CDMX — En una ofrenda para conmemorar a los muertos de la Guardia Nacional, la imagen fresca de Stephany Carmona Rojas fue colocada por sus compañeros para que no se olvide que ella está ausente por el horror de la violencia feminicida a sus 20 años, estrangulada dentro del 51 Batallón de Acapulco, Guerrero, y cuyo cuerpo también recibió dos tiros en la frente, uno a la altura de la ceja izquierda, además de que uno de sus glúteos presentaba quemaduras con ampollas.
Su imagen fresca recuerda que en torno a su muerte hay incógnitas que le producen a algunos de sus compañeras y compañeros, pero sobre todo a su madre, María Fernanda Rojas, que el “corazón le duela”, así lo comparte.
Stephany Carmona se niega a irse para siempre, quiere justicia. El cuerpo de una mujer habla. Su necropsia reveló mucho dolor, incluso se manifiesta como la denunciante de su muerte, que no fue privada de la vida ni en la fecha ni en la forma en que le han contado a su mamá.
María Fernanda Rojas fue avisada al mediodía del pasado 15 de octubre que tenía que viajar del pobre y serrano municipio de Ajalpan, Puebla, hacia el puerto de Acapulco, porque su hija acaba de ingresar a cirugía, y su estado de salud era reservado. La joven ya tenía horas de haber perdido la vida.
Una vez ante el cuerpo embolsado, con todos los orificios taponeados, a la madre de Stephany le dijeron que durante una práctica de entrenamiento la soldado recibió disparos, pero no fue uno, sino dos.
Desde ese embustero y artero informe oficial de autoridades militares, víctima y madre no se cansan de decir que aunque su muerte fue ejecutada presuntamente por el sargento segundo Yahir Manuel Ramírez de la Cruz, quien se fugo del 51 Batallón con todo y una arma, fue detenido algunos días después y puesto a disposición de juzgadores verde-olivo, donde el feminicidio no existe en “su ley”.
Y aunque también este crimen ya es del conocimiento de las autoridades ministeriales civiles, el juez de Control en Acapulco, Guerrero, ha dilatado la celebración de la primera audiencia por el delito de feminicidio del que es señalado Ramírez de la Cruz, que fue capturado tras una supuesta orden, de la que no existió registro oficial, por homicidio.
En instalaciones militares Yahir Manuel es procesado por desobediencia y deserción, pero no por homicidio, lo cual fue el motivo de su búsqueda.
Stephany Carmona fue víctima de acoso sexual por este sargento, y pese a que se quejó de su compañero, el silencio fue lo efectivo.