Sólo el 20 por ciento de los centros de salud en el país han sido rehabilitados para la operación y crecimiento del IMSS-Bienestar.
De acuerdo con datos de la institución, de los 11 mil 913, han sido restaurados 2 mil 437. Esto, de 2019 a 2024, con una inversión de 7 mil 714 millones de pesos.
El otro 80 por ciento mantiene rezagos en infraestructura, impedimento para la llegada de nuevo personal y la ampliación de servicios.
Las principales carencias son consultorios insuficientes, falta de agua y averías en instalaciones eléctricas e hidráulicas, pisos, plafones, puertas, baños, impermeabilizante, áreas de farmacia y cortinas.
Esta realidad ha sido un obstáculo más para médicos, enfermeras, psicólogos, paramédicos y laboratoristas recién incorporados o basificados, quienes han absorbido la totalidad de las consultas y demás tareas ante el paro de actividades de los trabajadores sindicalizados, quienes además han acaparado espacios asignados a la atención de pacientes para sus reuniones o asambleas, según documentó Crónica en la primera parte de este trabajo.
“Somos los no sindicalizados los que estamos sacando la chamba, los médicos vemos más pacientes, los pasantes deben ayudar también. Los sindicalizados están encerrados en asamblea, quieren mantener todos sus privilegios. Ahora están parados, pero de por sí la diferencia en productividad es abismal: si analizas bitácoras de los últimos meses, ellos ven 2 o 3 pacientes al día, mientras nosotros de 15 a 20”, asegura Luis, doctor en el centro de salud “San Pablo Oztotepec”, en la delegación Milpa Alta.
Ahí, en San Pablo, uno de los pueblos de mayor marginación en la Ciudad de México, la comunidad debió organizarse para hacer frente a la deficiente infraestructura de su centro de salud: participó en el proceso de “presupuesto participativo” -recurso otorgado por el gobierno capitalino- y los recursos han sido utilizados para construir dos consultorios y reparar otros tantos, lo cual ha permitido cubrir más turnos, incluido el especial de días festivos y fines de semana.
VICIOS. Entre el nuevo personal predomina la animadversión hacia el sindicato y sus vicios añejos…
“Es clara la división de dos equipos: en un lado estamos los nuevos y quienes hasta hace unos meses trabajábamos por honorarios, éramos eventuales o teníamos un contrato precario; en otro, los sindicalizados, quienes se niegan a producir más”, señala una de las psicólogas del lugar.
-¿Cómo se beneficiaron ustedes por su incorporación al IMSS-Bienestar?
-Antes yo no tenía nada, sólo el sueldito de 8 mil 500 pesos al mes; a partir del mes de junio me dieron base, ahora gano 13 mil 800 pesos y ya tengo ISSSTE, vacaciones y demás prestaciones. Y así todos los compañeros que estábamos en la misma situación, desaparecieron los contratos precarios.
-¿Consideras justa la parálisis de los sindicalizados?
-No, porque ellos defienden privilegios: días económicos, permisos especiales, pases de salida, medios turnos y, sobre todo, la corrupción y herencia de plazas, para cederlas a familiares o amigos. Desde el viernes se iban de pachanga: ibas al mediodía y ya no había nadie para atender. Eso no es tener compromiso con la salud. Los sindicatos están para proteger a los malos trabajadores. ¿Por qué no protestan trabajando más?
CORRUPTELAS. María, una administrativa, relata su experiencia en la cesión irregular de plazas: “Había hecho méritos para ingresar al archivo, llevaba años picando piedra y preparándome. Cuando se liberó la vacante el sindicato decidió dársela a un señor ya grande, que no estaba en la institución y se dedicaba a cuidar coches en un deportivo. Investigué y descubrí que era esposo de una de las líderes sindicales. El pobre señor no sabe ni prender la computadora, pero está ahí por corruptelas. Los pacientes han denunciado la pérdida de expedientes clínicos”.
Las mismas anomalías se han repetido en otro centro de salud de la alcaldía, el de “Villa Milpa Alta”, también visitado por Crónica.
“Un psicólogo renunció y la base quedó libre. Por antigüedad y productividad, me correspondía, pero el sindicato se coludió con la autoridad y se la otorgaron a una psicóloga que acababa de llegar a la unidad. Luego me enteré que era hija de la administradora de la jurisdicción de Tláhuac. Averigüé sobre su formación y sucede que venía de una universidad patito, y su título era hechizo, eso comenzó a derivar en múltiples quejas de los pacientes”, relata un psicólogo del centro.
“Con el sindicato, siempre ha reinado la corrupción. ¿Cómo no va a ser así si el titular de la jurisdicción (Ricardo Fascinetto Constantini) tiene más de 16 años en el cargo? Te vas enterando que el director del centro de salud de San Pedro tiene a su hijo en el centro de San Salvador, y que la nuera del director de San Salvador tiene plaza en San Pedro, y así, entre familiares de directivos se van repartiendo el pastel”.
-¿Es total la ruptura con el sindicato?
-Total. Los líderes sindicales han comenzado a acercarse a nosotros, cuando antes fuimos ignorados. Como no cotizábamos, no les éramos útiles. Pasé por todos los tipos de contrato, me llegaron a faltar pagos hasta por seis meses y nadie me ayudó. Ahora sí voltean a nosotros y quieren apoyo. Los sindicatos son un cáncer coludido con la autoridad, se guían por el signo de pesos y las relaciones de poder.
-¿Para qué se han acercado a ustedes?
-Para afiliarnos a un nuevo sindicato que están tratando de conformar, ya dentro de la figura del IMSS-Bienestar. Pero la mayoría estamos decididos a darles la espalda. Estaban acostumbrados a ´sólo nosotros tenemos derecho´. Eso se acabó.
PIEDRAS. En el centro de salud de San Francisco Tlatenco, en Tláhuac, se repiten las mismas desviaciones y riñas.
“El sindicato actual es y será la principal piedra en el zapato del IMSS-Bienestar. Si desaparece, todo fluiría mejor. La gran mayoría de los 60 mil trabajadores que hemos sido basificados en los meses recientes apoyaríamos la desaparición sindical”, dice Víctor, uno de los médicos de la unidad.
-¿Cuáles son los retos?
-Unificar a todos los trabajadores en una misma línea laboral; se han comenzado a implementar programas y el personal sindical es el primero que dice: ´yo porqué´. Son recursos congelados. Todos debemos adaptarnos a los nuevos lineamientos. Hay que borrar la brecha de: ´yo soy trabajador de primera y tú de segunda´. Y jubilar a quien ya no aporte. ¿Por qué el miedo o la conveniencia de la autoridad a enfrentar a los sindicatos corruptos?
EQUIPO CHATARRA. De los 2 mil 437 centros de salud rehabilitados en los últimos seis años, el 80 por ciento (mil 938) eran de un solo consultorio.
El programa de renovación de equipo -en el mismo lapso de 2019 a 2014- también ha sido insuficiente y tardío: sólo se ha completado el instrumental en 5 mil 306 centros de salud, es decir, en el 44.5 por ciento del total, conforme a datos de la institución. El plan incluyó la compra de unidades dentales, desfibriladores, esterilizadores, refrigeradores para vacunas, lámparas obstétricas, mesas de exploración y universales, básculas electrónicas y estetoscopios.
Dice el doctor Mario García, incorporado a los Servicios de Salud en la delegación Coyoacán: “Otro de los retos es adecuar las instalaciones y equipos. Hay centros de salud viejos y rebasados, que tienen 30 o 40 años y fueron planeados para pequeñas comunidades que ahora ya crecieron, y que además tienen equipos inservibles. Eran para dos o tres médicos, y ahora se necesitan ocho o diez, ¿dónde los vas a meter y con qué equipo van a trabajar? Ahí está una roca más por sortear.
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LOS DATOS
Total de consultorios en los centros de salud del país: 33 mil 960
Total de trabajadores administrativos y operativos en IMSS-Bienestar: 132 mil
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Centros de salud restaurados de 2019 a la fecha
*mil 938 de un consultorio
*216 de dos consultorios
*222 de tres a cinco consultorios
*30 centros de seis a 10 consultorios
*31 con servicios ampliados
Fuente: IMSS-Bienestar