
“Agradezco mucho, mucha gente la conoció y mucha gente sabe lo que era mi hija: una guerrera, un soldado, siempre luchando por sus objetivos”, señaló María del Rocío Hernández Ayala, madre de la cadete de la Marina, América Yamileth Sánchez Hernández, fallecida el pasado sábado en el accidente del Buque Escuela “Cuauhtémoc” que se impactó contra el puente de Brooklyn en Nueva York.
Desde que se conoció que la joven América era una de los dos fallecidos en el accidente marítimo, su casa se llenó de flores y fotografías para rendirle tributo. Los familiares y amigos de la joven originaria de Xalapa, en Veracruz y quien estudiaba la carrera del cuerpo general de ingeniería, la recuerdan como una persona dedicada a sus estudios y que daba todo para alcanzar sus metas
Este lunes se espera llegue el cuerpo de la cadete a su natal Xalapa, donde en su casa ya destaca un altar en su honor y donde se exhiben con orgullo las docenas de medallas obtenidas en su corta carrera deportiva en natación y atletismo.
En medio de docenas de flores multicolores, la madre de América recuerda cuando su hija “quedó muy emocionada”, hace tres años, tras haber logrado su ingreso a la Heroica Escuela Naval Militar. “Su misión era ser ingeniera naval (…) Quiso realizar allá (sus estudios) y cuando ella quedó, no ocultó la emoción de estar allá y se fue y lo estaba logrando”, rememora con tristeza, al recordar los tres años que llevaba de estudios y el año que le quedaba por concluirlos.
Yamilet Sánchez efectuaba sus prácticas de servicio y para ello se había embarcado en el Buque Escuela “Cuauhtémoc” de la Secretaría de Marina-Armada de México donde los cadetes participan en un crucero de instrucción. “Iba a andar en diversos puertos de Europa pero desgraciadamente ya no cumplió sus objetivos.
Era una excelente niña, una estudiante dedicada, no tenía vicios, era muy humilde, de corazón abierto”, explicó María del Rocío.
El pasado sábado, horas antes del accidente, María tuvo una videoconferencia con su hija América, quien emocionada le contó sus paseos por la ciudad de Nueva York y su felicidad porque su próximo puerto sería en Islandia.
“Estaba emocionada, contenta, muchas cosas dentro del buque y que cuando salen de franco conoció varias partes de Nueva York”, explica y recuerda con nostalgia que su hija regresaría a mediados de noviembre.