
Inmediatamente después del asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, ha emergido un movimiento autoproclamado “Generación Z México”, emanado del foro en línea Discord a inicios de octubre, en clara alusión a los colectivos que han protagonizado fuertes protestas en Indonesia, Tailandia, Bangladés, Nepal, Francia y Perú. Este movimiento enarbola la bandera Jolly Roger, emblema de la manga One Piece que simboliza la lucha contra de un gobierno corrupto. Los ideales libertarios se complementan con el rechazo a la desigualdad social, la discriminación y la marginalidad. Su medio natural son las redes sociales, donde arengan a la protesta con miras a rechazar la inseguridad o -con mano negra de por medio- la revocación de mandato de la presidenta Claudia Shienbaum Pardo.

Al amparo de un manifiesto en el que presenta al colectivo como un movimiento “cívico, realista y apartidista que nació del hartazgo colectivo de la juventud mexicana”, sector demográfico sin posibilidades ni expectativas de acceder a vivienda asequible ni pensiones y aparentemente condenado a desarrollarse bajo un clima de incertidumbre, inseguridad y corrupción política, el único rostro visible del movimiento en México es Javier Iván Rejón, presumiblemente radicado en Puebla, quien se ha esmerado en aclarar que su proyecto no pretende “tomar el poder” sino abrir caminos para que las “personas verdaderamente preparadas, éticas y sin vínculos partidistas lleguen a él” exponiendo con firmeza los actos de corrupción, estableciendo alianzas tácticas “que transformen el hartazgo social en acción colectiva”, y haciendo un uso “estratégico” de herramientas digitales.
De acuerdo con los axiomas fundacionales de Generación Z México, el fin último del movimiento estriba en impedir que ninguna persona afiliada o exafiliada “a los partidos actuales” pueda postularse, lo que en esta lógica evitaría el regreso de los “mismos actores corruptos que han frenado el progreso del país durante décadas”. La prosa aspira a consolidar a dicho estrato generacional como una fuerza civil “líder, organizada y unificada” capaz de restituir el poder en la comunidad.

Hay abundantes contradicciones y falencias semánticas de este discurso que podrían disculparse en tanto se trata de un producto a todas luces posmoderno y que, en razón de ello, amalgama y pretende hermanar elementos anarquistas, autogestivos y libertarios. Y sí, aunque en el texto se niegue, hay contenidos partidistas, pues si bien se asume vigilante de los procesos democráticos, transparentes y limpios, Generación Z México también se dice abierta a crear alianzas que coadyuven a movilizar a sus adeptos y cimentar el colectivo en “organismos internos y externos independientes al gobierno”, es decir, a hacer política. Ni muy independientes, ni muy alineados.
Esa ambigüedad en la narrativa constitutiva del movimiento centennial es explotada por la oposición mexicana luego el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo. Tras registrarse la ejecución del edil, la noche del 1 de noviembre, las redes sociales de Generación Z México, así como su servidor infomático en Discord, administrado directamente por Rejón, efervescieron en mensajes e imágenes que no solo condenaban el ataque, sino que culpaban directamente al gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla; al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch; y, con particular saña, a la titular del Ejecutivo federal, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, de quien exigieron su renuncia. Este ímpetu transmutó rápidamente en gráficos producidos por Inteligencia Artificial, devenidos de las cuentas del colectivo, en los que se podía observar a algunos de los símbolos del Gobierno de México, como Palacio Nacional, ardiendo en llamas, así como una guillotina instalada en la plaza de la Constitución, en clara apología de la violencia.
HARTAZGO Y TRAGEDIA
A los primeros posteos siguieron memes y más montajes de la imaginería IA a través de los cuales Generación Z México utilizó como estandartes las figuras de Bernardo Bravo, líder limonero y citrícola ultimado en Apatzingán, y Homero Gómez González, agrónomo y activista ambiental asesinado en Ocampo, Michoacán, para alentar las protestas en Michoacán y, más tarde, celebrar el allanamiento e intento de toma del Palacio de Gobierno en Morelia, acaecido un día después de fallecido Manzo. A medida que las imágenes y la prosa incendiaria del grupo centennial se esparcía en redes, se leían mensajes del tipo “Va a caer, el gobierno va a caer” o “Esto apenas empezó”. A la par, la red social X, la más tendiente a la politización, vio cómo miembros de un segmento juvenil y hasta cierto punto marginal del Partido Acción Nacional (como Miguel De Samaniego, @MDeSamaniego, quien se dice “Coordinador del Estado de México” en PANistas x México; así como Emilio Vallejo Rangel-Larios, @EmilioVallejoRL, quien se presume igualmente miembro de Acción Nacional), comenzaron a utilizar sus gráficos y la bandera Jolly Roger para acompañar mensajes con incitaciones a la violencia, llamados a la deposición de Claudia Sheinbaum Pardo y, finalmente, para convocar a una marcha, a nombre de la Generación Z, fechada para el día 15 de noviembre; “Vamos por Palacio Nacional. Vamos por ti, Claudia”, escribió Emilio Vallejo; “Ya estamos hasta la madre”, agregó Samaniego.

Consecutivamente, actores emblemáticos de lo que queda de la oposición mexicana y, a la sazón en franca confrontación con el gobierno actual, como Ricardo Salinas Pliego, dieron vuelo a las publicaciones del colectivo Z; el empresario incluso aseveró que “a Carlos (Manzo) lo mató el Estado”, al tiempo, la dirigencia nacional del PRI, en voz de Alejandro Alito Moreno culpó al “narcogobierno de Morena” de la muerte del edil de Uruapan y recriminó al gobierno federal por sus negativas a permitir una mayor intervención por parte de los Estados Unidos en materia de seguridad. En adición, Federico Döring, diputado panista, culpó directamente a la presidenta y se dijo seguro de que su administración abandonó a Carlos Manzo para sostener la “alianza intolerable” del “Cártel de Morena” con el crimen organizado.

La controversia desatada por esta participación de políticos opositores obligó a Iván Rejón a emitir mensajes, vía Instagram, en los que aseguró que la organización de la que es representante no convocó ni participará de la movilización a la que “un grupo que no nos representa” llamó para el 15 de noviembre. Rejón reconoció que el movimiento Generación Z México está en peligro de ser cooptado por entidades externas y reiteró que ni él ni otros miembros del colectivo participarán de la protesta, pues la suya se trata de una iniciativa “apartidista”.

No obstante, en Discord, la conversación entre los miembros sí ostenta como “Marcha relevante” la del 15 de noviembre; aunque se menciona que no es una movilización legítima, acepta y permite que miembros de tal foro planeen participar, una clara afrenta a los postulados de la organización, pues la concurrencia al evento de masas sugiere vínculos partidistas.
MALESTAR EN DISPUTA
Este 4 de noviembre, finalmente, Generación Z México convocó a una movilización para el 8 de noviembre, luego de que su conducción o falta de ésta se encuentre en juego tras la intromisión de un insípido bloque opositor que pretende utilizar a los centennials, e inconformes en general, como proxys contra la 4T.
En medio de toda esta entropía, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo cuestionó la autenticidad de las movilizaciones que buscan aglutinar el desencanto, la inconformidad y a la oposición bajo estandarte de la Generación Z. La mandataria federal advirtió que toda convocatoria en este sentido enmascara un “uso político” que, además, no reparó en la bajeza que representa capitalizar el asesinato Carlos Manzo y el complicado panorama de inseguridad y vulnerabilidad devenido de las más recientes emergencias y estragos de los fenómenos meteorológicos de principios de octubre. Para la presidenta, estos llamados sólo tratan de aprovechar desgracias para atizar la crítica y otras narrativas contrarias a su gobierno.

Sheinbaum señaló que ya solicitó una investigación de las cuentas de redes sociales que han difundido las convocatorias y adelantó que, en los próximos días se presentará un informe al respecto; subrayó que tras la promoción digital de este tipo de contenido y de la marcha existe “mucho dinero involucrado” cuyo origen apuntaría los “sectores de derecha” vinculados con el “conservadurismo más excesivo”, incluidos el PAN y el PRI, pues ello posibilita a estos partidos seguir impulsando sus agendas y obtener un ansiado reposicionamiento.
SIN TIMONEL, RUMBO INCIERTO
Sin rostros visibles o de mayor calado, y con la porosidad como característica más notoria, dado que el frente de batalla son las redes sociales, donde prima el anonimato y las identidades espurias, el movimiento de la Generación Z en México presumiblemente continua como una incógnita para el futuro inmediato, con movilizaciones convocadas para los dos fines de semana próximos.