
Mientras la temperatura media global aumenta a un ritmo de 2°C por siglo, en México el incremento asciende a 3.2 grados, alertó Francisco Estrada Porrúa, titular del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM.
El experto explicó que desde 2023 el planeta ha rebasado el umbral de 1.5 grados, considerado crítico en los Acuerdos de París, y que México ya acumula un aumento de 1.8 grados desde la era preindustrial.
El escenario fue planteado durante las mesas de trabajo “Cambio Climático en México: Tendencias, Riesgos y Políticas”, como parte de la preparación para la Cumbre de Rectoras y Rectores de Universidades Mexicanas por la Acción Climática 2025.
Estrada advirtió que el reciente comportamiento de la temperatura sugiere una posible aceleración del calentamiento global o una subestimación de los límites de equilibrio térmico del planeta.
Impactos visibles
En su participación, Eduardo Vega López, titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, subrayó que la próxima Cumbre representa una oportunidad histórica para que 25 universidades mexicanas, públicas y privadas, impulsen la construcción de una ciudadanía ambiental informada y comprometida. “No basta con preparar profesionales; se requiere una sociedad con conductas transformadoras”, enfatizó.
Estrada ejemplificó los impactos del calentamiento con el caso de la caficultura en Veracruz: en 2006 se estimaba que el cambio climático reduciría en 24 % la producción para 2020; sin embargo, el efecto real ha sido del 48 %. “Subestimamos las consecuencias”, admitió.
Enrique Provencio Durazo, titular del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, pidió elevar la acción climática a la más alta jerarquía de la política pública. Durante su conferencia “Acciones y políticas urgentes ante las realidades del cambio climático”, recalcó que la mitigación no debe tratarse solo como un asunto de justicia ambiental, sino como parte de una visión de progreso económico y social.
Provencio instó a alinear el gasto e inversión pública con los compromisos del Acuerdo de París y adoptar políticas como la deforestación cero. Aseguró que, si bien la acción climática implica costos, también puede generar beneficios a largo plazo. “Es urgente reconstruir instituciones y dotarlas de capacidades para operar eficazmente en todos los niveles”, sostuvo.
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— UNAM (@UNAM_MX) May 12, 2025
Vulnerabilidad social y justicia climática
Por su parte, Naxhelli Ruiz Rivera, titular del Seminario Universitario de Riesgos Socioambientales del Instituto de Geografía, llamó a vincular las amenazas climáticas con los derechos sociales. En su ponencia sobre “Riesgos sociales asociados a desastres climáticos en México”, señaló que los grupos más afectados son los que ya enfrentan vulnerabilidades estructurales: mujeres cuidadoras, niñez, personas con discapacidad y adultos mayores.
Ruiz detalló que más de 35 millones de viviendas en México presentan carencias graves; el 44 % tiene problemas de humedad o filtraciones, y una cuarta parte supera los 30 años de antigüedad. El caso del huracán Otis, que afectó a casi 300 mil niños y adolescentes, mostró que los impactos del cambio climático no solo son materiales, sino también sociales, al propiciar deserciones escolares, enfermedades, abuso y malnutrición.
“Es indispensable mirar no solo los activos dañados, sino las oportunidades de desarrollo truncadas”, concluyó la especialista.
La UNAM, mediante este tipo de foros, busca no solo aportar evidencia científica, sino también incidir en la agenda pública para afrontar una crisis climática que ya impacta de manera profunda al país y cuya respuesta, según los especialistas, no puede seguir postergándose.