
La organización no gubernamental Reinserta celebró la resolución unánime de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en el caso de la cantante Sasha Sokol, al declarar que la acción civil en casos de abuso sexual infantil es imprescriptible.
Se enfatizó que tal decisión marca un precedente jurídico de gran trascendencia, reconociendo que la justicia no puede limitarse a los tiempos que impone la ley, sino que debe adaptarse a la realidad de quienes han vivido la violencia.
Pese a este importante avance, se subrayó que todavía quedan grandes retos en materia penal, por lo que, el exhorto es a que las autoridades a implementar estrategias que dignifiquen el proceso como es el caso de la entrevista unificada, diseñado para garantizar que las infancias víctimas de violencia puedan contar en condiciones de seguridad emocional, sin ser revictimizadas.
Este enfoque —basado en una comprensión profunda del trauma infantil— busca que su historia sea contada una sola vez, en condiciones de seguridad emocional y con pleno respeto a su dignidad y su verdad.
Este fallo de la SCJN refuerza la urgencia de transformar las prácticas judiciales en México: necesitamos ministerios públicos, jueces y defensorías con formación en trauma infantil, con sensibilidad y disposición para poner a la infancia en el centro del proceso, no al margen del expediente.

Con la decisión de las y los magistrados, México vive un momento clave en el ámbito legal para las víctimas de violencia sexual infantil en el país, al reconocer que las secuelas del abuso no desaparecen con el tiempo y que la búsqueda de verdad, justicia y reparación no debe estar sujeta a plazos que desconozcan el trauma y el miedo que cargan las víctimas.
Asimismo, se enfatizó el hecho de que la Corte reconoció que hay profundas barreras que dificulta a las víctimas poder denunciar, en función del tiempo que necesita cada persona para comprender lo que vivió, la complejidad de identificar y asimilar el daño psicológico, así como el temor, la culpa y el dolor que viven y que les impide hablar.
Reinserta enfatizó que, al brindar acompañamiento a infantes y adolescentes sobrevivientes de violencias graves, ha atestiguado que ellas y ellos no denuncian cuando la ley se les exige, sino cuando están listos, seguros y acompañados.
De ahí, que, pretender que la justicia infantil siga los tiempos de los adultos es negar la experiencia del trauma, y ante ello, el fallo del máximo tribunal del país no solo es un triunfo legal, sino que es una reivindicación de las voces silenciadas por años.
Reinserta refrendó su compromiso por seguir trabajando para que cada niña, niño y adolescente víctima de violencia encuentre en el sistema de justicia un espacio de verdad, protección y reparación, porque el tiempo de la infancia no se mide en relojes legales, sino en procesos de confianza, contención y cuidado, y en consecuencia que ellas y ellos puedan hablar cuando estén listos, lo cual, también es una forma de sanar.