
A poco más de 100 días de la llegada al poder de Donald Trump al poder, la presencia de migrantes que llegan al país desde la frontera sur de México se ha desplomado hasta un 90%, debido a la cacería emprendida por el presidente de Estados Unidos y a su chantaje arancelario a México, que ha forzado al gobierno de Claudia Sheinbaum a endurecer las leyes de asilo y el paso de caravanas hacia el norte.
“Ahora ha bajado mucho, creo que un 80 o 90% de población migratoria desde la llegada del presidente de Estados Unidos”, dijo a EFE Herbert Bermúdez, administrador del albergue ‘Jesús el Buen Pastor’, uno de los más grandes y antiguos de Tapachula.
Este albergue, en el que anteriormente había hasta 1,500 personas, actualmente, contó Bermúdez, está recibiendo en promedio ocho personas al día en su mayoría familias con niños.
Apuntó que el flujo de migrantes descendió de manera “drástica” debido a las deportaciones masivas y la suspensión de CBP ONE, la aplicación celular creada por la anterior Administración Biden que permitía pedir cita para entrar de manera legal por la frontera.
Bermúdez señaló también que actualmente las autoridades migratorias mexicanas ya no les permiten avanzar a las personas que hacen trámites ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) con el objetivo de quedarse en México.
Al respecto, el abogado y defensor de los derechos humanos, Luis García Villagrán, culpó a las autoridades mexicanas de ceder a las intimidaciones del mandatario republicano.
“La presión que ejerce Trump a México, arrastra al país a una política idéntica a la de él: racista, elitista y clasista. Lo que pasa en el norte tiene todo que ver con lo que sucede en la frontera sur (de México)”, refiere Villagrán sobre el acceso parcial al derecho de protección internacional.
“Empezaron a irse de forma voluntaria”
Desde hace 15 días, aproximadamente Cinthia Paola, migrante de Honduras, ha visto poca presencia de migrantes en este albergue ya que muchos se han arriesgado a moverse hacia el centro de México y otros han retornado a sus países de origen.
“Desde hace dos semanas, se empezaron a ir las personas de manera voluntaria. Claro, todos se van a sus países, los que pueden suben (rumbo a Estados Unidos). Pero, por lo mismo que Trump cerró la frontera, la mayor parte se regresan por miedo y por sus papeles que no pueden subir a la aplicación y ahora con los peligros que uno desconoce”, explicó.
Sin entrar en el debate sobre el frenazo a las caravanas por el cierre del paso, la directora de Relaciones Internacionales y Desarrollo Transfronterizo municipal, Denisse Lugardo Escobar, declaró que los albergues están a menos de un 20% de su capacidad por lo que invitó quienes están en Tapachula y no tienen un lugar donde dormir o vivir a que se acerquen a refugios como la Perla, Hospitalidad y Solidaridad y Jesús el Buen Pastor para su estancia.
Julio César, migrante de El Salvador, quien llegó hace siete meses a Tapachula, pero dijo que desde que Donald Trump retiró las citas de CBP ONE muchas personas decidieron irse a sus países, lo que ha provocado que estos lugares luzcan casi vacíos.
“En el caso mío, por las políticas de mi país, no puedo regresarme, aunque yo quisiera”, señaló el hombre y contó que nunca había sido migrante, pero tuvo un problema en El Salvador, que lo hizo venirse a México.
“Llegué afuera de la puerta y me recibieron para que entrara a este albergue. Sentí miedo de quedarme en la calle, eso es lo que significa para mí este albergue, que se convirtió en un nuevo estilo de vida y refugio”, señaló.
Albergues semi vacíos en la frontera norte
A falta de datos oficiales, la situación en la frontera norte de México es similar a la del sur, algunos albergues en Ciudad Juárez reportan que están operando apenas al 10 o el 5% de su capacidad.
En Tijuana se estima una ocupación de entre 30 y 50% y en Matamoros y Reynosa entre 20 y 30%.
La situación en las fronteras norte y sur de México refleja la cacería migratoria emprendida por Trump al poder. De acuerdo con información del diario The Washington Post, tendría como objetivo la deportación de al menos 1 millón de personas este año, más del doble que el número récord de 400,000 deportaciones efectuadas en 2011 por el Gobierno del entonces presidente Barack Obama (2009-2017) (con información de EFE).