
La Iglesia católica en México expresó su inquietud por la disminución sostenida de la natalidad, fenómeno que se extiende en toda América Latina y que ya genera efectos visibles en el país. A través de un llamado público, pidió atender con urgencia esta tendencia, que pone en riesgo el relevo generacional y debilita el papel de la familia como base de la sociedad.
La preocupación surge tras la publicación del informe “Cambios en las estructuras demográficas”, realizado por la Red de Institutos Universitarios Latinoamericanos de Familia (REDIFAM). El estudio, presentado en universidades y foros académicos en los últimos días, advierte que México ya registra una fecundidad inferior a los niveles necesarios para mantener estable su población, una señal de alerta que exige acciones integrales desde el Estado y la sociedad.
Según el documento, solo Paraguay y Bolivia mantienen una tasa de fecundidad superior al umbral de reemplazo generacional, mientras que países como Chile, Argentina y Colombia se sitúan muy por debajo. México ha cruzado también esa línea, con una caída gradual en los nacimientos, especialmente desde la pandemia, y una proyección que anticipa un envejecimiento acelerado de la población en las próximas décadas.
“El futuro de una nación no puede sostenerse si no nacen suficientes niños”, señalaron desde la pastoral familiar, y añadieron que el descenso en la natalidad no es solo un fenómeno estadístico, sino un reflejo de crisis más profundas, como la precariedad económica, la falta de apoyos a la maternidad y la erosión de los vínculos familiares.
En este contexto, la Iglesia retomó las palabras del Papa Francisco, quien en su exhortación Amoris Laetitia afirmó que “el bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo”. La caída de la natalidad, afirman, debe mirarse como una señal de debilitamiento de los proyectos de vida a largo plazo, y una alerta sobre el aislamiento creciente de las personas.
El estudio de REDIFAM también señala que la proporción de hogares con hijos ha disminuido, mientras aumentan los hogares unipersonales y las uniones sin vínculo matrimonial formal. Estos cambios impactan la estabilidad de los lazos familiares y reflejan una transformación cultural que requiere acompañamiento institucional.
Desde la Iglesia, se llamó a establecer políticas públicas que valoren la vida y promuevan la natalidad sin imposiciones, mediante apoyos reales a madres y padres, conciliación laboral, acceso a servicios de salud y vivienda digna. “Sin familias fuertes, no hay sociedad que pueda sostenerse a largo plazo”, advirtieron.
El informe también plantea que, de no revertirse esta tendencia, México enfrentará presiones crecientes en sus sistemas de salud, pensiones y cuidados, ya que la población mayor de 65 años crecerá rápidamente, mientras la base juvenil se reduce.
“La transición demográfica no debe ser vista con indiferencia. Es un llamado urgente a recuperar el valor de la familia, a crear condiciones para que los jóvenes puedan formar hogares y tener hijos sin miedo al futuro”, concluye el llamado pastoral.