Mundo

Se reducen muertes por sobredosis y decomisos, mientras carteles y laboratorios luchan por adaptarse

Fentanilo en la frontera cae a mínimos, pero nadie sabe por qué

Fentanilo Los decomisos de fentanilo en la frontera entre México y EU han caído a menos de la mitad.

Según un reportaje publicado por The Washington Post, los decomisos de fentanilo en la frontera entre México y EU han caído a menos de la mitad en comparación con el promedio mensual de 2024, y la cifra genera más preguntas que respuestas entre las autoridades estadounidenses.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) reportó que las incautaciones pasaron de un promedio de 1,700 libras mensuales en 2024 a tan solo 746 en lo que va de 2025, una caída de casi 60 %.

La administración de Donald Trump ha atribuido la reducción a su política de “mano dura” contra el narcotráfico, al aumentar los aranceles a México y Canadá y desplegar más tropas en la frontera.

Sin embargo, como subraya el diario, la tendencia a la baja comenzó antes de que Trump retomara la presidencia en enero, lo que sugiere que la explicación oficial no basta.

¿Menos producción o nuevas rutas?

El descenso coincide con varios factores complejos. Las incautaciones en la frontera han bajado casi 30 % solo en los primeros seis meses del actual año fiscal respecto al mismo periodo de 2024, y más de 50 % si se compara con 2023.

Pero el fentanilo sigue presente en las calles estadounidenses y el número de muertes por sobredosis ha caído abruptamente: de más de 110,000 en 2023 a unas 80,000 en 2024, según datos preliminares de los CDC.

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la causa. Algunos, como Vanda Felbab-Brown del Brookings Institution, creen que podría deberse a conflictos internos en el Cártel de Sinaloa, principal productor del opioide.

Desde septiembre, facciones lideradas por los hijos de “El Chapo” Guzmán y por Ismael “El Mayo” Zambada se enfrentan en Sinaloa, lo que ha paralizado rutas clave como la carretera federal 15. Esto ha sido aprovechado por el gobierno de Claudia Sheinbaum para detener a decenas de operadores del cartel, afectando posiblemente su capacidad de producción.

¿Falta de precursores?

El informe anual de amenazas de la DEA indica que muchos “cocineros” mexicanos enfrentan dificultades para conseguir precursores químicos, esenciales para fabricar fentanilo.

Las acciones de la administración Biden para presionar a China han tenido efecto: ese país —principal proveedor de precursores— restringió las exportaciones ilegales, aunque advirtió que los nuevos aranceles de Trump pueden “poner en peligro la cooperación antidrogas”.

Programas como la Operación Hydra de Seguridad Nacional han decomisado más de 3.4 millones de libras de químicos, lo que podría estar impactando la producción en México. Ante esto, algunos distribuidores han recurrido a adulterar el fentanilo con heroína o tranquilizantes veterinarios como la xilazina, lo que reduce su pureza y quizás su demanda.

¿Menos consumo?

Otra hipótesis, planteada por Nabarun Dasgupta, epidemiólogo de la Universidad de Carolina del Norte, es que la demanda misma ha bajado. Al mezclarlo con xilazina —que genera somnolencia y úlceras— algunos usuarios están reduciendo la frecuencia de consumo. Además, muchos han migrado a fumar fentanilo en lugar de inyectarlo, lo que permitiría dosificar mejor y consumir menos cantidad.

También es posible que la propia letalidad del fentanilo haya diezmado la base de consumidores. En paralelo, un cambio generacional estaría reduciendo el atractivo del opioide: “Los jóvenes de veinte años no lo ven como algo cool”, dice Dasgupta.

Aunque la caída de muertes por sobredosis es una señal alentadora, no todo son buenas noticias. Los recortes presupuestarios impulsados por Trump podrían amenazar programas comunitarios de distribución de naloxona y atención médica. A pesar de ello, la Casa Blanca asegura que su objetivo es lograr “una respuesta más eficiente, con resultados medibles, para salvar vidas”.

Expertos como Jonathan Caulkins, de Carnegie Mellon, advierten que el problema es la falta de datos robustos sobre el suministro y pureza del fentanilo: “El dato clave no es cuánto se incauta, sino si los carteles pueden reponer fácilmente lo que se les quita”. Y por ahora, nadie tiene una respuesta clara.

Tendencias