
El ex-presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, condenado a cinco años de prisión por corrupción, salió este lunes de la prisión parisina de La Santé, dónde pasó tres semanas, apenas una hora y veinte minutos después de que el Tribunal de Apelación de París decretara su puesta en libertad con control judicial.
Sarkozy salió por la puerta principal de la carcel sobre las 15:00 hora local en su coche oficial, con las ventanas cerradas y una escolta policiaca.
A la llegada a su domicilio en el distrito XVI de París, donde medios de comunicación lo esperaban para escuchar sus primeras declaraciones tras salir libre, algo que el ex-mandatario no les concedió.
Su entrada en prisión provisional, dictada por el tribunal que lo sentenció en septiembre por la “gravedad” de los hechos, se produjo el 21 de octubre pasado.
La libertad condicional que obtuvo Sarkozy incluye, además de la prohibición de salir de Francia y de entrar en contacto con los otros condenados del caso, no puede hablar con el actual ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien lo visitó en su tiempo de recluso y quien es un allegado tras haber compartido partido político en el pasado.
Los abogados del antiguo líder francés habían presentado la solicitud de puesta en libertad al poco tiempo de ingresar a prisión argumentando, entre otros puntos, que su cliente no representaba un peligro a la hora de destruir posibles pruebas, que no iba a dejar el país porque toda su familia reside allí y que la prisión suponía un peligro real para su seguridad.
La vida tras las rejas es “dura y agotadora”
Unas tres horas antes, en la vista de la mañana, el conservador había tenido la ocasión de hacer un alegato que buscaba persuadir el Tribunal. En él, Sarkozy tildó su vida entre rejas como “algo muy duro y agotador”.
“Quiero agradecer la humanidad excepcional del personal penitenciario porque ellos han convertido esta pesadilla de la cárcel en algo soportable”, indicó el exjefe de Estado, que ha ocupado las tres semanas tras de las rejas en escribir sobre esta experiencia y en hacer deporte, según sus abogados.
En la sala del Tribunal de Apelación estuvieron presentes su esposa Carla Bruni, dos de sus cuatro hijos (Jean y Pierre) y su hermano François para seguir la audiencia, que también contó con una enorme expectación mediática y en la que los móviles fueron confiscados por las autoridades para evitar captación de imágenes o de sonido durante la vista. (Con información de EFE)