
Rusia y Ucrania realizaron este viernes el mayor intercambio de prisioneros desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, liberando a un total de 390 personas: 270 soldados y 120 civiles por cada parte.
El operativo, acordado hace una semana en conversaciones directas en Estambul, se concretó en la frontera ucraniana con Bielorrusia.
Este intercambio marca un hito no solo por la magnitud, sino por incluir un elevado número de civiles, algo poco común en los numerosos canjes anteriores.
Las autoridades ucranianas celebraron el retorno de sus ciudadanos, algunos de los cuales llevaban más de dos años en cautiverio. Tres de los liberados eran mujeres.
“Estamos trayendo a nuestra gente de regreso”, anunció el presidente Volodímir Zelenski en redes sociales. “Verificamos cada nombre, cada detalle de cada persona”.
Según el centro de coordinación para prisioneros de guerra en Ucrania, los soldados liberados habían combatido en zonas clave del frente este y norte, incluyendo Kyiv, Cherníhiv, Sumy, Donetsk, Járkiv y Jersón.
Las imágenes del reencuentro circularon rápidamente, mostrando a familiares ondeando banderas azules y amarillas, abrazando fotografías de hijos y maridos que esperaban ver nuevamente. Natalia, madre de Yelizar —capturado hace tres años durante la batalla por Severodonetsk— confesó a la BBC que mantiene la esperanza de su regreso, aunque aún no tiene noticias concretas.
Otra madre, Olha, relató que su hijo Valerii desapareció junto a cinco compañeros hace dos meses en Luhansk: “Mi vida se detuvo desde ese día”, dijo.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso confirmó que los liberados por Ucrania incluyen tanto militares como civiles capturados durante la reciente ofensiva ucraniana en la región fronteriza de Kursk. Los prisioneros ya se encuentran en territorio bielorruso y serán trasladados a Rusia para recibir atención médica.
Moscú difundió imágenes de los soldados liberados posando con banderas rusas y soviéticas, en una clara señal de propaganda doméstica. A pesar del clima de hostilidad, ambas partes confirmaron que se mantendrán los canjes en los próximos días, como parte del acuerdo inicial que contempla hasta 1.000 personas.
El presidente estadounidense Donald Trump reaccionó celebrando el hecho a través de su red Truth Social, y dejó entrever que esto “podría llevar a algo grande”.
Trump, quien aseguró haber mantenido esta semana una llamada telefónica de dos horas con Vladímir Putin, afirmó que Rusia y Ucrania comenzarían negociaciones “inmediatas” hacia un alto el fuego. No obstante, Zelenski respondió con escepticismo y acusó a Putin de “intentar ganar tiempo” para prolongar la guerra.
Las conversaciones que dieron lugar al intercambio se realizaron en Estambul hace apenas una semana, en lo que representó el primer encuentro directo entre delegaciones de ambos países desde marzo de 2022. Aunque la reunión duró solo dos horas y no arrojó avances hacia un cese de hostilidades, sentó las bases para esta liberación masiva.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró que ya se prepara una segunda ronda de negociaciones, donde Moscú entregará un “memorando” a la parte ucraniana.
Lavrov también reiteró su postura de que Zelenski carece de legitimidad como presidente y sugirió que se convoquen nuevas elecciones antes de sellar cualquier acuerdo de paz. “Primero se necesita un acuerdo. Y cuando esté listo, decidiremos quién en Ucrania tiene legitimidad para firmarlo”, dijo.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue buscando fórmulas para facilitar un diálogo. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, respaldó la sugerencia de Trump de que el Vaticano actúe como mediador. Sin embargo, Lavrov calificó esa posibilidad como “poco realista”.
A pesar del escepticismo mutuo, el intercambio de este viernes devuelve momentáneamente una pizca de humanidad a un conflicto marcado por la devastación, y abre una rendija para la diplomacia en un terreno dominado por la violencia y la desconfianza. En palabras de una madre ucraniana que abrazaba la fotografía de su hijo: “Quizá esta vez sí vuelvan”.