólares”, explicó.

Cárteles en el centro de la red

El documento reafirma que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) son las organizaciones criminales más poderosas en el tráfico de fentanilo y otras drogas. Estos grupos, según la DEA, mantienen cadenas de suministro estables para adquirir precursores químicos, principalmente provenientes de China e India. La cooperación internacional y la presión diplomática sobre estos países se ha vuelto una prioridad estratégica.

El presidente Donald Trump ha amenazado públicamente con imponer aranceles del 25 % a México y Canadá si no frenan el flujo de drogas. Una estrategia que, sin embargo, choca con los datos oficiales: las incautaciones se concentran en pasos legales y el problema de fondo sigue siendo transnacional y químico, más que territorial.

La DEA reconoce como positiva la caída en muertes por sobredosis, pero el mensaje del informe 2024 es claro: la amenaza del fentanilo no disminuye, se transforma. Su mezcla con sedantes veterinarios, su penetración en otras drogas y la sofisticación de las redes de tráfico plantean un desafío aún más complejo que el de años anteriores.

El problema ya no es solo la letalidad del fentanilo en sí, sino su capacidad de mutar en formas cada vez más peligrosas e impredecibles, en un entorno donde la mayoría de los usuarios ni siquiera saben qué están tomando.

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