
El martes 24 de junio fue un día histórico para Corea del Norte, gracias a la inauguración de su primer megacomplejo turístico Wonsan Kalma, en la costa oriental de la península coreana, considerado por la propaganda del régimen como “único en el mundo”, aunque parece una mezcla de Cancún en los años ochenta y el parque acuático de Oaxtepec, antes de su renovación, según el video promocional.

Pocas veces se ha visto al “querido líder”, Kim Jong-un, tan sonriente y relajado, asomado al balcón de uno de los hoteles o viendo a los niños bajar de resbaladillas acuáticas. Pero llamó también la atención la reaparición de su esposa, Ri Sol-ju, de quien nada se ha sabido durante año y medio, lo que hizo sonar las alarmas, ya que no sería el primer caso de una persona muy cercana a Kim “desaparecida” tras caer en desgracia.
Fotografías del evento publicadas este jueves por la agencia estatal norcoreana de noticias KCNA muestran a Ri de pie o sentada unos pasos detrás de su marido y de su hija, Kim Ju-ae, en la inauguración del megacomplejo con capacidad para 20,000 huéspedes.

“La zona turística costera de Wonsan Kalma debería desempeñar un papel fundamental en el desarrollo de la cultura turística de Corea del Norte”, declaró Kim durante un discurso en el evento, según KCNA.
Kim describió el complejo turístico como el primer paso en el desarrollo del turismo cultural en el país y afirmó que el próximo congreso del Partido de los Trabajadores, cuya fecha está pendiente de anuncio, confirmará un importante plan para desarrollar nuevas zonas turísticas a gran escala en otras regiones.
Kim Jong-un inaugura un gran complejo turístico de lujo en la costa de #CoreadelNorte.
— La Crónica de Hoy (@LaCronicaDeHoy) June 27, 2025
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Las imágenes, difundidas este jueves por los medios norcoreanos, corresponden a la inauguración hace dos días del ambicioso proyecto promovido por el líder del país desde 2014 y que, una década después, se ha presentado como uno de los mayores logros de Pyongyang.
Rusos, sí; chinos, de momento, no
El embajador ruso en Corea del Norte y miembros de la embajada fueron invitados a la ceremonia, mientras los hoteles esperan la llegada de los primeros turistas rusos.
Aunque lo más llamativo de la inauguración no fue tanto la invitación al embajador ruso, dadas las excelentes relaciones entre Kim y Vladimir Putin (Pionyán ha enviado tropas norcoreanas a combatir junto a los invasores rusos en sino la no invitación al embajador chino, gesto que podría indicar un enfriamiento entre las relaciones entre el “querido líder” y Xi Jinping.
La propia agencia estatal sacó una nota anunciando que en la “siguiente fase de apertura” se abrirá el complejo a los turistas chinos.
El complejo abrirá sus puertas el 1 de julio, por lo que se espera que el país anuncie mayor flexibilización de sus fronteras tras años de restricciones a raíz de la pandemia de COVID-19
El objetivo, de acuerdo con la prensa oficialista, es convertirlo en un “centro turístico cultural de primer nivel” Kim ha definido el proyecto como un hito que da forma a uno de los grandes anhelos del Partido de los Trabajadores y demuestra la capacidad del país para acometer obras de envergadura, recoge KCNA.
La agencia estatal describe el complejo como “una ciudad turística costera al estilo propio, sin igual en el mundo” y destaca la construcción de “centenares de edificaciones modernas en armonía con el paisaje”, en una zona “conocida por su belleza natural desde tiempos remotos”.
Pero, tras la retórica florida de la primer monarquía comunista del mundo (la segunda fue la castrista, cuando Raúl heredó el poder de su hermano Fidel) se oculta otro paisaje menos bucólico, el de un país cuya economía colectivizada está prácticamente en bancarrota, con su prespuesto dedicado casi en su integridad en su programa nuclear belicista y en mantener alimentado a uno de los Ejércitos más numerosos del mundo.
El fantasma de la hambruna
El país, encajonado entre la superpotencia china y su enemigo hipertecnológico surcoreano sufre periodos de hambruna, agravada desde 2020 tras cerrar la frontera con china, la única que tenía parcialmente abierta, debido a la pandemia.
La apertura este verano de Wonsan Kalma podría ser la luz al final del túnel, para una población tan debilitada y asustada que apenas unos pocos se atreven a desertar.