
El experto en crímen organizado y estudioso de América Latina, Ioan Grillo, expresó en un artículo de opinión en el diario “The New York Times”, la incendiaria estrategia del universo trumpista de asociar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, con las protestas y de inmigrantes contra las redadas en Los Ángeles. Este es el artículo:
En medio de días de disturbios en Los Ángeles, con agentes de policía disparando balas de goma, manifestantes ondeando banderas mexicanas y la administración Trump enviando miles de soldados en lo que llamó una misión para asegurar las calles, personas influyentes de la derecha trumpista comenzaron a echar la culpa a México.
La voz más fuerte fue la del activista y escritor Charlie Kirk, quien publicó un video engañoso para sus millones de seguidores en redes sociales bajo el titular “La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum es una amenaza mayor para Estados Unidos que Vladímir Putin”.

En sus palabras, “Esta mujer, la presidenta de México, habla de liderar un levantamiento en el interior de Estados Unidos”.
Se dicen muchas locuras en línea, pero el argumento pareció llamar la atención de Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, quien se hizo eco de él el martes en la Casa Blanca. “Claudia Sheinbaum salió y alentó más protestas en Los Ángeles, y la condeno por eso”, declaró Noem a la prensa. “No debería estar alentando las protestas violentas que están ocurriendo”.
De hecho, ocurre lo contrario. Sheinbaum, de 62 años, se pronunció rápidamente contra cualquier acto de violencia en Los Ángeles. “La quema de patrullas parece más un acto de provocación que de resistencia”, declaró el lunes. “Debemos ser claros: condenamos la violencia, venga de donde venga”.
Sheinbaum —sostiene el experto— ha sido una aliada confiable de Washington desde que asumió el poder el 1 de octubre pasado, presionando a los cárteles de la droga y sus redes de tráfico de personas, y brindando al presidente Trump una de sus pocas victorias claras al ayudar a reducir el flujo de migrantes indocumentados y fentanilo hacia el norte. Ha ayudado a aliviar las tensiones bilaterales sobre comercio y aranceles, al tiempo que, a diferencia de otros líderes mundiales, ha logrado evitar enfrentamientos personales con Trump.
El argumento de Noem y Kirk no solo es erróneo, sino también peligroso. Alienta a los halcones de Washington que buscan lanzar ataques militares unilaterales contra los cárteles en territorio mexicano.
Una intervención no derrotaría a los cárteles
El despliegue de ataques con drones y operaciones de las Fuerzas Especiales al sur de la frontera podría resultar atractivo para los partidarios de Trump, pero no derrotaría a los cárteles, que son redes criminales en expansión con miles de afiliados, incluyendo algunos en Estados Unidos.
Podría socavar la relación con México, que se enorgullece de su soberanía, imposibilitando políticamente que la Sra. Sheinbaum continúe cooperando con Washington. Una relación totalmente combativa con México, como apuntan comentaristas como el Sr. Kirk, casi con seguridad agravaría los problemas comerciales y con los cárteles y avivaría las protestas en Estados Unidos, así como en México.
Muchos mexicanos simpatizan naturalmente con sus compatriotas que enfrentan arresto y deportación bajo la ofensiva migratoria de la administración Trump. Y algunos políticos del partido Morena de Sheinbaum han estado recurriendo a la oratoria nacionalista desde que estallaron las protestas, señalando que California solía ser parte de México.
Pero es improbable que una ruptura seria provenga de México. A México no le conviene fomentar el malestar en su principal socio comercial, con el que compartió 840 mil millones de dólares en comercio transfronterizo el año pasado. Los sentimientos nacionalistas distan mucho de ser una conversación política seria sobre la “reconquista” de California.