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La visita de la pareja real británica deja en silencio al imperialista presidente de EU

Canadá no necesita a Trump de rey, ya tiene a Carlos III

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Visita histórica El rey Carlos III y la reina Camila se dirigen en carruaje al Senado de Ottawa, este martes (ERIC REID/EFE)

La visita de dos días de Carlos III y su reina Camila a Canadá concluyó este martes con una bofetada simbólica a las ambiciones imperialistas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no renuncia a lograr la anexión del país vecino del norte y a convertirlo en el estado 51.

Excepto por las voces de los representantes del movimiento separatista de la provincia francófona de Quebec, el resto del país, de habla inglesa y los líderes de los pueblos aborígenes, expresaron su satisfacción por la visita de del rey británico (enfermo de cáncer), que claramente se diseñó para enviar el siguiente mensaje a Trump: Ya tenemos un rey, no necesitamos otro.

El boicot de los 22 diputados del soberanista Bloque Quebequés (BQ) al llamado Discurso del Trono en el Senado, no logró empañar un acto simbólico pero que solo se ha producido en tres ocasiones en la historia del país.

Más allá de las voces disidentes de los soberanistas, el sentimiento generalizado en el país por la presencia de los monarcas es de satisfacción, incluso entre aquellos que no se consideran monárquicos.

Ante la agresividad incontenida de Trump, que ha acompañado sus palabras con aranceles a sectores clave de la economía canadiense que suponen una grave amenaza al bienestar del país, el primer ministro canadiense, Mark Carney, solicitó a Carlos III que acudiese a Ottawa para reforzar la soberanía canadiense.

El académico Philippe Lagassé, experto en la monarquía británica y su relación constitucional con Canadá, lo explicó en un artículo de opinión publicado en el periódico The National Post.

“No abandonaremos (instituciones canadienses heredadas del Reino Unido) para ser un estado de EU, especialmente cuando la tan cacareada Constitución de Estados Unidos y su sistema de ‘pesos y contrapesos’ está fracasando estrepitosamente”, dijo Lagassé.

“De hecho, nuestro sistema, con un jefe de Estado hereditario, un jefe de Gobierno designado y un poder ejecutivo que debe contar con la confianza de los legisladores electos, nunca ha parecido tan sólido”, añadió el profesor universitario.

“Desafío sin precedentes”

En su discurso, Carlos III no hizo ninguna mención a Trump, pero advirtió que Canadá encara “un momento crítico”, con “desafíos sin precedentes” en el que las relaciones del país con sus socios “están cambiando” en un “mundo peligroso”.

Es la tercera vez en la historia de Canadá que el monarca británico pronuncia el Discurso del Trono. Las dos ocasiones anteriores fueron en 1957 y 1977 por Isabel II, la madre del actual rey.

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