
Los aranceles del 25 por ciento impuestos por el presidente de EU, Donald Trump, a los vehículos importados, que entraron en vigor la semana pasada, ya están provocando temblores en la industria automotriz, impulsando a las empresas a dejar de enviar automóviles a Estados Unidos, a la paralización de la producción en Canadá y México, así como despidos de trabajadores en Michigan y otros estados, informó este martes The New York Times en un primer balance sobre el impacto de la guerra comercial emprendida por el mandatario proteccionista.
Jaguar Land Rover, con sede en el Reino Unido, anunció el cese temporal de la exportación de sus autos de lujo a Estados Unidos. Audi, la división de lujo de Volkswagen, también detuvo las exportaciones de automóviles a Estados Unidos desde Europa y les dijo a los concesionarios que vendieran lo que aún tenían en sus lotes.
Por su parte, la multinacional Stellantis suspendió la actividad de las fábricas de vehículos Chrysler y Jeep en Canadá y México, y despidió a 900 trabajadores estadounidenses que abastecen a dichas fábricas con motores y otras piezas.
20 mil dólares de sobrecosto
La aplicación del nuevo arancel a los automóviles importados podría incrementar su costo para los consumidores en miles de dólares, lo que reduciría drásticamente la demanda de estos vehículos. Para algunos modelos de Jaguar, Land Rover o Audi, los aranceles podrían superar los 20,000 dólares por vehículo.
Si otras compañías dejan de vender ciertos modelos a los estadounidenses, los consumidores tendrán menos vehículos para elegir y los fabricantes de automóviles restantes tendrán más margen para aumentar los precios, alerta el diario.
Hasta el momento, los aranceles no han provocado aumentos generalizados de los precios de los vehículos nuevos. Hyundai Motor anunció la semana pasada que no aumentaría el precio de los vehículos Hyundai y Genesis hasta el 2 de junio.
Sin embargo, los concesionarios pueden subir los precios incluso si un fabricante se compromete a no hacerlo. Esto ocurrió con frecuencia durante la pandemia, cuando la oferta de vehículos nuevos se vio limitada por la escasez de chips informáticos y otras piezas.
Los concesionarios y fabricantes de automóviles han reportado un buen ritmo de ventas en los últimos días, ya que la gente se apresuró a comprar vehículos antes de que entraran en vigor los aranceles. El tiempo promedio que un vehículo permanece en el concesionario se redujo de 77 días a finales de enero a menos de 50 días a principios de abril, según CarGurus.
Situación inédita
El impacto a largo plazo de los aranceles del 25% no está claro. Muchos fabricantes de automóviles aún intentan encontrar la manera de evitar que un aumento de precios tan drástico que los consumidores ya no puedan permitirse comprar coches nuevos. Los inversores se muestran pesimistas. Las acciones de Ford Motor, GM y Tesla han caído en las últimas jornadas bursátiles.
“Todos en la cadena de suministro automotriz están concentrados en lo que pueden hacer para minimizar el impacto de los aranceles en sus propios balances y precios”, dijo Kevin Roberts, director de inteligencia económica y de mercado en CarGurus, un sitio de compras en línea.
Pero los fabricantes de automóviles nunca antes habían tenido que lidiar con la imposición de aranceles tan elevados con tan poca antelación.
Los analistas afirman que algo está claro: los aranceles no incitarán a las empresas a abrir nuevas fábricas ni a reabrir plantas cerradas de inmediato. Las empresas no darán ese costoso paso hasta que estén seguras de que los aranceles son permanentes y de que invertir cientos de millones, o incluso miles de millones, de dólares en nueva capacidad de producción dará sus frutos.
Además, otro shock arancelario llegará el 3 de mayo, cuando la administración Trump aplique aranceles a las autopartes. Esto significa que incluso los autos fabricados en Estados Unidos se verán afectados, ya que prácticamente todos los vehículos contienen componentes importados. Las reparaciones también serán más caras.